martes, 30 de julio de 2013

Teatro del reneguéitor modelo 2013

Vacarezza por Teatrantes El sainete, esa fiesta pura

Pertenece al maestro Osvaldo Pellettieri el concepto del sainete de Vacarezza como pura fiesta: el conventillo abuenado donde no hay tragedia ni delito, la macchieta del inmigrante como tipo cómico, la identificación asociativa público-personaje, y el final armonizador en el cual triunfa el bien y el malo se redime por el amor y se rompe la cuarta pared, se le habla al público que va a divertirse. Es el año 31 cuando debuta El conventillo del gavilán, y desde entonces la pieza modélica del sainete porteño goza de un recorrido histórico lejos de agotarse. ¿Qué más se necesita para realizar una obra entradora, vivaracha, que se disfruta de principio a fin y puede agradar a la gente informada como al principiante amante del teatro? Mucho y poco a la vez. Por empezar, una embocadura amplia que permita una escenografía corpórea, esa que parecía estar olvidándose en la escena marplatense, tan habituada a la cámara negra; un grupo cohesionado y experto de actores —siempre será más difícil la comedia, si pretende salir bien— y una conducción que nunca desatienda a unos a favor de otros. Todo eso logra esta nueva joya en el collar de brillantes de Teatrantes. Repasemos, a ver. El pajarraco del título lleva nombre de barrio, Palermo, típica usanza vacarezziana ya empleada en el otro conventillo, el de La Paloma. No podía tocarle sino al versátil Roque Basualdo, deliberadamente hiperbólico, manual del highlife (mejor: jailaife) seductor donjuanesco, de la mejor tradición hispánica, ya que sólo revolotea alrededor de las casadas del yotivenco. ¿Quiénes? La criolla (Cecilia Leonardi, Caramelo), la gallega (Cris Ibáñez, Fermina) y la tana (Silvia Jiménez, Violeta). En el género, el origen es el carácter, aunque se intercambien en el melting pot que incuba a la sociedad argentina del siglo, y al dramaturgo no le interesa profundizar ni diferenciar. Así se observan a los actores en estado puro, definiéndose en la interacción, en el semidialecto de la ribera, en la forma con que encaran la intensa movilidad sobre el escenario. A Palermo lo sostiene un ayudante, el ingrediente que faltaba en la olla, el Turco Harari (Martín Pereyra) y sus pes impronunciables, admirador sometido. Y el ala masculina que pasa de la sospecha de infidelidad múltiple a la certeza y la trampa contra el picaflor. El italiano Lorenzo (Leo Rizzi), el español Tarragona (Alejandro Comercci) y el nativo Buenas Noches (Hernán Cendra) quieren la única vendetta posible, sorprender al felón con las manos en la masa. Para ello, tiene que haber un Bueno, el soltero, estibador y cabeza fría Puente Alsina (otra barriada, y un actor de fuerte presencia, Oscar Miño), que urde la calculada farsa nocturna. Y ahora, imagínense, si no fueron todavía. Cada uno en el elenco merece destacarse, y se destaca, tanto como se funde en el conjunto. Recordemos, de paso, que la compañía en esa época de oro era una auténtica academia informal formadora de intérpretes y de este asunto, los Teatrantes y sus veintipico de años de trayecto, saben a tope. La Leonardi se da el lujo de cantar Garufa, y la acompaña un trío de (excelentes) músicos —Leonor Sulpizio, Federico Moyano, Pablo González—, que empiezan en un palco y terminan en las tablas mismas; no falta el entrevero y el guapo (Maximiliano Schwartzman), el momento del lucimiento estereotípico (el terceto de esposas, el terceto de maridos), la novia traicionada, menos previsible que su romántico nombre, Mariposa (Amparo Fernández), y las lamparitas de colores, celebración de un final que no juzga ni castiga. Avatares de la crítica eterna, a Don Alberto se lo condenaba por repetitivo, frívolo, condescendiente con la platea, contrabandista de desenlaces positivos, facilista, y al morir pobre, en 1959, portaba un sambenito peor en esa etapa de proscriptos: peronista. Y ahora, un remoto equipo bonaerense le hace estricta justicia poética y humana, a través de una puesta que nosotros aplaudimos de pie y a él lo hubiera emocionado. Cecilia Martín, Mónica Arrech y Leo Rizzi, o sea, los T, se regodean en dirigir semejante elenco. Que dos opulentos productores de Buenos Aires, Javier Faroni y Pablo Pérez Iglesias, hayan cedido el teatro Güemes en un invierno patagónico debiera dar el ejemplo, vistas tantas salas cerradas durante el receso. Un atardecer de viento, frío y lluvia, más de la mitad de las butacas se habían llenado. Un reconocimiento extra para nuestro teatro, igual de vigente que el viejo y querido sainete.  

