miércoles, 10 de abril de 2013

Infidentes

se oyen como perros frágiles
escarbando la luna
se oyen escalar la mugre
en los balcones de nadie
los escucho bajo la almohada
ilegibles, escurridizos
verbos antílopes en los llanos del poema.

Viktor Clementov

Prófugo de los espejos

apócope de mí
a poco de vos
mi otro yo sos vos
quiero irme de mí

efluentes del espejo
hacia al mismo sumidero,

Cleméntocles


Quedaré inconcluso

a diez espejismos para exacto
sin embargo me atrevo a diferir

restan cuatro preguntas antes
que la muerte confisque
otras derrotas y no sé cuándos

quedarán recuerdos sin resolver
fantasmas en el párpado de la cerradura

el silencio se ha vuelto nómade
quizás otra variable del tiempo suicida

queda poca tinta para concluirme.

Marcel Clementí

martes, 9 de abril de 2013

He robado lluvia de tus rincones

ayudame a morir desprevenido
luego de tu cuerpo inexacto

peligrosamente silencio
¿hasta dónde deja des ser quietud la indiferencia?

hágase la luz y la luz deshizo

ebras alguna vez milagro
hoy genética de lo escaso

¿por qué me llueve la Noche puñales que no deseo?

Vicius Clem

De la Real Academia Clementiana (humor)

Angustiógenes: padre de la Filosofía Depresiva. Autor de "La Vida es una Mierda" y cuya Escuela perviviera en ciertos folcloristas nativos. Tambien denominado Fundamentalismo Autóctono
Americanismo: Patoruzen (la encarnación del bien) el gaucho Búdico bajo el ombú frente a los gurises del pueblo, narrando sus enseñanzas como un Cristo endémico. Antag. el indio demoníaco exorcizado con boleadoras y lanzas caseras.

por el Licenciado Arístides Orillas

lunes, 8 de abril de 2013

Sembrando con la muerte

He dicho que vamos sembrando con la muerte
y cosechando con las manos secas.
Que la he visto barrer en casas limpias
con sus huecos apacibles.
La he visto hacerle compañía a tantas mecedoras;
pero ayer, caminando, vi a la muerte en otros rumbos.
Deje de sentir la chispa,
solté mis lentes al vacío,
y miré más profundo que nunca.
Ahora digo, y quedarán mis palabras taladrando el viento,
he visto a la muerte en un parque sin ojos,
caminando multiplicada por hombre, hembra y hastío
Es este mi tiempo, sobre la yerba la muerte deja su paso,
ya no de misterio.
Retoza en los dedos fríos de un teclado
y su mortem contagioso se rezaga en la compañía del ausente.
Bebe la muerte en la sonrisa expirada,
en el ruido necesario para no sentirte solo,
en el licor dulzón del descontento.
Bebe la muerte sobre nuestra cabeza inclinada,
la mirada perdida es su encuentro,
son de ella los pasos lánguidos que nos conducen a la nada,
es ella la línea que traza nuestras distancias.
Ahora digo, ayer vi a la muerte,
se subió al barco, se perdió en las calles
salió al balcón, y de su boca sin carne
brotó un poema.

Rossy Evelin Lima