Los encuentros de poesía y narrativa provocan un extraño estímulo entre quienes escuchan, los que además, son los mismos personajes que luego leerán. Tras algunas jornadas de alrededor de seis billones de palabras, caemos a un trance discepoleano (lo mismo Narosky que Rulfo)
Tal descenso a esa especie de limbo somnoliento nos hace aplaudir lo que sea, a esa altura se nos averió el evaluador de excelencia, dale que va Minguito; aunque debo confesar que en más de una ocasión aplaudí porque dejaban de leer.
Somos , nos convertimos en un grupo de autoayuda literaria: nos leemos entre nosotros, nos abrazamos; catarsis...catarsis...escribir es más barato que hacer terapia.
El termostato de la verguenza ya no funciona. Les ruego, me ruego: algo de pudor, para, en el mejor de los casos, quedar sobreseídos por atentar contra la poesía. Y para colmo de dramas, luego de los encuentros me sobreviene un efecto colateral : no escribo por tres meses.
Nota Accesoria
Durante las cenas y posterior a ellas, un compendio de frases son expulsadas temerariamente entre alcohol y marihuana para convencer al auditorio que el disertante ocasional, además de poeta lleva un científico oculto. Frases descosidas que sirven más para exacerbar el ego del oportunista que para aportar una mísera idea a la Memoria del Universo.
Cuidado: la estupidez causa metástasis.
Vicius Clem
domingo, 31 de julio de 2016
Perfume de ilusión
Qué hombre no ha soñado con adolescentes desnudas bajo un guardapolvo impecable
saltando sobre el colchón, quitándose las ligas púrpura, para luego caricias
besos que eroticen las seis estacas de los sentidos...
Qué hombre verdadero no ha soñado con lamerlas
una por una, milimétricamente en un ritual salvaje y etéreo a la vez...
Qué harán las manos de ese hombre sino escarbar
los pasadizos de cada doncella, y el viento no será secreto...
Qué hombre sensato no moriría después de una noche despiadada,
una noche que volatilice la sangre y el aliento...
Si ese hombre no ha nacido me declaro de otra especie.
Vicius Clem
saltando sobre el colchón, quitándose las ligas púrpura, para luego caricias
besos que eroticen las seis estacas de los sentidos...
Qué hombre verdadero no ha soñado con lamerlas
una por una, milimétricamente en un ritual salvaje y etéreo a la vez...
Qué harán las manos de ese hombre sino escarbar
los pasadizos de cada doncella, y el viento no será secreto...
Qué hombre sensato no moriría después de una noche despiadada,
una noche que volatilice la sangre y el aliento...
Si ese hombre no ha nacido me declaro de otra especie.
Vicius Clem
sábado, 30 de julio de 2016
Lejos de constelar mis emociones
Aún en la tempranósfera
segundeo la escarcha que desova rocío
luego enciendo esas gotas con luciérnagas dormidas.
El Cielo acurrucado en una parábola.
Deseo estrujar algunas nubes
para saciar aljibes,
ocultarme en las alforjas de la Noche
hasta el último vampiro.
Entonces advierto la respiración de lo oculto
que fluidece en las hélices del Tiempo
y así vagar como una luz que sondea espejos.
Vittorio Marcelus
segundeo la escarcha que desova rocío
luego enciendo esas gotas con luciérnagas dormidas.
El Cielo acurrucado en una parábola.
Deseo estrujar algunas nubes
para saciar aljibes,
ocultarme en las alforjas de la Noche
hasta el último vampiro.
Entonces advierto la respiración de lo oculto
que fluidece en las hélices del Tiempo
y así vagar como una luz que sondea espejos.
Vittorio Marcelus
jueves, 28 de julio de 2016
Plegaria a la Conciencia
No me dejes caer en el resentimiento
que vomita virus mutantes.
No permitas que juegue a la catarsis
que sólo transfiere inarmonía,
como el juego de la mancha.
No toleres que la arrogancia me persista,
emana la tentación por sentirme insignificante.
Acudo a la vibración hermética
para volatilizar esta secuencia de carne herida,
aléjate disfraz, caparazón de niebla...
por los siglos de mis dudas
amén.
Vittorio Marcelus
que vomita virus mutantes.
No permitas que juegue a la catarsis
que sólo transfiere inarmonía,
como el juego de la mancha.
No toleres que la arrogancia me persista,
emana la tentación por sentirme insignificante.
