lunes, 19 de diciembre de 2011

Mails de un renegado

La carta de lectores que Ñ no pudo (o no quiso) publicar

Nunca lo sabremos, tal vez... Sea porque mencioné (con sorna) a Tinelli, la gran estrella del canal de Clarín, o no critiqué lo suficiente al Gobierno, la buena gente de la revista Ñ ignoró una carta que envié comentando por qué nuestros púberes no leen los subtítulos de las películas. A lo mejor, simplemente llegó tarde. Por las dudas, y para que no se pierda, ahí va.

Totalmente de acuerdo con el cronista Jaime Porta Fouz (artículo “Los adolescentes las prefieren dobladas”, se sobreentiende las películas en lengua extrajera…): hay que resistir —otra vez—al avance del doblaje, sea el hispano-neutro, criollo, lunfardo o ibérico. No hago sino remitirme al gran Alsina Thevenet, quien, tempranamente (1945 apenas) se pronunciaba a favor de la unidad de estilo de cualquier obra de arte, lo cual incluye amén de la imagen, su voz original. “(Con) la supresión de los caracteres típicos (perderemos el tono de los campesinos del Oeste norteamericano, el slang de los compadritos de Brooklyn, la entonación de los lores ingleses) nos conformaremos con personajes generales, sin la menor intrusión de color ni de localismo” (Obras incompletas, I: 265). Claro que, advertía el ínclito crítico uruguayo, juntar firmas, hacer marchas o escribir solicitadas y manifiestos puede ser “noble, ingenuo e inútil” si los Grandes Estudios ya han decidido por nosotros (pág. 307).
Sin embargo, al texto de Porta Fouz le falta un ingrediente fundamental: no dice por qué nuestros adolescentes prefieren escuchar un film doblado en vez de leer subtítulos en el idioma original. La respuesta es cuanto menos inquietante, si no alarmante: porque no saben leer. O, siendo más benignos, no pueden leer con suficiente rapidez los fluidos letreros blancos o amarillos a pie de pantalla. En el DVD hogareño podrían detener cada segundo la acción, pero en las salas, se los llevan puestos.
Mi esposa es profesora de Prácticas del Lenguaje en una secundaria marplatense, estatal y de clase media, y los chicos de entre 13 y 16 —los que consigna la nota de Ñ— rehúsan leer cuando se los propone, y en caso de acceder, se revela la verdad: tropiezan, tartamudean, se trabucan, no entienden lo que leen por ausencia de vocabulario y sufren hasta lo indecible, para solaz de la burla de sus compañeritos, que tampoco saben leer pero no fueron elegidos para la, digámoslo, elemental tarea.
Lo usual es culpar a los docentes y a la institución educativa, sin advertir que la enseñanza de la lectura es responsabilidad de todos, incluyendo padres y, también a los adolescentes mismos. Pareciera que la lectura tiene un prestigio prestado, de generaciones anteriores, y que estos muchachitos y muchachitas que sólo juegan play, escuchan a los Huachiturros, miran en la tele a Tinelli y chatean por Facebook hasta las cuatro de la madrugada en sus habitaciones —¿qué escribirán y cómo?—se jactan de ser analfabetos funcionales, que lo son a pesar de haber aprendido, se supone, la lectioescritura en los primeros años del colegio primario. ¿Por qué pasaron de grado? Quizás por otras destrezas y habilidades que no se tasan leyendo. La escuela no puede hacerlo todo sola. Los chicos debieran ser inducidos a leer, y ellos leer por sí mismos, más y mejor, voluntariamente. Porque ante la crisis del concepto de autoridad, si se les instruye e imparte, seguirán sin hacerlo. Y encima les regalan el facilismo de películas dobladas.

Gabriel Cabrejas
gabcab2003@yahoo.com.ar
Mar del Plata

viernes, 16 de diciembre de 2011

Afección

me afecto por complicidad aunque
transforme en sociópata reprimido
adicto a la pulsión desde el primer elemento

si bastase una tecla para borrar el recuerdo
si un antivirus limpiase el alma
si fueran fotocopias mis escasos aciertos
o lograse fantasías con sólo un ENTER
PRISE
moriría ya por encarnar cuanto antes
en una Nave que me pierda para siempre

la verdad es la última frontera.

