domingo, 30 de diciembre de 2012

Clickeando Eli Chin (Humor)

vos te facebook
el se faceback
yo faseo
ellos hacen terapia
no encajo en nosotros

(el orden de los pronombres
no altera la conexión)

me longevo sin señal
me rutino de ajenos
profetas en internet
con el pubis intacto

contacto
script en el alma
reiniciar...
the Blog is the new diario íntimo
el Twiter, la conciencia universal
de los Nautas, el Darma: Now..!

desabrochate un par de teclas, putita
urge lamer esos puertos
y enterrar el pendrive,
Enter y acabás...
abriendo las carpetas.

Chao Cle Men

viernes, 21 de diciembre de 2012

Reneguéitor apocalipticus

Reflexiones para después del fin del mundo

  Primero, las religiones son finalistas por el hecho de ser eso, religiones. Llámese Juicio Final, Armaggedon, Tierra-sin-Mal, profecías mayas y aztecas, y un largo etcétera, si no proponen tarde o temprano una eternidad de premio/castigo y un fin general de las calamidades terrestres—ninguna pudo resolver el problema de la muerte, sólo procurar y ofrecer explicaciones-consuelo, igual que las filosofías—sencillamente no tiene sentido postularlas, ni creer en ellas. Alguien, y Algo, debe castigar y premiar a los que queremos, y debe ser para siempre, porque para la vida están las sanciones humanas. Y debe ser para todos. Si el dolor no puede terminar en medio de cada vida individual, sometidos al azar y al destino, siendo el destino la forma racional del azar, sí debiera acabar de una vez por todas más allá de la muerte imponderable. La religión se sostiene en una promesa, pero no la pedestre del marido a la esposa o del socio empresarial a otro, sino una Promesa hecha por Dios, por lo tanto rigurosamente cumplible e inevitable, y no en el tiempo sino fuera de él. Y así ha de llegar el Momento en que el Dios se manifieste a todos y no a cada uno, no al aspirante a Santo, el vidente o el iluminado sino a los que permanecemos en la trivial oscuridad. Que cada uno de nosotros vaya al Cielo o al Infierno es una creencia: que la efímera tierra y su devenir sean liquidados a fin de que solamente existan Cielo e Infierno es una idea afirmativa, una propuesta coherente que cierra un sistema de creencias. Sin un futuro absoluto, frente al presente relativo, la religión consiste en apenas supersticiones. Esto no incluye al budismo, el hinduísmo, el Tao o la mitología grecorromana. Aquí, los dioses están en guerra entre sí, o se neutralizan mutuamente y ninguno es superior a otro, como para tener el poder decisorio sobre los demás dioses; hay reencarnación cíclica perpetua. Ciertas religiones, que convendría llamar cultos, ya que operan en el marco de un monoteísmo global, se autojustifican cuando se leen desde el final, como los Mormones o los Testigos de Jehová. Repiten las categorías socio-antropológicas de la selección natural, que en su caso sería divina, después del gran cataclismo. Lucha de clases y lucha entre clasificados.
  Segundo, el fin del mundo está sucediendo, y es resultado de otro mito finalista pero histórico, el del progreso. Las ideologías económicas, versión laica de la religión, creen que seremos todos felices por obra del Mercado o la Revolución, sin fin material del mundo pero con la esperanza (activa) en que la evolución de la sociedad política llevará a una justicia distributiva tal que no hará falta ninguna otra después. Lentamente, gracias a la inteligencia, la capacitación y el merecimiento, tendremos los bienes que nos fueron negados durante siglos, o rápidamente, mediante un atrevido golpe de timón decisorio modificador de las circunstancias sociales, se obtendría básicamente lo mismo, siempre para todos. Pero, el progreso hacia ese nuevo mundo, que se percibía como producto del Hombre Nuevo y a su vez lo creaba, no se ha cumplido. En cambio, la tecnología que lo haría posible o los aprestos autoritarios para que suceda, llevaron a un callejón sin salida inverso: el mundo objetivo que pisamos en vez de abastecernos infinitamente estaría a punto de desaparecer tal cual lo conocimos. Efecto invernáculo, contaminación, extinción de especies y hábitats, violencia y guerras focalizadas, armas químicas-atómicas-bacteriológicas, agotamiento de recursos naturales, superpoblación… Está pasando. Antes se trataba de cambiar el mundo en vez de interpretarlo: ahora, hay que salvarlo, y de nosotros. Tenemos mayor conciencia ecológica, y mientras tanto seguimos consumiendo antes de que todo se agote, a sabiendas de que se agotará más rápido. Pero al menos habremos disfrutado del progreso. La religión puede mentir; millones de cadáveres obesos, no.
  Y tercero, ¿de qué hablamos al hablar de fin del mundo? En realidad, lo que podría desaparecer es el hombre, no su Planeta, que puede vivir sin nosotros, y nosotros no sin él. El diagnóstico que acabo de describir sólo puede llevar a la destrucción de la progrenie bípeda, sin agua potable ni oxígeno, ni alimentos o progreso. Claramente, una vez evaporados nosotros de la superficie terrícola, la naturaleza habrá de regenerarse, sin humanos que la vulneren, maltraten o abusen y agosten. “Seguirá girando alrededor del sol otros cuatro mil millones de años” (Bernardo Toro, pensador colombiano). ¿O lo hace gracias a nosotros? Tanto la geodicea-cosmogónica religiosa como la teoría científica evolutiva coinciden: primero estuvo la Oscuridad, luego la luz, después el paisaje y al final el Hombre. De modo que sucedería exactamente al revés: primero el Hombre —para quien Dios hizo la Tierra, y entonces no la destruiría primero—y luego la Naturaleza, que sin su huésped-creído-en-Propietario, seguirá su curso sin amenaza de aniquilarse sola. Al contrario: hubo glaciaciones que, dicen, barrieron con lo existente, y se recuperó aunque no fuera la misma de antes. Podrá recuperarse, pues, sin apuro ni exigencias de rendir frutos a nadie. Lógico, no habrá soja y los cerdos comerán otra cosa, o mutarán. Nadie explotará el oro, el hierro y el uranio, pero las jirafas sobrevivientes no lo necesitarán. Nadie comprará más androids táctiles, pero el perro sólo extrañará a su amo. Los animales continuarán reproduciéndose y nadie los comerá, o se comerán entre sí como antes, y habrá más venados para más leones, y éstos para aquellos. Ninguna ley del más fuerte: volverá a haber yaguaretés puesto que nadie les deglutirá el menú de mamíferos. History Channel lo demostró con escenas virtuales futuristas —Life after people—: la Estatua de la Libertad cubierta de enredaderas, el Coliseo casi invisible de musgo y hiedra, el pastito saliendo de las grietas de Abbey Road. Hollywood, creación humanísima, imagina meteoritos precipitándose y destrozando todo a la vez, océanos y rascacielos. La paranoia es otra creación cultural; algunos pueblos la aman más que otros. No se sabe si algún planeta lejano, y sólo conocemos a los del sistema solar, haya sido pateado alguna vez por un promontorio estelar. ¿Tan importantes seremos que los primeros seríamos nosotros? Probable, pero no posible. Incluso con extraterrestres y ataques de monoblocks galácticos, hasta Hollywood imagina que sería pasajero, aunque catastrófico a escala. Luego, vendría el recomienzo, maltrechos los habitantes, menos en número, mejor posteados en el reparto, más cansados y heroicos, y seguramente americanos.
  Por las dudas, tenga pago el ABL.


Gabriel Cabrejas

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Presentimiento

me excedí de brújula
complaciente hasta la decepción
esperé tus ratos
a tres mareas de lo exacto
sin embargo ningún qué
olió mis aullidos

ningunea la tarde
seis estrofas de lluvia
promesa y cuarto después

galopé el baldío
donde escondí tus ojos
huellas de una canción perdida

sembré espejos virtuales
sólo para orbitar esa piel
sin embargo apedreaste mi barbarie

he babeado demasiados recuerdos
para que no existas,

Chao Kle Men

lunes, 17 de diciembre de 2012

El bestia y la tecno

-¿cómo te llamás?
-información clasificada
-¿cuántos años tenés?
-base de datos no disponible
-¿de qué signo sos?
-ingrese clave antes de entrar
-¿vamos a garchar?
-acceso denegado

por Brad Pitbull

jueves, 13 de diciembre de 2012

Teatro de un renegado, 2012-3

García Lorca según Mónaco


Hermanos de sangre



  Federico García Lorca es, valga la redundancia porque tanto se ha dicho, el último trágico español en estado puro, el heredero de los griegos climatizado a la soleada, y también lúgubre, Andalucía, la de los pueblos blancos de Serrat, esa del “hilo y aguja para las hembras, látigo y mula para el varón” —consigna, implacable, Bernarda Alba. Un submundo de rencores y deseos soterrados en una tierra labrantía reseca y dura como los corazones de sus victimarios, bajo una luna llena manchada de rojo, atavismos eslabonados en venganzas familiares, honra hispánica casi medievalista y reconcentrada en el qué dirán, soledad final, agonía. Bodas de sangre (1933) anuncia el autoritarismo matriarcal de La casa de Bernarda Alba (1936), pero en su caso el drama ya ha sucedido y amenaza reciclarse, y, marcado a fuego el destino, su espera consiste en la obra. Nada de la melancolía de Doña Rosita la soltera (1935), ni la letanía extensa y unipersonal de Yerma (1934), el himno nostálgico de la fidelidad y el autoengaño (La zapatera prodigiosa, 1930) o el heroísmo y la virtud femenina a la vez (Mariana Pineda, 1927). El fresco social, hombres incluidos, hace de Bodas la más integral de sus piezas, la que contempla el bosque a través de cada árbol. De allí la elección de nuestro Antonio Mónaco.

