fluían los setenta
apenas olíamos cannabis
cada pulsación enhebraba mística
Santana era el Jimi Hendrik latino
época de guerrilla, de pañuelito hindú
embebido en patchouly
de romances turbios en un hueco del Torreón,
tanto recuerdo ilícito asoma
psicodelia de exclusión
¿cuánto mutó desde entonces?
Cristos reclutando kamikazes en el supermercado
Budas que no prosperan por encarnar en Biafra
otro gurú desocupado en un Casino de Las vegas
multitudes sólo numerales
bajo la lupa del tragaexistencias
necesito un suero para mi neurosis criminal
más caricias al oído de una doncella
sin dioses con luz enferma
ni mesías del photoshop,
todo chorrea hacia la cloaca existencial
fluídos de una vibración inequívoca
olvidar es llegar al cielo
sin identidad, sin código
solo respirar y diluirse en una amnesia inofensiva.
.
Victor Clementi
martes, 16 de diciembre de 2014
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