Vicius Clem

Frasesuchas a lo largo de mí

*enseñan que uno mismo debe amarse
¿hasta dónde?
¿cuál es la frontera con la vanidad?

*dicen que uno rechaza en el otro lo que uno es,
entonces nadie padece lo que ignora

dudaré en repudiar al asesino.

*abuso del destino porque el destino me abusa,
este maltrato dialéctico sólo a mí corroe.

*encielo y desencielo los códices del verbo
con la discreción de un sádico.

*sólo dejaré un puñado de poemas
algún concepto inestable
y 3 veces perdón a los que amo
porque no supe respetarme.

*aún lo increado fue premeditado.

*el resentimiento es un veneno,
la venganza una adicción

sólo la utopía encastra con la tolerancia.

*la comprensión es inversamente proporcional
a las palabras que necesito para explicar.

*las cosas mueren si no las necesito
apañar ciertos recuerdos
extorsiona

acaso la verdad sea un status innecesario,
entonces la suspicacia de la duda.

Victor Clementi

jueves, 15 de diciembre de 2011

Violencia de Género (ocurrencia)

Dos telas charlan en una mesa de saldos y retazos:

-¿Qué te pasó que estás tan arrugada?
-Mi marido...anoche me apretó por todos lados. ¿Y vos, por qué estás manchada?
-Mi novio me tiñó cuando lo hacíamos. esos corderoy azules son muy berretas.
-¿Viste cómo nos tratan?
-Se creen que porque son ásperos y gruesos tienen derecho.
-¿Viste a la bambula esa dándosela de sexi?
-Y...aunque a la mona la vistan de seda...
-No sabés el rollo que tiene gabardina...qué caño...Alcancé a tocarlo, qué cartón tan duro...
-Seguro que te mojaste boluda.
-Sí, me apareció una mancha horrible, por eso me pusieron de oferta. ¿Y a vos?
-Me dejaron en le vidriera a pleno sol. ¿Viste cómo es?, quedé decolorida.
-Nos tienen amontonadas, viene cualquiera y nos toquetea.
-¿Y la tijera? ¡Qué turra..!
-Me dijeron que es lesbiana.
-Puede ser, ojuda y filosa como es, ¿quién le va a dar bola?
-Bueno, vos no sos precisamente un guipur.
-¿Y vos? mejor callate, mirate las arrugas...
-Soy arpiyera boluda, ¿que querés? Si me planchan pierdo el look...

En eso viene el gerente ordenándole a un vendedor:

-Sacame a estas porquerías de exhibición...Llevalas al depósito, no, mejor tiralas.

Victor Clementi

domingo, 11 de diciembre de 2011

Dos perspectivas acerca de la Noche, las Calles y el Poema

1

lo mejor de la Noche es no dormirla
mutar en predador para masticarla

las calles son venas prohibidas
que traslucen estrías cavernarias

quiero eyacular un poema
con sangre de víctimas
colgarlo en los muros del espacio
para decidirme fronteras
con barajas insolentes

¿cuántos dilemas serán esquina?

2

Noche con lucidez espectral
esquina de papel roto
hacia el fuego de un poema

callecita casi sueño
casi deseo instantáneo
caricia del más allá

Noche que adormila acertijos
y moja los sueños

fluido errático exhalo
del primer pensamiento

gotas de magia interior
en la poética del caos.