Gabriel Cabrejas 
gabcab2003@yahoo.com.ar

viernes, 19 de julio de 2013

Cocuzza Ciencia (Humor)

Un artículo de reciente aparición en la revista de interés científico la Escoba del barrio, cambia radicalmente la posición acerca de los trastornos bipolares. Según el Doctor Ezequiel Merluza dicho problema no es el producto de un desequilibrio electroquímico en los neurotrasmisores, como hasta ahora se creyó, sino que es causado por el Síndrome Luis Sandrini, en honor a aquel legendario actor que hacía reir y llorar al mismo tiempo.

miércoles, 17 de julio de 2013

Poesía de Venezuela



ALICE BLUE GOWN

el castillo de Alicia guarda un naipe de hueso
una astilla que anduvo su corazón
al que le bastaba amasar la tierra
posando dulcemente la luz en sí
la misma al descubrir un esqueleto en la fronda

mariposa qué delicado es tu camino en el paisaje
para acercarte a su blancura
la de una luna atrapada en un balde
donde anoche me bajaron el quebranto

sueños de verdes páramos y altas sonrisas
que aún saben de mí niña
cuando nació pegada a un azulejo
que la hizo morir de tristeza al nacer

lo que no saben de ella es que la obsesiona
la idea de seguir a un conejo para encontrar
a su hermana menor
pues se me parte el corazón al explicarle
haberla perdido en un juego de barajas con jesús

quién conoce la carta tatuada bajo mi camisón de oro
por esos días mis pisadas fueron agrias
como leche cuajada en el monte
sólo Alicia sabe sentir dolor igual que nosotros

tal vez si apuesto con ella podré lamentarme
sobre un buen par de tetas
y no girarán las rosas entumecidas por el sol
rojas con cada reina decapitada y ultrajada en la vida

Leonardo Alezones Lau
(Venezuela)

sábado, 13 de julio de 2013

Personajes Olvidables: El Gaucho Rapero (Humor)

Otra que el hiphop, ustedes no conocieron a Don Heterónimo Reyes (en realidad Obdulio es su primer nombre) el primer payador urbano de verdá, lo afirmo. Decía que fue rebautizado por la Real Academia del Chamuyo, aunque otros sostienen que fue a causa de un representante que tuvo.
Es más, cuando Hernández compuso el Martín Fierro, tomó ciertas alegorías al respecto .Y como todo fierro acabará oxidado, le dedicó nuestro personaje en póstuma ocasión .
Cuentan allá por los pagos que lo vieron frasear, que el hombre le ganó la pulseada al mismísimo Diablo, logrando así la aternidad, apenas a los treinta y tantos. Ya Don Heterónimo no tenía rivales, los desintegró uno a uno, a tal punto que payaba y se contestaba solo el tipo: nunca alguien tan rápido. Y como no quedó  con quien competir, tuvo que retar al Colorado Cornudo a una payada por su vida.
Ni el Diablo lo pudo, che, así que viene fraseando hace siglo y pico, de provincia en provincia. Pero como la costumbre de payar en los pueblos se perdió, el verborrágico tuvo que emigrar a la ciudad, donde inauguró la payada urbana. Iba a las esquinas con la criolla a improvisar consigas contra la opresión y la injusticia, inculcándoles a los guachos de la prole epítetos tales como Milico puto, Gorra, andá a ortivar a tu vieja, mal culeao y otros desafíos.De allí nace el hiphop nativo, los negritos del norte nos birlaron el yeite.
Aunque el auténtico es y será Don Reyes, un mago que andará perdido como todo mesías en esta babilonia sangrante.