  Mónaco reproduce su método acostumbrado, cuando parece estar todo dicho en materia de puestas lorquianas. Ni rematadamente naturalista y obsesivamente simbólico, quebrando la convención previsible desde la entrada pero eliminando trastos: la cámara negra de El Séptimo Fuego vuelve a cumplir la función encomendada de desnudar por completo el círculo, inserto en la desolación necesaria del contexto argumental. “Lorca sabía que no debía sólo hablar de azucenas, sino cubrirse de barro hasta la cintura, para después mirar las azucenas”. Eso dice el director mismo, al presentar la obra antes de re-presentarla. Dicta a sus actores las primeras líneas, que ellos retoman; brechtiano como él solo, fiel a sí, y echa a andar la tremenda fábula. Sus intérpretes mueven las plataformas, mutan la escena, y, oscurecida, se vuelven pueblo. Plegarias, murmullos, revelan el inmovilismo, la resignación general a los sucesos. La tragedia, colectiva. Al revés de la helénica, el fatum no decide el carácter, sino éste al fatum, moderno consanguíneo de Shakespeare. Las pasiones esperan latentes su momento de dar el zarpazo de revancha, y la cadena no termina, nunca. El duelo origina otro. A diferencia del inglés, el granadino no aísla en el individuo la acción desestabilizadora, sino que aquél obedece a una lógica irracional ínsita en su sociedad. Todos sostienen la culpa, todos son a un tiempo Yago y Otelo, los Macbeth, el rey Lear. No hay bien ni mal. Las categorías dejan de ser metafísicas y se arraigan en sociales. La fatalidad, una forma de cultura, por lo tanto hereditaria, sin nadie capaz de romperla. El ansia de libertad y sexo, así, no puede sino estallar en violencia.

  Silvia Urquía se calza otro papel a su exacta medida, y sin desparpajo, conmueve. No la acompaña mal, salvando las distancias, Agustina Anzoátegui, la novia, y sus deseos truncos que sin embargo desatan el horror. Si algo debemos reprocharle a Mónaco en esta ocasión, es la asimetría de los jóvenes actores, que no se observan tan maduros y eficaces, o, mejor, a la altura de los principales. Claro, cuestión de afianzamiento en el ejercicio —dejo constancia, asistí al estreno. Citémoslos: Agustín Barovero, Marcela Cardoso, Beatriz Moriondo, Damián Chiurazzi y Paula Costa.

  Don Antonio, eso sí, deja lucirse parejamente al conjunto, reservándose el lugar secundario que corresponde al texto. Que sus actores encarnen varios roles refuerza la idea del hado plural, intercambiable. Austera, sin histrionismos, frugal, la puesta significa un nuevo aporte del gran teatrista marplatense, a su propia trayectoria y, como si fuera poco, al devenir de nuestro teatro.



Mag. Gabriel Cabrejas

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Sensualidad de la Incógnita

Sos tan Barbie
tan oculta en vos
delgada, altiva
filamento de espuma

sos tan in, intínseca
nada te vulnera
siquiera el espejo
que rompés a menudo

sin embargo te veo
y hay ganas de acabar
en esa piel tan blanca

sos tan Cleopatra
me excitas y no podría
soportarte más de tres cogidas

la noche animal cae al embeleso
y luego te asesina

debería superar tal incongruencia
o jamás recibiré redención

y me volveré partícula.


Vittorio Marchelo



viernes, 7 de diciembre de 2012

Obertura Transurbana

de sombra ocurrí, al menos memoria
para espantar al gnomo de los escalofríos

retrotraigo a la fase adictiva
de cuestionar quienes soy
sabiendo desde casi siempre
que la pregunta conspira
hasta ahorcar cada simulacro

estoy inapetente de certezas
ya no ladro razones
algo escindió la parábola,
sólo veo parias dudando
en qué esquina suicidarse

dios nos queda lejos

en este espejo de cotidianeidad
resumo la perspectiva entre flecos
esquivos,
la máscara que rota descendientes
abre milenios de culpa genética

alguien se arroja desde un balcón
hacia niñez,  mientras cae
recuerda cuando los colores ensuciaban
el papel donde dibujó la muerte
insospechada en el entonces

acuarela roja en la vereda

amalgama de un mismo demonio
voy oculto en la valija que un extraño
olvidará en un país inexistente

tantas versiones de mí.


Jean Marcel Clementí

Reflexiones de un reneguéitor, 2012

Críticos y cinéfilos




  Puede ser una obviedad o, al revés, un rebuscamiento, pero no es lo mismo ser crítico que ser cinéfilo.

  En principio, una categoría profesional: el crítico suele aparecer adscripto a un medio, gráfico-televisivo-radial, vive rentado, viaja a todos los festivales —dependiendo de la carrera/medio que alcanzó—y sufre la sospecha de cholulismo, incompetencia o corrupción, acusaciones, o adjetivaciones, que le achaca el cinéfilo, el cual se jacta de su independencia, erudición y sanidad moral, aunque su actitud deriva de masticadas y rumiantes envidias y resentimientos: le gustaría gozar de las ventajas comparativas, ganar un sueldo, tener una carrera e itinerar a través del mundo, simplemente porque se lo merece y el crítico le usurpa ese lugar de privilegio. En rigor, los dos saben más o menos lo mismo, pero el crítico pierde (o gana, según se vea) su tiempo viendo el cine comercial, al que lo invitan las distribuidoras en sesiones privadas que el cinéfilo debiera pagar o agenciarse, y no le queda mucho para mirar fuera de ese limitado circuito. Eso sí, su participación en los Festicine le permite conocer lo que al cinéfilo le cuesta, con excepción de los Bafici, en los cuales seguramente ambos se encuentran y se saludan a dientes apretados y manos estrechadas hasta el dolor.

  El cinéfilo, un exquisito excluyente, se formó de muy joven en la bizarría, el mudo, los inéditos, los incunables o inconseguibles, el film perdido, de culto, exótico, censurado. Un buscador de exclusividades que basa en ser uno de los pocos su poderosa autoestima. Sobre ese material construye su propia poética, y a partir de ella no sólo sentencia cualquier otro producto filmado, sino define el cine entero. Cuando escribe una crítica cinéfila, o cinéfoba, condena antes que juzgar, pues él, solo, sabe de qué se trata el arte y esa individualidad no cumple los requisitos mínimos. Escribe en dos casos manteniendo idéntica tesitura: o demuele impiadosamente sin importarle la estética del director, que, desde el arranque, carece de alguna, o de alguna válida, o redacta la contracrítica, es decir, una crítica elogiosa, a veces desmedida, de la película, como refracción espontánea a la que ya leyó del profesional, esa que, coincidente con otros profesionales, aplaude al cine comercial. El cinéfilo procura que no se note el hecho de hablar de él. En Descubriendo a Forrester, el escritor Sean Connery se queja no sin rencor: “Unos tipos que no podrían escribir tres palabras originales destruyen en una línea el trabajo de toda una vida”. También hay críticos literarios y bibliófilos.

  A veces se los reconoce por portación de cara o aspecto anatómico. El crítico es formal, alguna vez se calzó un traje, se hizo bon vivant de tanto representar a su medio en el extranjero, adaptable al glamour de Cannes o la Berlinale, donde cree lo esperan aunque lo ignoran; a lo sumo lo utilizan para premiar y vender una pieza, y su dineral de costos, a la distribuidora, monopólicamente americana y dirigida por gerentes de variadas nacionalidades. Se lo encasilla como hombre maduro, fan del cine de Hollywood, fetichista de las viejas actrices, nostálgico de las salas de barrio, coleccionista de souvenirs visuales tanto como de los que trajo de sus innúmeros paseos. No abomina de lo nuevo, sino lo mira con desconfianza de zorro viejo, de tan habituado a las falsas promesas, los oportunistas, los genios de una sola película, los imberbes soberbios que creen haberlo inventado todo o, peor, que el cine nació junto a ellos. “El cine es un ticket de avión”, ironizaba Manuel Antín, uno de los incumplidos pretenciosos de la pantalla argentina. El cinéfilo es un drácula que succiona celuloide líquido, muy flaco o bastante gordo, alimentado al aire cerrado de los auditorios o la asistencia chatarra del que no puede contemplar un film y cenar. Pálido, anteojudo, descuidado, onda nerd, solterón por imposibilidad de compartir pasiones salvo que se case con otro/a cinéfilo/a o su esposa/marido sea lo contrario absoluto y no le importe nada, tiene dificultades para distinguir día de noche y el tiempo se traduce apenas en el horario de comienzo. Llega a creer que la felicidad-vida real es el cine y lo que lo rodea (gente, novia, laburo, convivencia, economía, política, dólar, privatizaciones, robots o mujaidines) es ficción pura a la espera de convertirse en plano secuencia. Cuando conversa, un asunto equis de la cotidianidad lo relaciona, de inmediato, a los argumentos, actores, tomas o fades de su experiencia como espectador.

  El cinéfilo puede estar casado y está siempre solo: ¿quién lo acompañaría a ver eso? El crítico va al cine de estreno con su mujer, cuya opinión le interesa, o finge, sabiendo de que además de los críticos existen los espectadores. Su rival sale apurado de la sala para meterse en otra, o comentarle a sus amigos, catecúmenos de la misma religión, el despropósito o la maravilla que acaba de presenciar y sus eventuales compañeros de sala, pobres infelices, no entendieron.