Victor Marcelo Clementi

jueves, 8 de diciembre de 2011

Profecía Autoinmune

no quisiera morir de todo esto
la mitad es convención la otra mitad es mentira

Dylan Thomas


siempre intuí un atajo
tanto camino para aprender del dolor
asume cierto maleficio,
herencia o premonición, poco importa
demasiada profecía para sofisticar la paranoia

una pócima de excusas
más o menos confiables
condimentan el sortilegio,
entonces prisionero de una estructura hereje
-me refiero a esa herejía hacia uno-
acudo a embelesar los ornamentos
que me sostienen paria
en una ciudad cadáver

pitonisas y chamanes del new age
embriagan con néctar apocalíptico
en un sótano de Wall Street
mientras la Bolsa nace hijos deformes
en una aldea de Malasia
y los Indignados ocupan la misma herencia
que los pueblos colonizados

nunca fui elenco de esta película
nunca fui engranaje del sistema
ni pertenezco a tribu alguna,
simplemente escurro
testigo a la deriva.

Victor Marcelo Clementi

jueves, 1 de diciembre de 2011

Gallito Fuego

todos siguen escondidos desde infancia,
el mundo es ciego desde que cubrieron mis ojos

la nostalgia es la puta más atractiva que conozco.

Vicius Clem

Elogio al Desposeído

cornisas de pan a un costado del hambre
hambre que acusa al paisaje con cartuchos ciegos
hambre son palabras a ningún pudor
hambre para deletrear monedas

espontáneas veces durante calles
un ciruja sin luna
con el dolor abreviado de tanto llagar
roba la basura de los perros

y recuerda la única canción que le enseñara su madre
cuando el mundo parecía una promesa
entre colores que besaban los ojos con adivinanzas

mientras llueve la misma pregunta
en cada exilio: ¿qué sucedió?
el ciruja aguarda que la noche caiga para siempre

tal vez sea yo mismo en alguna vida.


Victor Marcelo Clementi

martes, 29 de noviembre de 2011

Cielo Intoxicado

madre rutina que a todo lo parió
permíteme remolonear esta existencia,
la orgía gutural anoche
exceso de humo secuenciado en alcohol
hizo que extirpara mis ángulos celestes

no quisiera endosarle recuerdos
a testigos etéreos,
el universo exhuda caprichos
(algunos en extinción)
alaridos huecos en mis fronteras
aún ventean púrpuras cansinas

reitero mi apetito de zángano
carroñero de áureas,
pero en esa fiesta anoche
manoteaba como la diosa Shiva:
sanguchitos, mujeres, canapés,
algún vinito...
menos trabucos, nada de ojivas

luego el alma indaga mis quehaceres:
tanto eco dispersante
afecta la arquitectura interior;
en fin, varias encarnaciones
no lograron disuadirme.

Vicius Clem

domingo, 20 de noviembre de 2011

Nuevas Adhesiones Internacionales (Humor)

El Blog de la Cocuzza ha recibido comentarios que prefiero no transcribir: de tan elogiosos dudosos, diría el tranza de la otra cuadra. En cambio sí detallaré nombres y profesiones.

El filósofo nihilista, de origen gallego-chino: Velazques Tolo Mentila
El ingeniero agrónomo Kevin Chuca
Un monge budista revolucionario: Andak Kagar
y el detective privado Paco Acechábal

a todos ellos una exquisita diarrea.

Delirium Clemens in Fragmentis

*La mayoría de mis pensamientos viajan a la Papelera de Reciclaje (por suerte).De allí, un satélite las disolverá a la piadosa oscuridad que a su vez regará otros delirios.Será una lluvia sucia. Palabras suicidas se alojarán en otros.
Apelo a mi barbarie para expresar mis mejores diluvios.

*La vanidad es una bolsa de basura rota que derrama lagañas.

*Lo Abstracto contiene toda realidad posible.
Entonces debería invocarlo.

*Dos cosas deberé responder antes de morir:
qué aprendí y qué hice por los demás.

*El dinero y yo siempre tuvimos mala relación:
él nunca desea estar conmigo, me desprecia.

*Un suburbio de musas bisexuales
hadas con sobredosis de esteroides
abortan gnomos patovicas.
Ya no confío en las fábulas.

*animal poema animal impune
presunción, cráter, entonces allí
ebullir allí decido extraviar
astillas de quietud, allí...