Acudo a la vibración hermética
para volatilizar esta secuencia de carne herida,
aléjate disfraz, caparazón de niebla...
por los siglos de mis dudas
amén.
Vittorio Marcelus
martes, 26 de julio de 2016
El Cisne de Leda
Te deseaba...
hubiera renunciado a tal ficción
con tal de acercarme
de respirarte
me hubiese disfraz
adormecido la bestia,
comediante al acecho
caricatura al fin
que a prendió a parodiarse
y el dolor quedó limpio
como una ráfaga de dios.
Vittorio Marcelus
hubiera renunciado a tal ficción
con tal de acercarme
de respirarte
me hubiese disfraz
adormecido la bestia,
comediante al acecho
caricatura al fin
que a prendió a parodiarse
y el dolor quedó limpio
como una ráfaga de dios.
Vittorio Marcelus
Costra viralizada
soy lo que escribo
lo que defeco
lo que inoportunamente diré,
por suerte la vida no se me escurre
nado en ella
la vida esparce ecos
redundo que es un eco inevitable
persiste en refractarse
eclosiona, reverbera
desde el Cero fractal
hasta el silencio definitivo.
Vittorio Marcelus
lo que defeco
lo que inoportunamente diré,
por suerte la vida no se me escurre
nado en ella
la vida esparce ecos
redundo que es un eco inevitable
persiste en refractarse
eclosiona, reverbera
desde el Cero fractal
hasta el silencio definitivo.
Vittorio Marcelus
Hipotético final
Todavía lucidez preventiva
algo de pudor
prefiero callar para ahorrarle
al mundo estupideces
pero las escribo
o las pienso,
de cualquier forma incrementan
el desorden
en todo caso el optimismo deviene
ya que me resta escasa existencia
y no es poco
considerando que la imbecilidad
se eleva a potenciales tóxicos.
Vittorio Marcelus
algo de pudor
prefiero callar para ahorrarle
al mundo estupideces
pero las escribo
o las pienso,
de cualquier forma incrementan
el desorden
en todo caso el optimismo deviene
ya que me resta escasa existencia
y no es poco
considerando que la imbecilidad
se eleva a potenciales tóxicos.
Vittorio Marcelus
domingo, 24 de julio de 2016
En el límite obceno
Orbitar esos senos
anclar con mi saliva
lactear hasta niño
despierto en un columpio
esquivo los colmillos del ogro
hasta sangrar el aire
voy a dormir espejos
habitar la escalera furtiva
en la frontera entre pudor y obcenidad
quiero regresar al perfume perezoso
de la primera amante.
Vittorio Marcelus
anclar con mi saliva
lactear hasta niño
despierto en un columpio
esquivo los colmillos del ogro
hasta sangrar el aire
voy a dormir espejos
habitar la escalera furtiva
en la frontera entre pudor y obcenidad
quiero regresar al perfume perezoso
de la primera amante.
Vittorio Marcelus
jueves, 21 de julio de 2016
Residuos Poéticos por CHAO CLE MEN
*es inútil seducir recuerdos
son fantasmas encerrados en la mente,
nada logra deshacer la telaraña:
lo existido ha muerto.
*había tanto silencio
que escuchaba el susurro
de una amante en lejanía.
*las enseñanzas búdicas
se parecen a un colirio:
nos ayudan a ver mejor.
*transcurre sensual, sin proponérselo
no hace falta fingir cuando algo es
quizás el saberse contamine lo espontáneo
y ya no sea.
Vittorio Marcelus
son fantasmas encerrados en la mente,
nada logra deshacer la telaraña:
lo existido ha muerto.
*había tanto silencio
que escuchaba el susurro
de una amante en lejanía.
*las enseñanzas búdicas
se parecen a un colirio:
nos ayudan a ver mejor.
*transcurre sensual, sin proponérselo
no hace falta fingir cuando algo es
quizás el saberse contamine lo espontáneo
y ya no sea.
Vittorio Marcelus
domingo, 17 de julio de 2016
La cintura del oasis
En la postguerra de los besos
simulaba poemas
verbo y piel se hicieron religión
hacia la prehistoria de las formas
desciendo
dios fundó el edén
luego de saborear tu cuerpo
burbujas aleatorias
eyaculan burbujas
disipan al tiempo pagano
ungida por los dioses
y escogida por mí.
