sábado, 20 de febrero de 2016

Pequeña burguesía iluminada

Muchos, demasiados intelectuales argentinos carecen de ética. Además de racionalizar bajo una perspectiva monocromática: la cosa es blanca o negra, la teoría de los dos demonios, la conspiración permanente, junto al totalitarismo mesiánico que los unge, terminan por conformar un combo totalitario, donde el fin siempre justifica los medios, desde el golpismo verborrágico hasta los piquetes destituyentes.
Claro, esta falsa izquierda paradójicamente utiliza metodología nazi: miente, miente que algo quedará. Así manipulan estadísticas y porcentajes de pobreza; así falsifican para robar mejor, y así vaciaron al país de contenido ético.
Y hablan, y siguen conferenciando arengas al terrorismo intelectual, panfletos discursivos para liberar criminales; voces, gritos de resentimiento muy poco austeros.
Esta es las pseudoizquierda kaótica, nacida de las fábulas epistolares que contaba un tío detenido, cuando de verdad era peligroso andar con pancartas con rostros desaparecidos y exigir el retorno a la democracia.
Los pibes se colgaron del discurso del tío, es la ficción revolucionaria nacida de los libros empolvados hace décadas. Si esa doctrina hubiera sido eficaz hoy no existiría miseria.
George Luckas (filósofo) predico en los 40 que el marxismo teórico acabaría en claustros universitarios, una especie de religión aristocrática, también adoptada por movimientos populistas. Y no la pifió; devienen sectarios, se creen iluminados, mesías sociales; pero son narcisistas caprichosos, burguesitos mal criados que se portan mal para dar la nota. Cortan las calles, ensucian frentes inocentes, impiden caminar a los obreros que dicen defender, socializan su propia mugre.Y exaltan así las contradicciones pequeñoburguesas.
Repito: no quiero observar al mundo desde una cueva, pretendo Cosmovisión, necesito una perspectiva creciente.
En conclusión: la inteligencia (y en menor medida el intelectualismo) no garantizan ética, ni solidaridad, ni bondad, ni justicia. Los depredadores siempre son más inteligente que sus presas. Recordemos la sociedad nazi, tal vez la más inteligente de su época considerando los avances en tecnología, ciencia, filosofía y música durante más de dos siglos. ¿Y en qué terminó esa fábrica de genios, tanta evolución?
En su prropia decadencia.

Licenciado Irineo Barbusa

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