*me conmueven las cáscaras de lluvia
el sol apuñalado en un zapato
el suelo de un amor sucio

tan ridículo sentado frente a tus ojos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cinencanto 2011

Tres películas, tres países
Pintar las aldeas

Como lo dijimos hasta el hartazgo, llega poco y dura menos. Cierto: por izquierda, en tu esquina o dentro de tu pc, se puede ver lo que prohíbe el mercado, y otro tanto acerca el cine-arte. Convencional pero efectiva y bien realizada (Un cuento chino), sutilmente crítica e inesperada (Habemus Papam) y demasiado conservadora y casi reaccionaria (Un año más): se enhebran a continuación muestras de tres cinematografías, la nuestra, la italiana y la inglesa. Dicho de otro modo, la más exitosa del año, una demasiado buena para durar mucho y la tercera, exiliada al circuito del cine club durante un día domingo.


Supermercado chino. No por previsible de cabo a rabo, un film se vuelve impugnable, si dosifica con exactitud los platos de la picada: el rol-actor preciso, la narrativa de buen pulso, la emotividad y el desenlace. El pánico exquisito hacia el cine popular, del que abomina la cinefilia pecadora de soberbia, incapaz de reconocer valores si no son del olfato minoritario, termina prefiriendo como válido sólo el producto de festival, alhajado de premios que otorga otra elite de expertos excluyentes, los jurados internacionales, y mientras, la gente sale espantada de las salas, si acaso entra. Danilo Galasse, compaginador argentino, nos dijo en un cónclave: “Di clases en dos universidades de cine y nunca oí hablar de tres cosas: público, éxito y guita”. Tanto principismo purista y anticomercial decanta en el actual panorama. Decenas de juguetes visuales estrenados en una sola platea, sin interés alguno por/para los espectadores, que lo subsidian de otra manera, a través de un porcentaje del fondo de fomento cobrado a las películas que los atraen y llevan.
Ricardo Darín ya se convirtió en sinónimo de corrección profesional, aunque si se fija uno, merodea siempre el mismo modelo. Solitario y melancólico, mal arriado y a la vez de buen corazón, pibe de barrio empujado a héroe del común, a veces chanta y al final generoso, su packaging humano alguna vez lo cubrió Luis Beto Brandoni, que bien podría actuar de padre suyo en un argumento futuro. A su esperable imagen, se le adjunta la vieja peripecia de la odd couple de Neil Simon, o pareja despareja, un chinito náufrago en playas porteñas que no sabe jota de español (Ignacio Huang) y con el cual logrará una lenta pero íntima conexión, astillándole la rutina de ferretero mañoso y huraño que hasta cuenta los clavos de una caja cuyo rótulo de fábrica miente sobre la cantidad. Sebastián Borensztein, que hace mucho dejó de ser el hijo guionista de Tato Bores, en su tercer film –anteriores, La suerte está echada y la inédita rodada en México Sin memoria—no necesita mucho más, excepto una irredenta enamorada de Darín-Roberto, Muriel Santa Ana, la (también) típica novia aldeana, dulzona y algo entradita en carnes, y tan imposible de desechar que se espera, irrevocablemente, que el rezongón protagonista termine cediendo.
Borensztein arranca insólito ex profeso, cuando una vaca cae literalmente del cielo y parte en dos la barcaza donde navega la prometida de Jun-Huang, que muere. El mismo azar absurdo lo cruzará ya en Argentina, víctima del tráfico de inmigrantes, con Roberto, el tipo menos indicado del mundo para asilar a nadie. En Volver (1982), Héctor Alterio regresaba a su país para cerrar una filial de empresa multinacional y una noche se emborracha junto a un boxeador coreano perdedor en una pelea al que lo abandona el manager; Un cuento chino parece una secuela tardía alrededor de dos exiliados afectivos condenados a entenderse por sus mutuas carencias, sin más mediación que un delivery de restorán que le traducirá a Roberto el secreto dolor de Jun. La eliminación de subtítulos del idioma mandarín traducido es un hallazgo contra el estereotipo, lo mismo que el propio Jun, nunca visto como un bobo ni como un genio étnico, sino apenas un lost portador de una tristeza infinita. Comedia al fin, pero irónica, no risible, el azar explicará el encuentro de opuestos: Roberto, que colecciona noticias absurdas del periódico, como una guerra entre Argentina e Inglaterra, ha recortado el extraño accidente de la vaca alada en la remota China, fruto de un robo de cuatreros, y su caída desde un avión que abrió las compuertas. Él mismo, veterano de Malvinas, lleva el desgarramiento de una muerte, la del padre, inmigrante italiano, fallecido sin haber visto a su hijo regresar de Malvinas.
Quizás los subrayados obvios resienten la redondez del relato, como explicar el trauma de Roberto mediante la historia política. Sin embargo, es marca definida del cine nacional en vez de defecto constitutivo, y aún ese daño colateral sirve a la finalidad intrínseca. Más gratuito parece el policía malísimo con que se topan una noche de lluvia, en la street movie compartida buscando alguien que albergue al chinito. Mejor, cuando un supuesto tío, ciego, no lo reconoce como sobrino sólo tocándole la cara. Hecha de soledades, Un cuento cobra vida a través de los gestos y los silencios.
Previsible, sí. También así se logra el cine para todos.