  Sin embargo, el crítico está más solo en su oficio. Si se dedica sólo al cine y no es crítico de espectáculos no va diariamente a la redacción ni a su columna radial, y su opinión, hoy en día, puede enviarla vía mail. El cinéfilo, que escribe pero no necesariamente publica, pertenece a una hermandad semisecreta, reconfortada en su exclusión elegida por la estética de cenáculo, riéndose de la gilada que venera becerros de barro y orgullosos de pensar muy distinto a la masa, en la que insertan, naturalmente, al crítico, legitimador de vendehumos. Muchas veces adoran a un pater, pedagogo espontáneo, cineclubista inveterado que les baja las buenas nuevas y las buenas viejas, los reeduca si vienen con alguna deformación mercantil y al que escuchan con arrobo e inferioridad. Él y ellos se retroalimentan, el líder necesita pichones que lo hagan sentir especial y ellos una deidad confirmadora, y consagratoria, de su diferencia correlativa. No les enseña a ser resentidos, les dice que esto es bueno. Después de todo es normal sentirse integrante de una elite en esta democracia universal que tiende a aplanar contra el capitalismo (realmente) triunfante, y cualquier característica estúpida o innoble sirve a fin de establecer fronteras defensoras de nuestro frágil ego.

  Críticos y cinéfilos, eso sí, se educan en soledad. Escuelas, academias y claustros los forman, pero si no lo hacen ellos acudiendo a cuanta película se les cruce, o decidan cruzar, nunca sabrán mucho, y aún sabiendo, jamás sabrán lo suficiente. Ocurre que se seguirá filmando y, se teme, cada vez más, y no mejor, gracias a las facilidades de la tecno, léanse celulares HD, webcams, cámaras foto-filmadoras portátiles y vaya a saberse, amén de que miles de filmes del pasado aguardan subirse a la red, los canales de cable y las ediciones legales o piratas, y muy probablemente no vimos, ni veremos, ninguno. La histeria tras ver lo que nadie más verá, las cinematografías alternativas o de países emergentes o sumergentes, grilla de apretadísima programación en los Festindependientes, desafía la cordura del cinéfilo y deprime la más pausada vitalidad del crítico, y los dos pierden. Filmes y libros se reproducen incluso hacia atrás: ni viviendo cuatro vidas de cien años observaremos o leeremos todo lo ya filmado/escrito para ser criti-cinéfilos completos o enciclopédicos, o al menos satisfechos. Actualizarse es sembrar en el agua. Los archivos virtuales remplazan la memoria humana al ser la suma y sigue de memorias personales. Pronto, un androide escribirá automáticamente sobre una database, robando textos a críticos y cinéfilos, y el desdén, la mutua impugnación y los salarios pasarán al olvido. El androide no envidia ni compite, y, primero y principal, no cobra.

Gabriel Cabrejas



Poema de un amigo

"Deseo poesía en estado puro
   pero sólo desentierro cofres vacíos" VC

Estimado Aladino-Víctor
que andás por las arenas
de los desiertos cotidianos
"infrigiendo poemas a la muerte"
debo contarte:

que aquella "mujer fantasía"
(que dormía vestida de Chanel Nº 5)
ha abandonado el barco;

que tus monedas redundantes
han hecho ricos a los 
padres de todos los huérfanos
(que nunca verán las estrellas);

que los mendigos, en vez
de socializar el hechizo, 
lo han vendido y hoy
cotizan en bolsa con Utopía S.A.;

Cenicienta huyó con
el mayoral de la carroza y
luego inició juicio de divorcio al príncipe;

no hay nada en estado puro,
ni la poesía, 
todo tiene barro
alrededor de los cofres vacíos.

Un cronópico abrazo.  


 Luis Carlos Aguirre


martes, 4 de diciembre de 2012

Cine de un renegado, 2012

Cine argentino 2012


Obediencias de vidas



Al cine argento lo asaltan las generales de la ley cultural: mucha producción y pocos consumidores, aserto válido al menos para él y la literatura. No faltarán nunca cineastas ni escritores, miríadas de filmes y novelas, demasiadas para el quantum de lectores y espectadores. Subsidiados por la cuota fija de cada localidad vendida, los egresados de las escuelas realizan, y luego estrenan en las contadas salas que se les fijan, y a veces ganan premios. Las tres cintas que reseñamos tuvieron buen destino comercial, y fueron en 2012 lo más destacado.



Diario de un cura urbano. Pablo Trapero representa al cineasta argentino dueño de un corpus coherente y personal, insobornablemente fiel a su estilo e irradiador de una óptica social hoy por hoy excepcional. Mundo grúa (1999) se hincaba en las changas informales de un desempleado, Familia rodante (2004) minaba en la transhumancia los pequeños achaques del medio pelo y, despuès, en Leonera (2009) y Carancho (2011) los estigmas de la marginalidad y las corruptelas de la ley como caras de una moneda. Ahora, Elefante blanco se interna en los pasillos de las villas porteñas, el subgénero lumpen que tuvo en la Argentina hospedajes bienintencionados e incompletos. Detrás de un largo muro (Demare, 1958), Los inundados (Birri, 1962), Perros de la noche (Teo Kofman, 1986), transitan la mera condescendencia, el pintoresquismo tramposo o la lisa y llana sordidez, pero sólo Trapero parece fusionar, lejos ya del discurso ideológico pre o pos setentista, la aleación de los distintos actores sociales en el territorio villero, in situ, nunca como observador exterior y sí mediante el aguijón del semi-documental. El capellán tercermundista (o su descendiente), la asistente social, los narcos en guerra directa, la policía omnipresente como un coro griego, los planes de vivienda con la financiación siempre misteriosamente escamoteada, el piquete de vecinos cuando se hartan, y, la salsa hirviendo del regatón y la cumbia, la lluvia más lluvia de todas y los neumáticos ardientes. Una villa que se trasciende para empinar una suerte de alegoría de la sociedad, sólo que vista mediante su sector invisible, el que no queremos ver.

Imágenes sin palabras. Una tomografía para el cura (Ricardo Darín/Julián), el sollozo de otro cura, éste belga, fugitivo de una matanza de indios en el Amazonas peruano y penitente eterno por ello (Jérémie Renier/Nicolás) y la panorámica del animal del título: la osamenta edilicia del que se soñaba el hospital más grande de Latinoamérica en época del primer Perón y hace años alberga a trescientas familias homeless, fumadores de paco y transas. Hay un tercer personaje en concordia, Martina Gusmán (la asistente social Luciana). Los tres, a su modo, delegados de la clase media educada, diploma terciario y caparazón habituado a la lucha y la correspondiente desilusión. Poco nuevo puede decirse del lugar que les toca, que Trapero y sus guionistas (Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre) urden fusionando tres villas en una —la 31 de Retiro, Ciudad Oculta, Rodrigo Bueno—, procedimiento nada fortuito, pues se vinculan las históricas y las recientes.

Algunas escenas se saben resolver cámara en mano, como si parodiara involuntariamente Policías en acción. Nicolás recorre el dantesco laberinto de callejuelas y parece perderse, y con él nosotros, en la búsqueda de un cadáver. Un dato, el cana morochazo dice al presbìtero Julián “usted sabe que acá son todos delincuentes”… Del lado del poder se adquiere hasta el discurso borrando el origen. En forma deliberada no se filman las cocinas de paco y se evitan los primeros planos; el nervio del docudrama típico de Trapero sigue su curso.

Parte de la urdimbre argumental hace agua, empero. El cura enfermo terminal y por lo tanto dispuesto al sacrificio cristiano, el sexo entre Nicolás y Luciana que fisura el celibato, y el previsible desenlace general le quita efectividad, lo que no existía en sus películas anteriores. El fatalismo congénito que acaece a los pobres termina imponiendo sus leyes, o sucumbiría a las tentaciones inconvincentes del happy end. Claro, no podía ser optimista y concesiva, si bien el regreso de Nicolás implica que la pelea continúa, y se cumple la suplencia, en términos católicos, el vicariato, de un sacerdote por otro.

Exceptuando los baches, la avenida Trapero confirma su histórica pavimentación, la de un cineasta seguro de su estilo, uno de los pocos inconfundibles de la vialidad cinematográfica argentina.

El niño del maní con chocolate. Infancia clandestina es más una autobiografía ficcional, un tratamiento de terapia para su director, Benjamín Ávila, que un producto integralmente logrado, si bien gozó de una manija óptima, como la cofinanciación de la radiotelevisión pública y la miniconsagración de postularla enseguida hacia el Oscar, en tanto representante nacional a la más grande, o la más popular, compulsa cinematográfica del mundo. Difícil dirimir mejores, no ha sido un año muy exitoso ni hubo, en realidad, películas inolvidables. Infancia tiene lo suyo, sin embargo, y sobre todo, cierra bien pensando lo que Hollywood valora, o al menos espera, de la industria latinoamericana: política antisistema, derechos humanos, narración intensa, incluso heroísmo. De allí a merecer la estatuilla hay un trecho, pero son esos los códigos que suele mensurar a la hora de elegir entre las cinco candidatas finales.

Primera impresión, no es una apología del montonerismo, mal que le pese a los gorilas de la crítica. Cómo repercute en una familia tipo de clase media el compromiso ideológico activo de sus padres, durante aquella peregrina contraofensiva de 1979, capitaneada desde el exilio por la cúpula que no se ensució de sangre y mandó al muere a unos cuantos más amén de los ya secuestrados y desaparecidos, puede llamarse todo una audacia, y en eso consiste su mayor aporte. Ávila no abre juicio, los grupos de tareas no dan la cara en ningún momento, no se discute política ni llueven muertos entonando canciones de combate excepto en dibujos que remplazan filmarlos con actores vivos. Al director le interesa ajustar cuentas alrededor de su pasado, él mismo es el Juan/Ernesto de su trama, su ejercicio parece una catarsis psicoanalítica y nosotros somos en cada butaca si no sus terapeutas, sí sus testigos. Quizás precisamente en esta perspectiva transita la gran debilidad de Infancia, que dio pábulo a maljuzgarla como tendenciosa, pues le habría faltado el catálogo de la autocrítica, dado el hecho de un contraataque autista destinado irreversiblemente al fracaso en plena dictadura. Aún así, la guerrilla hizo suficiente de eso en libros que no leemos pero deberíamos, y una película no necesariamente lo exige1. En cualquier caso, abre un panorama interesante al artista futuro, como convocar un tema inexplorado dentro de la revisión de un pasado que duele.

