Es posible que ahora mismo suceda
un romance húmedo en un baño de estación,
sexo sucio, azulejos salpicados por ese charco
urgente que desovan los migrantes.
Algo que este universo ateo no predijo.
El gemido llegará hasta donde
los ojos pierdan horizonte,
luego una propina lavará el pecado
y no sabrán quienes fueron
hasta que otra ruptura en la muchedumbre
los descubra, oliendo su deseo
a solo un tren de esconderse para siempre.
Cleméntocles
miércoles, 18 de abril de 2012
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