fue una macumba errante
quien me inició a tus ojos
en el ollejo de una noche
que bostezaba sexo
entré a un laberinto de luz indiferente
donde los espejos ardían espesura nívea
capullos de luz asfixiante
que no dejan abrir las costuras del universo
para huir de tanto resplandor esclavo
ciertas personas acampan en la mente
y de a poco se convierten en pensamiento.
Vittorio Marcelus
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