La historia oficial (Puenzo, 1984) era un drama acerca de apropiadores; éste, sobre apropiados. El punto de vista graba la última puntada del cine político vernáculo, de denunciar la represión ilegal hasta ensayar un capítulo en la etapa de los reprimidos, igualmente observado desde el interior del hogar. Porque los represores y los combatientes son personas casadas con hijos —y ahí se terminan las semejanzas. Mientras los chicos van al cole o al parque de diversiones, se enamoran o festejan un cumpleaños, se respira el aire tóxico de la persecuta, las emboscadas, la cita envenenada, la caída de compañeros. Infancia funciona como una bomba de relojería que, lo adivinamos, explota en algun instante y no sabemos a qué hora. Ávila maneja hábilmente los pasajes de relajación y de tensión, y, todavía mejor, elude el golpe bajo y la identificación fácil. El comic irrumpe relatando en imágenes las escenas de violencia, ocluye la posibilidad de emocionalismo, pasa del relato intimista a la crónica, y sigue. No deja de verse irónica la pérdida de identidad de Juancito, obligado por la clandestinidad paterna a usar un sosías y recuerdos falsos, cuando será ese su destino durante años una vez aniquilados sus padres.

El casting resulta más efectivo que sobrevaluar actuaciones. El tío canchero y solterón que no puede faltar en el bildungsfilme (léase: film de iniciación, niño subiendo a la fuerza al tren adulto) de Ernesto Alterio se ve correcto. La mamá joven, tierna y recia a la vez tal cual corresponde a una militante-maternal, de Natalia Oreiro sin maquillaje, también. El adolescente Teo García Moreno probablemente nunca sea actor, no se complica haciendo de él y se extraña que no llore nunca. La pátina de calidad y experiencia parece brindarla Cristina Banegas, una abuela que, lo ignora, sería Abuela en brevísimo lapso.

Queda la sensación de que otra película podría haberse postulado camino al Oscar, pero no sabemos cuál2.



Una comedia generacional. Días de vinilo de Gabriel Nesci apuesta fuerte en un terreno deficitario de nuestro cine, la comedia. Juan Taratuto y Damián Scifrón venían haciendo punta sin miedo a las descalificaciones. Nuevamente ayuda, y mucho, el casting inmejorable. Y la mirada sobre estos tan numerosos adolescentes tardíos, renuentes a sentar cabeza, anclados y tozudos en sus pasiones frustradas: los bípedos de entre 30 y 40 cuya consolidada inmadurez se muestra siempre superada, con creces, por el crecimiento de sus parejas femeninas, a varios metros de distancia de ellos en compromiso, vocación y lucidez. No son violentos ni ambiciosos, simplemente no saben lo que quieren pero lo quieren ya, e insisten donde les va mal. Diálogos deliciosos, actuaciones sin mácula, ritmo estudiado, estructuran a Días, una de las mejores comedias de los últimos años.

Debe leerse desde el final, en cuanto un video del 2002, espejo retrospectivo, les arroja a la cara en la fiesta de casamiento a los cuatro amigos cuarentones los sueños truncos, la agenda incumplida diez años después, y el desplome de discos a través de la ventana cierra el círculo de sus historias, cuando, de chicos, se encontraban con una lluvia de plástico similar y recogían esos objetos redondos cuyas vidas marcarían. Fernán Mirás (Luciano), el dj hipocondríaco y apasionado de mujeres imposibles a las que no le cierran; Gastón Pauls (Damián), guionista taciturno, que escribe un texto más tachado que finalizado; Rafael Spregelburd (Facundo), autor de shingles en un cementerio privado a falta de mejor destino como compositor, e Ignacio Toselli (Marcelo), fan de los Beatles y su banda tributo, acosado por la sombra de una Yoko Ono igual de japonesa pero nacida en Colombia. Los cruzamientos, accidentes infinitos, paranoias y zancadillas mutuas rinden plácemes a esta típica amistad masculina, tironeada de, lógicamente, competencias asordinadas y disputas por el perímetro de territorio, que los vuelve a todos risibles y patéticos, mientras las féminas que los rodean, a la inversa, derrochan racionalidad, sabiduría y buenos consejos, porque la histeria, las dudas y la candidez son ahora patrimonio intransferible del macho en declive. Y a cambio, nada de madres sobreprotectoras

Inés Efrón (Vera), tan dulce ella, es una compañera de fierro aunque el atribulado Damián la vive esquivando; la intelectual Carolina Pelleritti y su gélida presencia contrasta con su baja autoestima. Emilia Attías (Lila), la cantante trepadora y sexy de mil amantes, Maricel Álvarez, la casadera con algún desliz, y Akemi Nakamura (Yenny), la Yoko caribeña, plantean un álbum de la nueva mujer —o la eterna que preferíamos negar. Nesci, experto en la sit com, que conoció a Pauls en Todos contra Juan, revela a un comediógrafo de alta escuela. No tiene nada de malo jugar a la comedia americana, aquí bastante superior a las ñoñas y rumiantes tonteras de Hollywood. Incluso, para aplacar a la crítica, engarza una sutileza: las objeciones al guión que teclea Pauls/Damián conllevan la propia lectura de Días de vinilo, rúbrica elegante y oblicua hacia los que, se prevé, le reprocharán la frivolidad o los desaciertos. Leonardo Sbaraglia se da el lujo de tomarse el pelo, actuando de sí mismo, y completa lo que llamamos elenco perfecto.

Qué bueno, romper el molde de un cine culposo, empujado regularmente a la política, el costumbrismo o los silencios existenciales. Todo cabe: el cine merece también obediencias de vida.



Mag. Gabriel Cabrejas

Gabcab2003@yahoo.com.ar


1 Remito a volúmenes de historia redactados desde dentro por la militancia, que no ahorra detalle alguno sobre la actitud, la metodología y los gruesos errores de los altos mandos guerrilleros antes y después del golpe del 76. Luis Mattini (seudónimo de Arnold Kremer): Hombres y mujeres del PRT-ERP. De Tucumán a La Tablada. De la Campana, 1996. Juan Gasparini: Montoneros, final de cuentas. De la Campana, 1999. Eduardo Anguita y Martín Caparrós: La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina (tomos 3 y 4: Norma, 1999 y reedición 2010), Pilar Calveiro: Política y/o violencia.Una aproximación a la guerrilla de los 70. Norma: 2005.




2 Según se supo, las postulantes fueron Las Acacias, premiado film de Pablo Giorgelli; Elvis, de Armando Bo nieto y Elefante blanco.




Oculta detrás de vos

a un caramelo de distancia
advertí esos labios
hembra leve
condenada a rocío perpetuo

me tenés recuerdo
asumo la displicencia
poco importa telaraña en el baldío

ataste lo sensual
a un barrilete de excusas
y no aprendiste del viento.


Viktor Clementov

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Yo en las Circunstancias

casi en el crucigrama de un letargo
en tu cuerpo cursivo
me diluyo sinopsis
partícipe y sólo eso
jamás Poseidón

¿quién está canción para mi Nilo?
ya no apruebo labios
que sólo suden pólen mezquino

en los bordes de mi agua
introspectiva voy
hacia la rutina de unos ojos
que naden esporas metafísicas

abordar luego desbordar
pertenece a las estrías
de la carne cíclica
en tanto el ego de mis hastíos
anhela piel exacta

todavía incauta
apenas un color inmediato
gota de inocencia

pero un error ceremonial
esos que acechan...


Marcel Clementí


jueves, 22 de noviembre de 2012

Ensamblar un sueño

exhausto a propósito de un cielo
que juega a evadir
mi alma deshace en letras,
quizás hallarse

miro a la ciudad desde
el hueso de un águila
y advierto a la inconstante criatura
cautiva en una guerrilla de hormonas

el humo migratorio lame
las vísceras de todo reloj,
asoman pueblos somnolientos
desde el metal infinito

miro a la ciudad desde un nicho
inserto en lo caótico,
el agua empuja hacia claustros
cincelados por ratas

una táctica de ocio
derrama vino lento,
apelo a mis efectos lúcidos para escapar
sin que la noche lo autorice

cuando retorne a la simiente
no quedará semilla de tu constelación
ni gota de diluvio.


Marcel  Clementí



miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ultima Presenhtación en Mardel

El público ha dicho Basta..!
última presentación del libro
Destino Desarmable
jueves 22 de noviembre
20 y 30 hs en la Feria del Libro

miércoles, 14 de noviembre de 2012

CircunYo

yo y mis circunstancias
yo y mi vecinbarrio
yo y mis circunloquios
círculos yoidales
circuncidados

yo ni me substancio
ya ni me abizarro
yoes circunspectos
a una jaula yoídrica

de tanto circunstanciar
el yo esclavo.

Vicius Clem

Vendrán otros infiernos

una máscara de hiedra lee mis labios
ya no hay Edén, susurra
los ojos saben que la tierra es ciega

¿qué mapa encripta el absoluto?
quien diseñó el primer sueño
dió vida al arcano

la Barca aleja a Calderon de las cascadas
para fundar otros cielos.