Vittorio Marcelus
simulaba poemas
verbo y piel se hicieron religión
hacia la prehistoria de las formas
desciendo
dios fundó el edén
luego de saborear tu cuerpo
burbujas aleatorias
eyaculan burbujas
disipan al tiempo pagano
ungida por los dioses
y escogida por mí.
Vittorio Marcelus
Serpenteo
aceptar al misterio
abrirlo
adoptarlo instante
bohemia solitaria, intuitiva
hábito orfandad
aguas mutantes
féculas de ocio
por mis fronteras ebrias
el alma cíclica
luz sedentaria
sed...
Vittorio Marcelus
abrirlo
adoptarlo instante
bohemia solitaria, intuitiva
hábito orfandad
aguas mutantes
féculas de ocio
por mis fronteras ebrias
el alma cíclica
luz sedentaria
sed...
Vittorio Marcelus
En esta laxitud
Algunos juegos de infancia
dañaron a inmerecidos,
entonces me abandonó inocencia
e indagué al asesino en mi rostro
al dios de los corazones baldíos
al pájaro que canta embalsamado
entonces acepté las bestias incoloras
que predica la carne
todo es tan volátil...
una mariposa en llamas
el parpadeo antes que la bomba estalle
la caricia de nunca supe quien
mientras dormía.
Vittorio Marcelus
dañaron a inmerecidos,
entonces me abandonó inocencia
e indagué al asesino en mi rostro
al dios de los corazones baldíos
al pájaro que canta embalsamado
entonces acepté las bestias incoloras
que predica la carne
todo es tan volátil...
una mariposa en llamas
el parpadeo antes que la bomba estalle
la caricia de nunca supe quien
mientras dormía.
Vittorio Marcelus
viernes, 8 de julio de 2016
Noches Olvidables 2- Decepción Complementaria
Noches de boludez ornamental con epifanías grotescas
noches de regateo en la letrina de unos besos carroñeros
¿hasta cuando esta rutina bizarra?
y hablando de noches emergentes:
qué aburrida es literatura sin mujeres...
es inútil desplegar esas dotes de mago verborrágico sin ellas
Recuerdo un oasis de mujeres curiosas
ávidas por quedar anexas a una telaraña de sexo virtual,
si la suerte es aliada las rumbeanos para el catre
pero si la suerte es mocha y nos esquiva
regresamos al bulo con las ínfulas caídas
breves de lujuria y con la noche muerta.
Vicius Clem
noches de regateo en la letrina de unos besos carroñeros
¿hasta cuando esta rutina bizarra?
y hablando de noches emergentes:
qué aburrida es literatura sin mujeres...
es inútil desplegar esas dotes de mago verborrágico sin ellas
Recuerdo un oasis de mujeres curiosas
ávidas por quedar anexas a una telaraña de sexo virtual,
si la suerte es aliada las rumbeanos para el catre
pero si la suerte es mocha y nos esquiva
regresamos al bulo con las ínfulas caídas
breves de lujuria y con la noche muerta.
Vicius Clem
Noches Olvidables (HUMOR)
Siempre he detestado las reuniones de intelectuales-artistas. Parecería que el individuo desliza lo peor de sí al vincularse con sus pares. Gente sensata, hasta lógica,se transforman en eunucos de la dignidad, en vulgares bufones de la arrogancia. Es triste el desencanto, uno los creía piolas.
Durante las tertulias, abunda la competencia de "frases inteligentes", lapidarias, abrumadoras. Un concurso de cinismo en que las pocas neuronas disponibles están a bordo de la ridiculez.
Casi no existe silencio. Frase tras frase es expulsada con vehemencia tan sólo para desplegar el plumaje de ganso-erudito. Duelo entre payadores sordos.
A cierta hora el sexo es utopía. Flirteos que nacen de la decepción: a las tres de la matina masticamos lo que sea: mutamos en omnívoros existenciales a punto de colapsar.
Miradas intrigantes, balbuceos ebrios que anudan una relación muy poco confiable, diría que prontas a extinguirse cuando el sol nos destine lucidez.
Con las horas los vínculos desvanecen. El alcohol y la marihuana. que otrora disculparan las estupideces dichas, lentamente evapora.
En casa, y ya con la estirpe denigrada, la cama es una especie de confesionario donde todo lo actuado es cuna de arrepentimiento. Mi lado Hyde, ese borracho fundamentalista que perdió la poesía, por suerte me abandona.
Me prometo no volver, no hablar, no flirtear...pero no puedo, soy un adicto a las reuniones enfermas.
Recen por mí.