Ni papista, ni Papa. Del ironista progre Nanni Moretti (Caro diario, Aprile) se podía esperar algo escandaloso en torno a la elección de un Papa. Nos decepciona, y lo bien que hace. Cualquiera filma el sínodo previo a la fumata bianca enmarañado de las manganetas, corruptelas y codicias desmedidas de los cardenales venidos de todo el orbe. Moretti no. Ni anticlerical alla Buñuel ni digno del Osservatore Romano. Tampoco objetivo o documental. Ni Las sandalias del pescador ni la miniserie sobre Los Borgia. No son los 70 del Giordano Bruno, ni los 80 de El pájaro canta hasta morir. Simplemente, inclasificable.
Ha quedado vacante el solio de San Pedro y a la Basílica romana acuden los purpurados, dispuestos a votar sucesor. Contrario a lo que suponemos, las voces interiores de los electores ruegan a Dios, cada uno, no serlo ellos. Un inofensivo cardenal francés, Melville, tranquilo, pues no está entre los favoritos, será contra todo plan el elegido. Jamás preparado, sin pizca de ambición o proyecto, al asomarse al famoso ventanal sufre un ataque de pánico y no puede pronunciar palabra. A partir de allí, la convocatoria a un… psicoanalista, y la fuga de Melville, a las arterias de la Ciudad Eterna.
El insigne Michel Piccoli, tan distinto al crápula de Belle de Jour o el nihilista de La gran comilona, es un Papa humanísimo, sin nada que ocultar a excepción de su propia angustia, esa “sinusitis mental”, como la llama, el estar en el lugar y tiempo equivocados y recibir un presente griego. No anda por ahí identificándose con los pobres ni cohabitando ricos: también esas épocas pasaron, y nada hay en la Roma actual que lo ayude a una autoconciencia del poder. Melville se mete en los comercios, se mezcla en una compañía de actores que representa a Chejov y recuerda cómo fue actor en su juventud. Tal vez los indecisos y frustrados personajes de La gaviota, y sus sueños de grandeza truncos, le reflejen su rostro genuino, el de un hombre que quería ser solamente sacerdote, como un abogado puede no aspirar a la Corte Suprema.
De algún modo Moretti desmitifica las lecturas de izquierda sobre la Iglesia, ésas que la ven una conspiración de pederastas y testaferros del Banco Ambrosiano. Y no la elogia en absoluto. Se nos muestra tan endeble de espíritu y achacosa que el psicólogo (Moretti) debe inventar un campeonato de voley entre los cardenales para sacudirles el inmovilismo. Y en el juego, los más entusiastas y embocadores son los enviados de África y Sudamérica, frente al team europeo.
Si Un cuento era esperable, Habemus Papam rompe el estatuto. El camarlengo le advierte al especialista que no estará a solas con su paciente sino fiscalizado por sus votantes, que no impugnará la noción de alma y que el subconsciente no existe. Total, que apenas si puede ensayar una sesión cuando el Elegido se escapa. Los del capelo púrpura, además, no son viciosos irredentos y ocultos sino ancianos intercambiables: uno se medica, otro escucha música, un tercero fuma tabaco en sus aposentos. Maravillosa, y simbólica, la escena en que todos se mecen al escuchar Todo cambia en la voz bien hispanoamericana de nuestra Mercedes Sosa. La negativa final de Melville, asimismo, acentúa la parábola de autoconocimiento y se niega a dar soluciones, con lo que la mayor crítica sale a luz: el Papa es hombre antes, no lo unge Dios y se atreve a la libertad y no al sistema.
Una celebración bella y compleja, lo poco del cine italiano que nos permiten ver.