Vicius Clem

Próximo rival de la sombra

¿por qué no acepto lo inútil
de sentir arrogancia?
en este pueblo somos dos habitantes
y uno está muerto

¿qué hace dudar?
el miedo posesivo
este oficio de estar solo
anfitrión interrogante

esa cosa que nunca tendrá nombre
seduce hasta emborrachar de olvido.

Vicius Clem

viernes, 2 de noviembre de 2012

Inconexo

Aún somnoliento y bajo ansiedad, encendí la compu desde la rutina.
Fue desolador abrir el Correo: menos mensajes que Robinson Crusoe, ni una puta botella, apenas un reloj de arena burlón.
Eso no fue todo. Aparecían advertencias incomprensibles tales como: En este momento todos sus contactos están desconectados. Enseguida comencé a palparme para detectar algún cable suelto, un borne sulfatado, algo...Pero estaba intacto.
Después otro cartelito en rojo alertaba: Su equipo está en riesgo.
-¡Pero si Boca va quinto o sexto!- pensé- no hay peligro en descender
Me sentía como Pedro Picapiedra en una Ferrari. Es cierto, es el día de hoy que no cazo una, parezco un indio vegetariano
Y otras leyendas: Registrate. Enviá tu contraseña. Y le guiñe un ojo, pero ni pelota.
Después: Hacé Click y llevate la Super Promo, en medio de una teta gigante.
-A ver si me encanan por acosador- paranoié- en gayola te llenan el buzón aunque no quieras.
Y el último: Descargá Gratis.
-¿Qué hago, acabo?
-No boludo- increpó mi alter desapego- vas a ensuciar el plasma
Realmente no me hallo, estoy perdido, frustrado en un laberinto de íconos salvajes.
Mis amigos me gastan, me apodaron Joven Manos de Tijera, Muñón Fijo, Venus de Milo
(no se rían boludos, es desalentador)
Miro a la Remington de reojo, empolvada y ya sin tinta, y no puedo evitar que se piante un lagrimón...

Vicius Clem

lunes, 29 de octubre de 2012

Evento

Ignoro la causa de lo sucedido, solo recuerdo esa mañana de nostalgia frente al espejo, con el propósito de recordar cuando la conocí.
Fue entonces que me ví reflejado en aquel momento al llegar a casa, tan feliz, tan lejano a lo que soy.
La verdadera felicidad es inocente, ignora que pronto morirá. Inocencia criminal..
Supuse una coincidencia, a lo sumo la materialización de un deseo, algo espontáneo.
La sorpresa recayó la segunda vez que rememoré un suceso.
Esa vez acentué mi relación con los misterios de la mente. Mediante el estímulo es posible encarnar una ilusión.
La tercera fue concluyente: vi a mi padre enseñándome a afeitar. Yo mismo frente a mis once años.
Resulta que el misterio se me hizo rutina.
Más extraño fue cuando el espejo, de tanto ejercer memoria, adquirió conciencia.
En varias ocasiones él cuestionó conductas y desiciones, hasta acusar de oportunista.
Frente a lo incomprensible lo único viable es atribuirle tales conductas a los juegos de la mente.
Algún alter ego desterrado, un otro yo converso.
Sería fácil descansar en la psicología, culparla, pero alguien como yo mide todo con la espada de la supervivencia, donde los sentidos deben actuar milimétricamente sintonizados, no existe vacilación..
La mente es un laberinto que debe permanecer cerrado, no hace falta liberar otras Pandoras.
Vuelvo al espejismo: la respuesta menos dolorosa convence primero.
La razón siempre busca atajos, agujeros gusano, aquella utopía de viajar sin mover.
Sencillamente todo esto no existía, efluvio tardío de mi psicodelia.
Sin embargo los efectos sucedían cada vez al memorar, con el agregado que, lentamente el espejo me succionaba a su propia realidad. Logró alimentarse con recuerdos, bebió mis sensaciones
Se hizo conciencia, luego me expulsó de su necesidad.
A esa altura el espejo era un ente que me había apropiado. Ya no pude reflejarme en él. Jamás despertaría como antes.
Ahora mis ojos cuelgan en un baño, inmóviles, sin parpadear, esperando que alguien decida mirarlos.

VMC

miércoles, 24 de octubre de 2012

Me pegó mal el caramelo (divertimento)

ya no me angosto a tu cavidad
sos un lápiz labial dormido en el espejo
es así que los monstruos deciden
jugar ajedrez con bisagras
medio kilo de luna mezclada
con Mandela, o era Mandala ?
vaporizame antena
quiero mollejas a la provenzal !
sos un bajón...
a vos si que no te toco ni con un puntero lasser
voy a enchastrar la cornisa
para que resbalen ladrones
total, el portero curte con la trola del segundo F
mejor dicho, trueca vagina por lavandina
mi viejo, no tuvo puntería
quiso ser avión y no lo dejaron:
quedó submarino
pero sin chocolate
luego vine yo y mis circunstancias
mamá...robot
un combo de genes al chantilly
no me presumas...
soy un diccionario que sublima divagues
total, ¿quién juzga al que juzga?
sentenció la cicuta
además...soy terrorista
¿ y qué?

Delirium Clemens

lunes, 15 de octubre de 2012

Sentidos Automáticos

dimanar es una palabra excelsa
irradia vértigo
cierto emanar etéreo

efluvio también, insinúa un
arrojarse a lo insubstancial
existir amnesia derretir en ella

amnesia asemeja a eternidad
carece contorno
formas en fuga

al migrar hacia el jugo de las formas
advengo fantasías
atraigo desenlaces

podría identificarme con iridiscente o evanescer
anhelo besar esas palabras, acariciarlas
sólo eso, dormir en ellas

desplazar el deseo hacia lo sensual
al embeleso estético
de copular con la Nada.


Jean Marcel Clementí

domingo, 14 de octubre de 2012

Emisiones

*lo que necesita explicación es deficiente, por eso escribo

*las leyes  pretenden ordenar lo humanizable a partir de inexactitudes superpuestas

*interpretación: excusa inherente a mis carencias

*el equilibrio no necesita obsecuentes
  existe a pesar de ellos
  premisa suficiente

*el Universo se inclina ante la buena intención
  (aunque desconfío eso de otorgarle caprichos y decisiones)

*si Grecia metió a la filosofía en respirador automático
  Alemania la sacó del freezer y la condimentó con nuevas suspicacias

Victor Clementi

miércoles, 10 de octubre de 2012

Óxido de sangre

apenas mutación irreverente
asemejo al caos que me consume,
sólo sé que las palabras seducen
y estoy en la inocencia del la carne

alojo equidistancias para ocurrir
arbitrario
sangre de una cepa incierta
de allí que me inmolo en apariencia
todavía

estoy ensueño
con un sesgo de apatía
algo hizo que el olor a vida
se reduzca a sudor
a sexo acre

estoy por ensoñarme y no me hallo
los clavos del ataúd han crecido.

Victor Clementi

Intento de cordura

Como esclavo de tu pan
presumía labrar esas curvas
a intervalos suicidas

hasta ocupar tu piel con poemas
supuse
pero la Musa jadea mientras miente

ya no quiero el pan de tu inframundo
te crezco de menos para nivelar recuerdos
y disimular esta hábito de paria

siempre habrá poemas para romper
por suerte.

Victor Clementi

viernes, 5 de octubre de 2012

Fuga a mi interior

dedicado a esos instantes en que el bullicio lastima

perforado por voces amigas
entro al sueño corpuscular
para evadir sarcasmos

me advierto solo
tanta seducción innecesaria
sólo lastima al infraego

volverán las voces a sus madrigueras
solas, ni siquiera arrogancia
les desvistirá el deseo.

CHAO CLE MEN


domingo, 30 de septiembre de 2012

Párrafos Huerfanitos y Reciclados

*Luego de la fase inercial
no quisiera desafiar conductos inestables
sólo para emitir conjeturas de mal aspecto

no creo que una palabra arriesgue
su religión solo por altruismo.


*Tantos santos discutimos
tanto prolegómeno para decir nada.
Un viento pederasta abrirá la carne en lisonjas.
Por suerte pudriremos.

La basura deshace recuerdos
seremos inocuos
inocentes de nuevo.


*Las almas copularon
para que nazcas en mis manos,
sin embargo fue morir de lejos

ahora sos herida
por manos sin asombro.


*Paseaba por tu nariz sin sandalias
dormí ciruja bajo tus párpados

pero no atreví a jalarte las pestañas
para que abras un poco de ilusión.


CHAO CLE MEN

martes, 18 de septiembre de 2012

Glóbulos de Ayer

nos quedará el aire trunco
los ojos desvestidos
la carne en hebras

hay mundos sin salida
pozos eternos donde memoriar
cada latido roto

igual de condenados
a regresar tierra hasta
aceptar que la somos

toda una vida para desatarnos.

Chao Cle Men

El Universo en una botella

estoy ocupado
hay ocupas en mi cuerpo
virus bacterias huéspedes anónimos
vida inconfesable

necesariamente equipara nuestra actitud
infecciosa hacia el planeta

también ocupan la imaginación
fantasmas que alimento
deseos en el limbo
sueños inconclusos

el misterio es un conjunto de caracteres
exitosamente replicados
que prosperan fuera del  raciocinio.

Cleméntocles




lunes, 17 de septiembre de 2012

Ladrón de tu piel

espero labiarte dormida
sin que lo sepas
o aunque disimules morfeos
sabiéndome ladrón de tu piel

poco importa que mientas o consientas
la mañana nunca juzga intención
los muertos ya no hablan
otra disculpa quedará dormida

como vos
apenas desnuda
espiando la ventana
hasta que llegue.

