exhausto a propósito de un cielo
que juega a evadir
mi alma deshace en letras,
quizás hallarse
miro a la ciudad desde
el hueso de un águila
y advierto a la inconstante criatura
cautiva en una guerrilla de hormonas
el humo migratorio lame
las vísceras de todo reloj,
asoman pueblos somnolientos
desde el metal infinito
miro a la ciudad desde un nicho
inserto en lo caótico,
el agua empuja hacia claustros
cincelados por ratas
una táctica de ocio
derrama vino lento,
apelo a mis efectos lúcidos para escapar
sin que la noche lo autorice
cuando retorne a la simiente
no quedará semilla de tu constelación
ni gota de diluvio.
Marcel Clementí
jueves, 22 de noviembre de 2012
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