Vicius Clem
Durante las tertulias, abunda la competencia de "frases inteligentes", lapidarias, abrumadoras. Un concurso de cinismo en que las pocas neuronas disponibles están a bordo de la ridiculez.
Casi no existe silencio. Frase tras frase es expulsada con vehemencia tan sólo para desplegar el plumaje de ganso-erudito. Duelo entre payadores sordos.
A cierta hora el sexo es utopía. Flirteos que nacen de la decepción: a las tres de la matina masticamos lo que sea: mutamos en omnívoros existenciales a punto de colapsar.
Miradas intrigantes, balbuceos ebrios que anudan una relación muy poco confiable, diría que prontas a extinguirse cuando el sol nos destine lucidez.
Con las horas los vínculos desvanecen. El alcohol y la marihuana. que otrora disculparan las estupideces dichas, lentamente evapora.
En casa, y ya con la estirpe denigrada, la cama es una especie de confesionario donde todo lo actuado es cuna de arrepentimiento. Mi lado Hyde, ese borracho fundamentalista que perdió la poesía, por suerte me abandona.
Me prometo no volver, no hablar, no flirtear...pero no puedo, soy un adicto a las reuniones enfermas.
Recen por mí.
Vicius Clem
miércoles, 6 de julio de 2016
Bufón
y yo que definía indefensas defecciones
ínfulas de sabio adormilado por el cáñamo
berretin de chaman corroído por los vicios
en los ductos oníricos del eter
fue por no fingir orgasmos literarios.
Vicius Clem
ínfulas de sabio adormilado por el cáñamo
berretin de chaman corroído por los vicios
en los ductos oníricos del eter
fue por no fingir orgasmos literarios.
Vicius Clem
domingo, 3 de julio de 2016
Enclave
inmune a la moral de los hipócritas
rebeldía de pecar sin ir a juicio
Me ahogo en un rango inspiracional
deseo una muerte sexi
un manantial de aromas
algo de morfina
la existencia inmaterial es otra apuesta
por lo pronto, me duelen los besos que jamás cometí
a esos cuerpos que desfilaron arrogancia
frente a mi piel mendiga
si pudiera desalojar tantas incógnitas subconcientes
apenas sería un animal que extravió a sus dioses
carne reciclada en el basural de la vida.
Vittorio Marcelus
rebeldía de pecar sin ir a juicio
Me ahogo en un rango inspiracional
deseo una muerte sexi
un manantial de aromas
algo de morfina
la existencia inmaterial es otra apuesta
por lo pronto, me duelen los besos que jamás cometí
a esos cuerpos que desfilaron arrogancia
frente a mi piel mendiga
si pudiera desalojar tantas incógnitas subconcientes
apenas sería un animal que extravió a sus dioses
carne reciclada en el basural de la vida.
Vittorio Marcelus
sábado, 2 de julio de 2016
Teatro de un renegado 2016
Fausto,
criollo
-¿Tu visitas a
tus muertos, gringo?
-No, pero a
veces ellos me visitan a mí.
Aída Bortnik: Gringo viejo
Pasó una década desde que nos visitara Don Fausto, de Pedro Orgambide, al Auditorium. La dirigía Emilio Alfaro y la protagonizaba un verosímil Alberto de Mendoza, se revelaba la sensualidad de Victoria Onetto, Danilo Devizia encarnaba (nunca mejor usado, tal su personalidad en
escena) un Diablo inolvidable y secundaban maestros de la escena como Perla Santalla y Jorge Petraglia. Ah, la música era del Chango Farías Gómez y coreografiaba Oscar Aráiz: se trataba de un musical histórico-político. Otro
Pedro, el nuestro Pedro Benítez,
acostumbrado a los pingos difíciles, domó durante hora y media este potro, ya
un clásico del teatro porteño, y, de paso, se superó a sí mismo como director general, es decir, diseñador
escenográfico, creador conceptual, conductor de actores, puestista.