Victor Marcelo Clementi

viernes, 7 de septiembre de 2012

Nebulosa bajo sospecha



puede que suceda materia una y otra vez
reconvertida en prójimos sucedáneos
pero
¿qué invadió esta carne con preguntas
hacedoras de sospecha?

puede que recurra a formas conversas
hasta ajarme en hálitos recurrentes
pero
¿qué terror embistió esta manada
arrojándola al misterio?

de tanto existenciar salí a cazar mitos
de cuando en cuando corrijo
latitudes a devenir

apetezco otros paisajes
donde contornear caprichos
y validar excusas que nunca detendré

menos esclavo del sol
acostumbré a desmedular creencias
temo que estas manos de invierno
sean teclas que ya no reverberen

hace mediodía en el asfalto
y me recuerdo pupitre donde
escondía pedacitos de universo

voy a intrascenderme
es sano un chapuzón en vísperas de tanto.


Vicius Clem



miércoles, 5 de septiembre de 2012

Folclore Depresivo -Volúmen 19.764 (humor)

La Cocuzza adelanta los temas del nuevo album:

1) Coplas de un Gaucho Triste
2) Chacarera de la China Abandonada
3) Las Cuitas son de nosotros
4) El hambre se me hizo costumbre
5) Nunca conocí el amor
6) Hasta el perro me dejó
7) Sé que nunca volverás
8) Me embargaron el rancho
9) Sólo pido un plan trabajar
10) Tonadita ideal para el suicidio

Además, como sorpresa, cada CD trae de regalo 1 caja de Valium.
No te lo pierdas.

La Cocuzza Marketing

lunes, 3 de septiembre de 2012

Revalidación

no sólo es importante recordar de dónde vengo
también habría que cuestionarse
qué soy
ahora

es posible que ambas conjeturas
supongan un hacia dónde voy

para no irme del todo.

Cleméntocles

sábado, 18 de agosto de 2012

Despertar en ella (romance de cuna)

tardame un poco
haceme de noche
despertar en vos

invocaré tu embrujo
esculpiré otro cielo
con nuevas premisas

haceme noche, un poco
para dormir en ella
por si no estás...

mal augurio tanto silencio.

Victor Clementi

Tóxica Poiesis

podría decidirme por la inconstancia subliminal
que nuclean los apósitos existenciales
pero no,
no obstante desgarrar los pétalos del día
en el próximo considerando reiré agostos
tampoco

no sé qué hacer con la llovizna
ni con los ojos del barro,
tanto acumular peces en la vegija
el olor a sirena me intoxica

bella opción el autodestierro
casi poética
aquello cuyo nombre es soledad,
el yo desdobla otra voz
y subtitula cosas que poco atrevemos.

Vicius Clem

jueves, 16 de agosto de 2012

Reflexiones de un renegado 2012

Los medios son el mensaje




Hoy es más importante tener un e-book que saber leer, estar en facebook que tener algo para contar, manejar un auto importado que realmente poder manejarlo. Los 140 caracteres de Twitter comprimen todo pensamiento al aforismo personal incompleto porque son el pensamiento, sin lugar y por lo tanto sin voluntad de desarrollarlo. Los medios se han convertido en el mensaje, poseer la última versión de algo —estar poseído por ese algo: complemento agente y no objeto directo, dirían los gramáticos—, categoría de distinción aunque no se sepa usarlo, o peor, no se sepa qué es. Claramente un hombre es lo que tiene y no cómo lo ha conseguido, pero con un detalle: debe tener algo específico, diferenciador y tecnológico. Y la capacidad para cambiarlo en un año o cuanto mucho dos. El mundo de Terminator-Matrix, lo sabemos, ya está entre nosotros o, mejor, somos nosotros, la realidad paralela de los monitores nos condiciona y finalmente nos determina. Ya no conocemos el mundo a través de la versión mediática: el mundo es la versión mediática y se vive y muere dentro de la pantalla, lo demás no existe. Narrar-filmar nuestra inocua e ínfima intimidad la produce al mismo tiempo que la transmitimos. Mirá mis fotos en facebook. ¿Qué porcentaje le pondrías a esta foto? Seres de ficción permanentes actuando lo que somos, o decimos ser. La insignificancia elevada a matriz ontológica. Como ya no podemos ser especiales, enviamos a otros nuestra mediocridad, urbi et orbe. Autismo irremediablemente igualador, mal que nos pese. A los demás no les interesa semejante ignominia (traducción: miniaturismo de sí, ignorancia de mí) pero esos demás repiten el rito, incandescente y, lógico, efímero.

La obsolescencia programada es a todas luces un mero fenómeno de mercado, diseño que engorda las cuentas de la clase gerencial so pretexto del vertiginoso cambio que la tecnología impone a fabricantes y, necesariamente, al usuario. Como son engendros robóticos, la venta de tales insumos no genera más empleo, ni tan siquiera garantiza la conservación del mismo empleo, sino la piramidización de la sociedad donde siempre ganan los capitalistas. Todavía hay heladeras Siam, mucho después de que la factoría de electrodomésticos y automóviles se fundiera, y nunca hubo menos trabajo porque la gente no las cambiara. Ahora podés cambiar de modelo de refrigerador todos los años y no le das trabajo al obrero que lo ensambla. Antes tenías trabajo, jubilarte como laburante de la compañía, y continuarías tu vida con la misma heladera. Todo se acelera paralelamente: perdiste el puesto y tu heladera ya envejeció, se descompuso diez veces clamando recambio, y hay que arrojarla a la basura, con tu empleo y con vos. Antes podrías comprar otra si salió defectuosa: contabas tu sueldo estable, y sin embargo el aparato seguiría funcionando y contarías ahorros o nuevas remesas de salario para comprar otros bienes; ahora perdiste el jornal, la heladera no anda más ni podrás adquirir su sucedánea. O sí, a crédito, en vez de con ahorro.

La revolución tecnolátrica se lleva por delante cualquier reflexión acerca de ella, y en consecuencia también envejecieron la filosofía, la sociología, incluso la misma informática, dado que debemos mudar de instrumento todo el tiempo. La historia, la antropología, las ciencias blandas, se reconocían en función de su aptitud futurológica, y cuando hablaban del pasado, próximo o remoto, estaban refiriéndose al presente y advertían, veladamente para que nadie las creyera todavía un remanente de la mística, sobre el porvenir. Pues el futuro y el pasado acaban de morir, y vivimos desesperando del presente, imposibilitados de afincarnos en él un rato, viendo en nuestras manos, en la punta de los dedos, el envejecimiento acelerado del último smartphone. Se ha dicho que si el hombre no se adaptaba a la tecnología, ésta no le serviría. La verdad terminó siendo que el hombre sirve a la tecnología, y ella se burla a sus anchas. Personas cultas y universitarias abren un Manual de Instrucciones como un cromagnon una caja de música del rococó. Cada termino técnico, que de antemano se da por sabido, envuelve en su jerga al neófito haciéndolo sentir un perfecto ilota del medioevo al que regalan un inalámbrico. Cuando logra entender el tecnolecto, el dispositivo que opera ya es anacrónico y deberá cambiarlo por otro cuyo instructivo, de nuevo, lo somete al aprendizaje veloz de un nuevo idioma. Madejas de siglas, laberintos de explicaciones, sobreprecios de modelos 0 km, llenan el cerebro y la memoria lingüística de cada consumidor; no utilizarlos es quedar fuera, no entender nada, no actualizarse, envejecer junto al objeto. Un museo de grandes novedades a cada minuto. Ya podría haberlo de celulares a pesar de que no pasaron veinte años del primer ejemplar. Coleccionistas de films en VCR (videocaset, le decíamos) han quedado pobres para siempre en un lustro, y no llegaron a meditar en su suplente, el DVD, cuando golpeaban a sus puertas otros reservóreos, el pendrive en primer lugar.

Mientras escribo el programa de PC se antigua, deja de ser compatible, si me mandan un archivo en la versión más nueva mi PC no podrá leerlo. Mi impresora, sin ir más lejos, dice tener la comodidad de un cartucho por color, pero si uno se agota los otros tampoco andan. No basta el celular receptor de sms (les llamábamos mensajes ayer a la mañana), llamados, música, fotos. Cada segundo nace una nueva aplicación, y la comunidad gastadora corre a tenerla, o, insisto, ser tenida por ella. No mejoramos un céntimo como personas (¿qué será eso?), sólo como miembros de la sociedad de (tecno)consumo. Contamos fruslerías sobre nuestra vida cotidiana y nadie nos conoce, queda el alma angustiosamente muda, o reducida a 140 caracteres y una micropelícula donde boludeamos. En la promo de un celular se cuenta cómo a un pobre tipo de pierna enyesada, el día de su cumpleaños, la comunidad de amigos y familiares le envía vía facebook los saludos consuetudinarios. El individuo cree tener un millón de amigos, se emociona con la enhorabuena de sus papás… y sigue solo mirando las vacaciones de sus compas, munidos de notebooks junto a un río apacible, él lagrimeando sus sentimientos en medio de la absoluta soledad acompañada. Infeliz de él, si se suicidara, seguro antes lo subirá a la red. Los demás no necesitarán interrumpir sus hollidays. Páginas y páginas virtuales de condolencias, a 140 letritas, los esperan desde sus hoteles y campamentos. Ninguno sentirá que lo ha traicionado, que no estuvo con él, que pudo evitarlo. ¿O no le llegaron las felicitaciones el día de su muerte? Duro destino no tener absolutamente ninguno.

Eso sí, puedo quejarme a través de la misma red que digo combatir. Mi única bandera, si tengo alguna y no sé por cuánto tiempo, es una declaración solitaria: no estoy en facebook.

