jueves, 19 de diciembre de 2013

Carcel líquida

estoy en la arrogancia creativa
de creerme máscara de un angel suicida,
especie de adicción al infinito
insaciable...
insisto
aunque luego padezca realidad

la vida me vió pasar demasiado prisa
y de un culatazo quebró la memoria

ahora que el destino lició tal arrogancia
junto las monedas del caos
para fingir el manjar que no advertía.

VMC

Las pulgas del Edén

Soy mi propio Alpha
mi dios mi calendario
creo la duda suficiente
para continuar verbo
amaso criaturas con aliento
para que sientan por mí
sólo soy una mente en el vacío
necesito sangre donde encarnar
una muerte que suceda infinita.

2

Inevitablemente inestable
atrapado en huellas que no merezco
en presagios que no nacieron
siempre habrá un refugio donde...
apenas un penacho de armonía
inherente a nada.

VMC

Cine de un renegado, 2013

Restos diurnos del Festival de Cine Latas perdidas  
Cuatrocientas y pico de películas incluyendo las retrospectivas, la coincidencia con otros eventos que obligan a repartir el tiempo, y la pésima época del año, determinaron que este cronista viera del 28º Festival de Cine de Mar del Plata poco y nada. Lo siguiente es una (fastidiada) enumeración comentada de varios rollos, ninguno de los cuales se llevó el Astor —ni siquiera el Pichuco—de Oro. 


 Todos los noviembres sufro la misma angustia cinéfila: querer abarcar aunque sea lo imperdible del Festival y terminar resignándome a donde puedo llegar, habida cuenta de la torturada agenda de la fecha. Se sabe,el undécimo mes del año conspira contra el esparcimiento. Los docentes tenemos cierre de notas, evaluaciones integradoras, planillas oficiales, prácticos, parciales. Y somos los civiles que, precisamente, acudiríamos a las salas, la gente preparada que disfruta de ellas. Marzo en cambio, nos encuentra a todos libres, vírgenes de preocupaciones: alguna vez sucedió el Filmfest entonces y lo extrañamos. Excepto la ululante estudiantina de las escuelas de cine, bastante menguada por las mismas razones, presta a invertir una semana gozosa de hotel y paseo, este experto debió someterse a las cajas chinas de los horarios, sacrificar y/o postergar lo impostergable y llegar exhausto al Auditorium, para no culparse por dejar pasar la oportunidad de conocer el cine que jamás verá de otro modo. Placer incompleto que igualmente producirá el sinsabor de haber presenciado, en el balance, cualquier boludez. Los sabios y experimentados críticos aconsejan no desesperar y desentenderse de los centenares de películas, muchas interesantísimas, que no habrá forma humana de contemplar; aún cuando rebuscando en la web se cuelen tarde o temprano, tampoco tendremos el tiempo de navegación, y la cantidad infinita de estudiantes de cine en un mercado inexistente demuestra cuánta más oferta que demanda oblará siempre el sistema. Los festivales son un espejo perfecto de una crisis profunda revestida de abundancia aparente. En pocas palabras, el de Mar del Plata arriba al borde de su año cansado como nosotros. Ya sucedieron los históricos y más ambicio-nados —la Berlinale, Cannes, Venecia, San Sebastián—, los productores se guardan el material hacia el año entrante y al balneario desembarcan piezas menores, olvidables. Colmo de males, ya vino el Bafici porteño, que en un país unitario tiene mayor importancia, del cual el Marfici es pálida sombra, no sólo por ser del interior, sino porque, al no repartirse el negocio a los media poderosos, ni cobertura tiene. Ciudad turística en lento crepúsculo, durante los tres meses finales se agolpan los congresos, la Feria del Libro y otras mil actividades mientras el invierno ve correr los cardos rusos. No se agotaron las localidades —agotados estuvimos nosotros—y sin embargo continúa latiendo, y los cines, mal que bien, se llenaron. Se sabe, el público local es snob y luego de la clausura nadie se acuerda de ir al Cine Club, menos glamoroso. Se encuentran joyas extraviadas, como la retrospectiva del humorista francés Pierre Étaix o la remasterización de cortos y largos de Jorge Tigre Cedrón, el homenaje al ínclito fotógrafo mexicano Gabriel Figueroa; tributos de revisión como los dedicados a Juan Antonio Bardem o el coreano Bong Joon-ho (también integrante del jurado internacional), el período mudo de Hitchcock, la obra del húngaro Miklós Jancsó y los clásicos neorrealistas de Rossellini. Y mucho cine argento del 30 al 50, nota nostálgica de una lejana arcadia, cuando la pantalla criolla recibía en cataratas algo inconcebible hoy, espectadores.  
 

Gabriel Cabrejas

jueves, 5 de diciembre de 2013

Bizarreal

Vivo en un diamante donde las mariposas
arrojan Hiroshimas y la hierba es carnívora,
vivo en otra letanía, con mascotas mutantes
territorio minado con promesas
que estallan al desearlas

La muerte es la mejor opción:
tiene garantía de por vida
y te devuelven esta encarnación
si no estás satisfecho...

Además, podés cancelar cuotas
con parte de tu alma,
todo al increíble precio de
comer una manzana prohida,
quizás oculta en el Jardín de las Hespérides.

vmc.

Inverso

tendría que haber muerto, lo sé
sin embargo estoy relleno de bostezos,
tendría que haber nacido, quizás
en otro laberinto
pero estoy hecho de tiempo

tendría que haber mudo manco
autista pordiosero
el ladrón del amor de los amantes
pero nací luego que nadie

tendría que no haber
y simplemente

no insistas en callarlo
yo ya lo sé.


vmc