La naturaleza necesita imperfección, caducidad, absorber cadáveres para recrear nuevas formas que descomponer.
La profundidad se nutre con escoria y restos de navío, el último vestigio de muertos insaciables.
La naturaleza exige que mis palabras se disgreguen.
Aquellos que nacieron antes de las formas vestirán el cielo.
Sufro los vampiros del éter urgando mis arterias
hasta desovar circuitos que acusen rebelión.
Sólo resta darle arte a mi muerte.
Marcel Clementí
martes, 22 de octubre de 2013
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