Gabriel Cabrejas

martes, 14 de agosto de 2012

Presentación Destino Desarmable

Jueves 20 de Septiembre 18 y 30 hs
Los 36 Billares
Ciudad Autónoma
Av De mayo 1265 
presentación del libro
Destino Desarmable
de Victor Marcelo Clementi

miércoles, 8 de agosto de 2012

Teatro de un renegado 2012

Exorcismo de mujer, de Fernández /Marset


Ángeles con espalda


La tan entrañable mendocina Nora Fernández, que conocimos como huésped del legendario Centro Cortázar en los 90 y desde entonces no perdió oportunidad de volver, pasó buena parte de su vida teatral perfeccionando, puede decirse, el mismo sujeto: ella misma, espejada infinitamente en personajes de su unipersonal Sur-realismo, un diamante multirrostro que pule y vuelve a engarzar cada vez con más exquisita y prolija sutileza, hasta diseñar un verdadero clásico del unipersonal femenino.

De tanto enseñar a través de la geografía del interior, supo agenciarse una alumna a su altura en nuestro balneario, Ángeles Marset, y mudó así de cuerpo sin cambiarse el alma. Exorcismo de mujer construye una continuidad y una superación, ahora instalado en el único personaje-mujer cuyas máscaras son las de una vida común en el contexto del mundo. “¿Qué pasaría si, sola, se animara a despedirse de sus mentiras?” La aventura confesional, iniciática y transformadora, no por analizada menos novedosa, de una biopsia arriesgada, donde el espacio escénico es el dominó temporal que, pieza a pieza, arma el concienzudo dibujo para voltearlo de un soplo.

Magdalena, de Mauro Molina, otra obra que se dio durante el verano del 2012, se preocupaba por el padecimiento de una casada en los 50 y los códigos obligatorios de esposa modelo que se le adjudicaba, abriendo en las heridas un respiradero de lo reprimido, la ira, la decepción, el conformismo. El diálogo de la autora —y de su intérprete—consigo universaliza el mensaje, le habla a plena cara a sus compañeras de género, a su pasado, a su conciencia, y a la civilización tour court.

Una fuente de agua a foro, todavía silenciosa; fanales con sus respectivas velas sobre balanzas, el cuadro dislocado de una familia en la cual los niños tienen el semblante de los adultos y éstos, el de los niños. ¿Filosofía new age de bolsillo e impronta freudiana? Ni ahí. Apenas comenzamos. Hallazgos escenográficos: cilindros de los que salen afeites, un chupete, como una cómoda incómoda de dormitorio llena de enigmas. Cámara negra, un taburete de pintor, la imagen de Sigmund, la pintura que se da vuelta y ahora, sí, parece correcta. Ángeles tiene una paleta de colores, pero empuña no un pincel sino el pompón de polvo facial. Descalza, o sea, desnuda para caminar. Un corazón rojo de peluche será el dispositivo mágico que habla junto a ella, la simboliza, la profundiza.

Madre, amantes, matrimonio, el hijo, la separación, la realización o su falta, los ejemplares de mujer que se quiso o se quiere ser y no ser. ¿Previsible? Sí, en efecto. Pero el teatro no se hace solamente de conflicto inesperado. O se desarrolla una intriga o se indaga hacia dentro de lo conocido, de modo, entonces, nuevo. Del espíritu femenino siempre se cree haber dicho todo y sin embargo ahí andan Nora y Ángeles, Norángeles, partiendo otra vez de la línea de largada. El plan no radica en es distinto porque lo digo yo, sino lo que yo digo es distinto. Puede reprochársele cierto exceso de extensión, no muy notorio gracias a la agilidad, dominio de la escena física y manejo de la voz y la figura. También, el mensajismo final bajo la advocación de esa fuente que ahora dimana agua cristalina y sonora. Puntos de vista. En cualquier caso, las autoras son tozudamente fieles a su propuesta, quieren, y logran, lo abarcativo, no se callan ni se quedan con nada. La gestualidad, el humor verbal y mímico, las técnicas del desplazamiento, el cruce de fronteras y la interactuación con la gente presente, agigantan el texto, colocan lo evidente o trillado del tema en un plano secundario. Tómelo o déjelo.

Exorcismo, palabra bien elegida. Una mujer se saca el diablo de encima, o mejor, de adentro. ¿Cómo? Aprende a convivirlo, a domesticarlo. Pero debe hacerlo sola o no valdrá la pena. Y ahí viene la epifanía, la iluminación, el espectáculo de autoconocerse. Y, acá abajo, en el auditorio, el re-conocer a una dramaturga maravillosa, que encontró en Mar del Plata a la actriz que se merece.



Gabriel Cabrejas

martes, 31 de julio de 2012

Presentación Libro

Presentación del Libro de Poemas

Destino Desarmable

de Victor Marcelo Clementi
 
Domingo 5 de Agosto - 18 y 45 hs. puntual 

Centro Cultural La Cuadrada

domingo, 29 de julio de 2012

FRASESECHAS Humor

Fútbol
* le pegó tres dedos: los otros dos los dejó en el vestuario
* tal jugador se cargó el equipo al hombro: 10 ñatos encima, no hay espalda que aguante
* fulano tiene una carrera de 20 años: con razón se lo nota cansado, ya ni corre

Comidas
* engañar al estómago: le soy infiel con el esófago
comidas ligeras: de tan rápidas no llegás a morderlas, ideal dieta
* menú fijo: atornillado a la mesa
* pollo entero: pero si viene sin plumas

Otras
* violar la cerradura: pobre bicho...
* prestar atención: a muy bajo interés
* localidades agotadas: llegaron exhaustas
* drogas sociales: las otras son introvertidas
* drogas pesadas: si las venden por gramo...
* velar las armas: en un candelabro

Algunas Frases Confusas
* no estar a la altura de las circunstancias:  ¿qué significa, soy petiso? ¿y si las circunstancias crecen?
* siento verguenza ajena: ¿acaso ocupo cuerpos? ¿robo y junto verguenza por telepatía?

Vicius Clem


viernes, 27 de julio de 2012

Humor Clemencial

El Misterio de los Pueblos originarios



Mucho se habla de los Pueblos Originarios, de su esencia, de la mística autóctona, de la conexión cosmotelúrica, pero....
¿de dónde provinieron? ¿existe la generación espontánea? ¿quienes fueron los primeros pobladores? ¿acaso fueron implantados por una civilización foránea?
Aquí presentamos tres posiciones que, a partir del evolucionismo, proponen miradas distintas de cómo llegó el Hombre a habitar nuestro mundo.

La Teoría de la Quena Unificadora
El Estallido de Fondo, la música del universo, no es otra cosa que el sonido de las Quenas expresándose a través del espacio-tiempo. Dicha ambrosía inspiró al Creador, que ya hablaba quechua, a pergeniar la versión definitiva del Hombre.
Modelo Cosmogónico Moderado
Son quienes afirman que nacieron con la mismísima Pacha, hace 4400 millones de años, cuando la gravedad condensó el polvo estelar, de allí el aspecto redondeado de los nativos.
La Perspectiva Darwiniana
En cambio sostiene que los pueblos originarios brotaron del humus primigenio junto a las demás especies que poblaron el planeta, sólo que los Hombres-vegetal  luego de eones se harían de carne y hueso.

Licenciado Arístides Orillas


miércoles, 25 de julio de 2012

Biografía No Autorizada de Clementi- Parte 2- No tan humor

Costado pedagógico del tipo:
La única disertación que ofreció Clementi, no fue precisamente una Clínica de Poesía, apenas una Salita de Primeros Auxilios, donde tres o cuatro trapitos concurrieron a " hacerle el aguante al chabón porque siempre nos habilita faso..."
En esa instancia comprendió lo que significa "predicar en el desierto"; más aún, aceptó que la enseñanza no era lo suyo.
Otra particularidad:
Clementi asegura no poder viajar en avión debido al vértigo y claustrofobia que padece. Falacia.
En realidad tiene prohibida la entrada a todos los aeropuertos del planeta por su cara de árabe definitivo, perfectamente confundible con la de un terrorista.
Es más, no le permiten subir ni a un Aladelta.

Marcel Nasif

Momento gótico, crítico, pórtico



Con mis duelos y mis humores
duendes malditos ad honorem

Uno también es lo que ha perdido,
flechas rotas por ese corazón
todavía

El humo es la memoria de las cosas
que elevan y disuelven en la inconstancia.


Marcel Clementí


En el vórtice del pozo primigenio





labrador de fronteras inexactas
con líquidos furiosos
he sembrado peces en infiernos
hasta sangrar labios que desconocen
arsénicos amigos rebuznando catarsis,
viajaré a sucederme antídoto
viaje en niño vuelo al estribo
de los sueños a punto de caer
en parasiempres espejos.