Vittorius Dementis

jueves, 11 de julio de 2013

Ejercicius




 Sé que cometo una terrible obviedad al repetir que el recuerdo es atemporal. Sin embargo no por obvio es menos cierto, a riesgo de redundar en acertijos.
Recordar interactúa en el ahora, a tal punto que la memoria puede manipularse hasta hacerla coincidir con nuestra necesidad actual. ¿Cuánta resistencia podría ofrecer la honestidad en tal forcejeo?
Pero más allá de la conveniencia a la que es sometida, el ser-ahora procede del pasado. O sea que la coincidencia es irrelevante, poco importa lo exhaustivos y honestos que seamos, sólo es un ejercicio de la nostalgia para retroalimentar sensaciones; reciclarlas, en tanto regresar al ciclo que nos define, en tanto constante.
Antes bien, la nostalgia puede asfixiarnos y empujar al subconciente a que modifique ciertos detalles conflictivos; lo que obedece al primer mandato de la vida: la supervivencia.
No obstante el recuerdo sufre procesos alquímicos a lo largo de la existencia. Una chiquilinada puede festejarse bajo ciertos estadios, luego la perspectiva redefine los términos del heroísmo.
La niñez es una fase atestada de fantasía a la que solemos recurrir en épocas de angustia.
La inocencia es una recreo entre tanto realismo.
Y cuando la soledad acaece invocamos a los magos del recuerdo, para bucear y beber sensaciones limpias. Nos ahogamos en ellas, hasta vomitar el agua del pasado y renacer en otra ilusión, aunque con distinta piel.
Ahora mi piel no es aquella que sangraba al caer de la bici.
Ahora mi piel no es la misma que atraía felinas para devorarme.
Soy la copia de otra copia que se replica hasta descomponerse en gránulos de olvido.
Pronto seré un montón de papeles, un suceso que descansará en la memoria del universo, cuando ya nadie exista.
Entonces el recuerdo será una metáfora.
Como siempre.

Vicius Clem

lunes, 8 de julio de 2013

Un Hombre puntual (Relato)



Darío era puntual, siempre llegaba entre 10 y 15 minutos antes a las citas para inspeccionar el terreno y reafirmar su paranoia.
El hombre no soportaba la impuntualidad ni se la perdonó a sí mismo, era de los que tomaban muy en serio el Tiempo: nadie debía jugar con ese tirano maniático.
—¿Para qué inventaron los relojes? —ironizaba ante la espera.
En sus novias debido a la demora en los encuentros.
Nunca confió en ellas: —Una mujer tardía no te respeta
sentenciaba. Y así terminó, de tan exacto se aferró a la soledad. Allí nadie podía mentirle, excepto él mismo, algo inaceptable en su estricta cosmovisión.
Todo lo condujo a una pulcra y amada Soledad. Hasta que vino la muerte a reclamarlo; no sé, fue de madrugada, mientras dormía. Los forenses acusaron hora de deceso entre las 3 y las 5, cosa que enojó muchísimo a Darío que, desde el limbo exigía la urgente precisión del horario. Era necesario  para su muerte saber exactamente el cuándo.
Y así vagó, de reloj en reloj, no pudiendo descansar en paz a causa de la ineficiencia de un burócrata.


Victor Clementi

sábado, 6 de julio de 2013

Pequeñas Reflexiones para la Papelera de Reciclaje

*Los Sabios están para interpretar al Hombre y la naturaleza dentro de un contexto, fueron diseñados para bucear el silencio, lograr abstracción. Proponen, idealizan, estimulan, estigmatizan...
En cambio los Magos distorsionan el campo perceptivo; ellos trasmutan, eligen su propia muerte. Hasta modifican la materia.
Conclusión: morir sabio para encarnar mago.

*Ya no más zigzagueo
prefiero una vereda de sol
previsible
un mundo lento donde juntar aromas.

*Algo tan sutil debe desvanecer,
secretos en ciertos labios
serían conspiración.
Peligroso aludir a lo intangible.

Aunque siempre necesitaré vículos para profanar
a cuenta de próximas vidas
(ya gasté varias jugando ruleta rusa con mi propio ego)

Me quedo con tu lluvia que viene de a ratos.

Jean Marcel Clementí
(tipeado mientras escucho Siberie m'etait contéee de Manu Chao)

jueves, 4 de julio de 2013

Terapia de la Negación





No fumes más
no bebas tanto café
no corras, caminá
no consumas mucha sal
no tomes sol de 11 a 16
no tengas sexo sin protección,
andá armado
no mientas si no hace falta
no desees a la mujer de ninguno
no te emborraches si estás triste
no te juntes con cualquiera
no comas mucho de noche
no olvides descansar lo suficiente
no dejes para mañana lo que nunca harás
no me preguntes por ella
no me halagues que hace daño
no me prohíbas el mundo
no sacudas tu arrogancia
no odies, no repudies, no te opongas al destierro
no te ofendas, no te subleves
no gires a la izquierda, no seas grosero
no cometas excesos, no no no…
¿ y paqué?  si estoy todito muerto…