a mis fieles excesos
desnudo en la taza de café
me creíste ido, a pesar que te advirtiera:
no me mueras mientras nado
tantos besos sucedidos, sucesivos
prescindibles ahora,
tantos mástiles de angurria
para idéntica suerte
suspendido a la altura de tus ojos
llegué a escalar partituras de lascivia
pude colonizar esas zonas salvajes
morder aristas suicidas
invadir esos párpados de vino
con mi lengua atea
sólo cuestión de acceder
a la superstición correcta
sex y veinte me urgenció tu cuerpo
que ya trajo impaciencia,
fueron efluvios perezosos en recorrerte
luego regresé a mi perímetro breve,
a la carne anterior al pecado
agua lenta
este pan ante tus ojos se amigaja.
Vicius Clem
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