Victorius Dementis

martes, 24 de julio de 2012

ENTRE FLAUTAS Y SIRINGAS - Jorge Castañeda




Soy un ratón más junto a otros miles que saliendo subyugados de sus cubiles y de sus agujeros vamos en pos de la música embriagante del flautista de Hamelín.
Me observo escuchar embelesado en los días redondos de mi infancia la siringa del afilador y adivino las chispas de la piedra de afilar sobre el acero brillante de  cuchillos y tijeras.
Con el perdón de Rubén Darío y su responso, como otro Verlaine de estos tiempos “le doy a la siringa agreste mi acento encantador”.
Quiero glosar a Pan, el dios griego de la fertilidad y los pastores, habitante de Arcadia, del que proviene el término “pánico”, portador de cuernos, largas orejas y patas de carnero que al perseguir a una ninfa para someterla, la pérfida se convirtió en caña dejándolo amargado y melancólico hasta que con el correr del tiempo a falta de mujer, bien pudo decir el sátiro, buena es la siringa.
Escucho en el cañaveral como aquel viejo campesino los sonidos del viento en las cañas quebradas y a la mañana siguiente con mis propias manos voy dando forma y sonido a la zampoña.
Tocando mi flauta me siento como el encantador de serpientes del bello cuadro del aduanero Rousseau. Flauta dulce quiero decir, nunca amarga. Como la piritaña que hacen los muchachos alegres con las cañas del alcacer. O de carrizo, de cebada, de azúcar, de calabaza, de hueso de llama, de piedra. Fístula. Tibia. Flauta.
Quiero hablar con el silencio. Soplar la flauta vertical del pinkillo. Darle a la quena las notas agrestes de su paisaje. Acariciar la boca redonda del sikus como los labios morenos de una mujer campesina. Hacer brotar del cuerpo pequeño y apretado de la pifilka el canto perdido de los viejos mapuches.
Tener la boca grande para tocar la armónica que también se llama flauta. 
Quiero reunir muchos flautistas para que dancen los pueblos. Para hipnotizar a los incautos. Para que la cobra lentamente salga del encierro de su cesta de juncos. Para librar a los poblados de las plagas de ratones y otras sabandijas pequeñas y molestas. Para enamorar a las ninfas en la espesura de los bosques. Para mi propio concierto y regocijo. Para que el viento pase por sus tubos y toda la música del Olimpo baje a la tierra para alegrar el corazón de los hombres.
Flauta, flautín, zampoña, siringa, fístula, caña, tibia, hueso, sikús, quena, pinkillo, pifilka, armónica, dulce o traversa, simple o compuesta, artesanal o mecánica. 
Quiero escribir esta crónica en su homenaje. Que le broten notas a las palabras. Que la música escape del papel. Que la crónica raye en el elogio descarado.
Que tenga todo el tiempo del mundo, hasta que las velas no ardan o simplemente “hasta que le suene la flauta al burro”.


Jorge Castañeda
VALCHETA (Pcia. de Río Negro)

domingo, 22 de julio de 2012

Ingredientes Secretos

me encuentra la mañana perezosa
con municiones etéreas
desovando supernovas

dado que mis opuestos traicionan
quedé dormido en el panteón de la indiferencia
hasta jakear el terror de sentir vida
esa que desnaturaliza

las ideas son equipaje
cuando mudo a mis otros yo

húbeme rincón algún pellejo
en las horas viciadas de alquimia

de tan huérfano guacheaba
tanto rincón inverosímil

para noviar la espera
la callecita jadea secretos
que logran autografiarme.


Victor Marcelo Clementi

Incógnita

a veces llego tarde al misterio
voy por la piel de la sospecha
peatón del abismo

la escasa precisión que aqueja
obstina en ceremoniarme

todo pierde inocencia
el don de lo imperfecto
acude a soslayar

un ladrido huérfano
allá, por la penumbra
me regresa incierto

adicto al asombro
viajé a capturarlo

hay mucho de universo allá afuera
y deseo un poco.



Victor Marcelo Clementi

martes, 17 de julio de 2012

Destino Desarmable - Víctor Clementi


 No podía ser de otra manera
Destino Desarmable   
aparece en el 50° Aniversario de los magos del rock

por suerte el recuerdo no discute
un homenaje a aquellos años rollingas
desde mi nostalgia para mis amigos

domingo, 8 de julio de 2012

Síntomas de idiota

algunas cuestiones deberían quedar en el misterio
acaso para disimular la ignorancia,
esta prisa de holgazán a ningún lado

el instinto de vagar es una pulsión
más allá de lo animal,
aquel mismo misterio seduce
hormona del asombro

de alguna manera respondemos a un arquetipo
aunque un banquete de insectos ateos
nos haya devuelto al cosmos

¿cuándo dejaré de repudiar sentirme lo mismo?
como si la palabra mismo diluyera la imbecilidad

las mismas necesidades las pocas abstracciones
acaban mutándonos en esos mismos insectos:
de aquí en más sólo ejerceré antropofagia

hoy me infecta una pulsión estética,
no sé cuánto de recuperable darán esos deshechos

no importa, hasta que la muerte restablezca
el equilibrio del anonimato
me permitiré insultarla.


Victor Clementi

jueves, 5 de julio de 2012

Poema del Arcángel Gabriel (México)




"Mujerzuelas inflables
Prostituyen mi celibato
En el tocacintas de mi padre
Pink Floyd muerde espejismos.
The Wall
Ron y Whisky endulzan la cordura,
Masturbación ilícita,
El Cannabis fermenta vigilias,
La Tv anuncia debate de cuatro imbéciles,
Monolitos que describen un país jodido
Me carcajeo de sus posturas estudiadas,
De sus corbatas verdes o amarillas
O de una falda azul con tizne bajo la tela.
En mi urbe, la anarquía es de una muñeca de látex
Y el semen explora mis ingles
Para copular con navajas bajo sábanas.
Apago esa verborrea electrónica
Y Onán sorbe mi esperma."

Arcángel Gabriel Avilés
Los territorios del jaguar

lunes, 2 de julio de 2012

Réplica de lo Abstracto




me encuentro animal
tan fácil de estresar
tan domesticable
hacedor de costumbres
mutación del mismo uno

me siento sistematizado
bajo complot de cotidianeidad,
ya no más esas voces religiosas
ahora son alarmas asesinas

desafectado del incómodo humanismo
que heredé, voy por el acaso permitido,
sólo la inconsistencia necesita eternidad

recién cuando los ángeles sexaron
nació la dualidad
bajo tercera escala de creación

hoy me duelen los círculos,
años que tienen ahora
las cosas por devenir.

Clementi


martes, 26 de junio de 2012

Morir es una mala palabra

Me dejó tirado nomás, todo muerto, ni un pedacito de vida, ni una flor para que comiera después de muerto.
Muerto y solo me dejó, ni una piedra para hacerme companía, tirado ahí, sin compasión, asqueado con la idea que vinieran insectos a comerme, oliendo mi propia podredumbre descompuesta en colores.
Un esqueleto sucio dejó: solo, sucio y todo muerto, para irse a morir sola, lejos, pulcra, casi un recuerdo por anticipado.
Supongo que ya habrá muerto de tanta ambiguedad, eso de morir separados, creyéndonos únicos, sin la humanidad de olerle la muerte al prójimo.
Mejor morir solo, para mí solo, sin que observen, sin que lastimen.
Y de una sola vez, otra vez, solo, a través de algún tal vez..

Victor Clementi

viernes, 15 de junio de 2012

Ojos recién llovidos

he sido huésped
de la arrogancia más supersticiosa
cantinero de la locura
asesino por contagio

he bebido la sangre del mesías
añejada en catacumba
hasta orinar promesas rotas,
tanto empalagar con profecías en lata
mi estómago está lleno de iglesias,
ya no apetezco deidad

sólo existe el más acá
la esquina
mi abuela detrás de la puerta
cuando abría el monedero
de los años ladrones
para hacerlos caramelo

otra foto hace caer a la infancia
el patio ya no está
ni la terraza donde jugaba al mundo,
es posible que así muera
atrapado en un recuerdo
con olores espectrales
y un reloj ausente.

Victor Marcelo Clementi


lunes, 11 de junio de 2012

Yo viajo al Principado de Albantes - Jorge Castañeda


Un amigo de La Cocuzza habla de otro amigo de La Cocuzza.

YO VIAJO AL PRINCIPADO DE ALBANTES

En mis años de escolaridad en el nivel primario, así se llama ahora, comencé a frecuentar a los grandes autores de la literatura argentina y universal. Un gran recuerdo para Miguel Cané, Nalé Roxlo, Rafael Obligado, Leopoldo Lugones, Rubén Darío, Jorge Abalos, Jorge Isaac, Pérez Galdós, Baldomero Fernández Moreno (su poesía llevo en el alma) y tantos otros cuyos textos y poemas entraron para siempre en mi vida.
Uno de ellos me supo cautivar desde el primer verso. Poeta provinciano más cerca del folclore que de la literatura. Una frescura y una magia propia de la gran poesía se adueñaron para siempre de mí. Era don Rafael Jijena Sánchez. Poeta argentino nacido en San Miguel de Tucumán y radicado después en San Fernando del Valle de Catamarca.
Por la magia de Internet buscando datos de él, encontré un blog de quién es uno de sus nietos: Agustín Elías Jijena Sánchez. No solo que nos contactamos sino que también nos amigamos bajo el aludo sombrero de la poesía y de la palabra.
Este poeta y escritor es uno de los tantos argentinos que anda por Europa con su talento a cuestas: en Zagreb, en Madrid, en Italia y en vaya Dios a saber en cuántos otros lugares de este mundo terrestre y rampante.
Tiene amigos valen la pena como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y entre otros el cantautor Luís Eduardo Aute que lo bautizó a Jijena con el título de Príncipe de Albantes. Nada más ni nada menos.
Seguramente no faltará la ocasión para tomar unos vinos con Agustín mientras hablamos de estas cosas que a algunos le importan poco pero a nosotros mucho: la poesía, el arte, la palabra, los libros, los viajes, la vida.
Invito a entrar en su blog. No hay que tener títulos nobiliarios ni nada por el estilo solamente pulsar en el teclado: reinodealbanta.blogspot.com, allí nos  estará esperando con sus vituallas, nunca apurado pero tampoco ocioso, fecundo siempre.

Jorge Castañeda
VALCHETA (Río Negro)
jorgecastaneda.fullblog.com.ar