La elección del texto lo trasciende, a
juzgar según el paratexto, el programa de mano. La pregunta que formula se
orienta la posibilidad de la tentación, al regreso de la Patria Paria, donde la salvación individual es tentada por espejos de
colores y promesas de poder, porque salvarse
está a la orden del día, como la falta
de solidaridad y unión. Ahora bien, la vigencia del egoísmo encaramado en
doctrina social oficial condensa un planteo novedoso en relación a Don Fausto, que desandaba la hipocresía
de la Generación Fundadora, el arribo a la vejez de un ejemplar del 80 el cual,
al perder la energía y la vitalidad, advierte su fracaso, que es el de su
clase, y por extensión, el de su país. Y allí llega el Demonio a firmar su
pacto: alma a cambio de juventud, seducir a la deseante y deseable Margarita y,
lo no proyectado, un sincericidio nietszcheano, la asunción heroica de la
propia tragedia, el enfrentamiento con los fantasmas freudianos (padre, madre,
esposa) hasta la derrota de los otros. O la confesión, en algún caso. Orgambide
realiza una reescritura, paródica, claro, del ancestral mito, pero le restringe
la universalidad de Goethe, la
verbalización-acción de Marlowe, y
la humorada fin de siglo de Estanislao
del Campo. Dicho de otra manera, politiza
el reencuentro de Don Fausto con su propio ayer; en la situación fantástica
provista por el Diablo cuando desfilan los retratos animados de su familia, se
atreve a la catártica operación de desnudarlos. El asesinato del padre engrana
en el aspecto psicoanalítico tanto como en la casi necesidad cívica, personalizada, de liquidar el
paternalismo.
Vamos de a partes. Empecemos por los trastos,
sintéticos y simbolistas. La biblioteca de anaqueles torcidos, los libros que
dan la sensación de caerse todo el tiempo, la futilidad de la sabiduría en la
soledad o la impotencia —Fausto se lamenta no de haber envejecido sino de haber
perdido sus mejores años en
conocimientos equivocados—se refleja así, de entrada, sin subrayados. Una
cocina reducida al mínimo menaje, y el detalle de todas las mujeres descalzas y a la vez muy vestidas de época, una
representación de la idea central: la verdad está ahí, apenas disimulada, como si en el recuerdo aparecieran a punto de sacarse la ropa moral. El
cabello rojizo de la corte femenina, al cabo una suerte de harem del diablo,
porque sirve a sus fines, constituye otro hallazgo.
Segundo, seguimos a través de este perfecto casting. Pocas veces se anillaron
personajes tan definidos a actores tan exactos para ellos. Resumimos, el
trabajo meditativo y parsimonioso de Oscar
Miño (Don Fausto), la elegancia arlequinesca e irónica de Lalo Alías (Juan Sombra, el Diablo
argentinísimo), el empaque formal y a la vez sádico del padre (Beto Clerf), la autocontención
despreciativa de la madre (Natalia Prous),
la frívola repetitividad de la esposa Felicitas (Carolina Sánchez Escudero), el gesto varonil y afirmativo del joven
anarquista (Gonzalo Pedalino), la
experiencia poderosa de la criada (la sensatez en la historia: Cris Ibáñez), y, al fin, la belleza
arrolladora y el naturalismo sensual de una Margarita distinta del original (en
Goethe se describía más como proyección del deseo de Fausto, y aquí tiene
fuerza propia) de Gabriela Benedetti.
No siempre, mejor diría que casi nunca, se cristaliza esta conjunción de
actor/personaje a lo largo de un elenco
completo.
¿Cómo encaja la realidad presente con DF? Sin duda el paratexto de Benítez aumenta el campo de aplicación
de la dramaturgia. La tentación ante la que desmaya Fausto es fructífera para
sí y su triunfo ya lo quisiéramos, volver el tiempo atrás los instantes
suficientes y saldar el balance. Benítez proporciona entonces una terapia
teatral contra el olvido, contra la tentación de construir un pasado mentiroso
y a medida del poder, la más diabólica de las actitudes sociales, y la más destructiva.
Lo hace con la jerarquía del clásico que tomó prestado, y con la jerarquía
suya, la de un director que, convengámoslo, se ha convertido ya él, y sus
actores, en clásicos marplatenses.
Dr.
Gabriel Cabrejas
Julio
2016
A Inicios de ...
Ya no quiero el dolor de los ancestros
el alma doblegada
la moneda corrupta,
ya no quiero exhumar alegorías
condones al misterio
veo la caducidad, el infarto
los abismos hambrientos del Cosmos
¿acaso el pecado original es el deseo,
la insatisfacción?
Vittorio Marcelus
el alma doblegada
la moneda corrupta,
ya no quiero exhumar alegorías
condones al misterio
veo la caducidad, el infarto
los abismos hambrientos del Cosmos
¿acaso el pecado original es el deseo,
la insatisfacción?
Vittorio Marcelus
Suscribirse a:
Entradas (Atom)