miércoles, 16 de septiembre de 2009

Inflexión


Creo que en los últimos veinte años
he cambiado aspectos, a considerar:
arrugas y peores hábitos,
lo incestuoso del sí
y ese abusar de la melancolía,
un desacuerdo latente.

Explicar con un trazo alborotado
esta desmesura,
para beberle monotonía al silencio
y distraer la muerte ya pactada
con un rato de cosas sencillas.

Fueron parábolas de luz
en estos años que invitan a olvidar
el mito de la razón,
macabra inquisidora
que no aprecia el sonido de la vida.

Sospecho que lo perfecto
no necesita redención,
por eso expío mi barbarie
con un cansancio inexorable.

Soy una partitura de genes
perfectamente reemplazable,
y esa dosis de comprensión
derrota sin espinas inútiles.

Es el riesgo de apurar la última poesía.



Luz Tribal


Luz al final de la ciudad,
un túnel perfecto
para descansar del Hombre
y sus monjes de ozono.

En la jungla, la sirena de un patrullero
alerta a dos monos mascando haschís.
Lejos, unos tigres alardean rap.

El buho dispara en los ojales del sonido,
un paramédico reporta otra jirafa violada.
Ovejas que rezan para descarriarse.

Todos los mitos mueren
en la excursión por la noche,
no hay fe que resista
la vendetta de un malandra.

Vida al final de la ciudad,
viajo conmigo en un abrazo del tiempo
hacia esa luz prometida.

(del libro Apertura-Licor de Sueños)

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