fluían los setenta
apenas olíamos cannabis
cada pulsación enhebraba mística
Santana era el Jimi Hendrik latino
época de guerrilla, de pañuelito hindú
embebido en patchouly
de romances turbios en un hueco del Torreón,
tanto recuerdo ilícito asoma
psicodelia de exclusión
¿cuánto mutó desde entonces?
Cristos reclutando kamikazes en el supermercado
Budas que no prosperan por encarnar en Biafra
otro gurú desocupado en un Casino de Las vegas
multitudes sólo numerales
bajo la lupa del tragaexistencias
necesito un suero para mi neurosis criminal
más caricias al oído de una doncella
sin dioses con luz enferma
ni mesías del photoshop,
todo chorrea hacia la cloaca existencial
fluídos de una vibración inequívoca
olvidar es llegar al cielo
sin identidad, sin código
solo respirar y diluirse en una amnesia inofensiva.
.
Victor Clementi
martes, 16 de diciembre de 2014
sábado, 13 de diciembre de 2014
Maníaco insaciable
seré el presunto asesino
de todas las mujercitas
que me humillen con su belleza,
actuaré de bestia
para ultrajarles rincones,
una sanguijuela en sus labios
verlas obliga a latir
propina doble a los sentidos,
vampiro de esa estética inasible
deseo rociarlas con nieve de mi vértigo
y corretear los zaguanes de su piel
hasta oscurecer
fetal
en otra orilla
a salvo de mí.
Vittorio Marcelus
de todas las mujercitas
que me humillen con su belleza,
actuaré de bestia
para ultrajarles rincones,
una sanguijuela en sus labios
verlas obliga a latir
propina doble a los sentidos,
vampiro de esa estética inasible
deseo rociarlas con nieve de mi vértigo
y corretear los zaguanes de su piel
hasta oscurecer
fetal
en otra orilla
a salvo de mí.
Vittorio Marcelus
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