Un año perdido. En Another year el inglés Mike Leigh definitivamente se atasca. Sabio cirujano de la clase media londinense, le debemos piezas de colección. La vida es formidable y Secretos y mentiras tenían la virtud de levantar la alfombra y diseminar la mugre que barrían las familias aparentemente prolijas y dichosas, siempre en un medio tono flemático y basado en un método preparatorio obsesivo, que reunía largo tiempo al equipo de actores y los mimetizaba a sus caracteres, a menudo propuestos y madurados por ellos. En Vera Drake Jugó más fuerte y retrocedió el reloj a la segunda posguerra y al cuentapropismo subrepticio de un ama de casa abortista. Resultado, los intérpretes son el personaje y brindan, entonces, compuestos inolvidables.
Un año más pega una vuelta extra a sus escarceos acerca de la burguesía inglesa, pero hacia atrás. Ahora ensalza a una pareja feliz e inmaculada, de la que aguardamos al menos una grieta en ablande,y nos encontramos con una solidez inquebrantable, entretanto los fracasados e insatisfechos quedan decididamente afuera, infelices y anómalos. Tom y Gerri (sic, en burla evidente al gato y el ratón animados, que viven de reyerta: Jim Broadbent y Ruth Sheen) constituyen el matrimonio perfecto. Él, geólogo al servicio de proyectos hidráulicos; ella, terapeuta de hospital público, maduros los dos, fidelísimos, prósperos y, por supuesto, no fumadores, faltaba más. Desde el principio se trasluce la voluntad de Leigh de colocar todo drama lejos de la puerta. Imelda Staunton –se roba el film con su sola aparición, –comparece ante la psicóloga, pide somníferos y muestra una cara de profunda depresión sin confesarse; no vuelve a figurar, como si el director dijera ya superé el tema esposa afligida. Después, los amigos disfuncionales de Tom/Gerri, a los que ambos atienden y toleran en sus bajones y miran con una mezcla de condescendencia y suave desprecio. Mary (Lesley Manville, que se lleva las palmas) es una conflictuada woodyalleniana, aunque sin lado cómico: abandonada por el marido, sin hijos, compañera de trabajo de Gerri (pero secretaria apenas), enferma de amargura, adicta al alcohol y tan desdichada que incluso compra un auto fundido y casi desbarata la amistad al querer levantarse al joven hijo de sus aguantadores. Ken, el otro amigo (Peter Wright), fumador y chupandín empedernido, gordo y nostálgico, viene de visita para usar a sus anfitriones de paño de lágrimas y beberse la vida. Nada lesiona ni mínimamente el dulce pasar de Tom y Gerri: una huerta en las afueras, auto chiche, viajes a través del mundo, un hijo (Martin Savage) abogado de pobres-inmigrantes –lo que le quedó de sensibilidad social, o de excusa, a Leigh—y la futura nuera simpática y talentosa –ni sombra de celos, competencia o desagrado por ella, claro. Encima, el hermano mayor de Tom (David Bradley), que, naturalmente no es profesional como él, y hay que sacarle las palabras a tirabuzón, queda viudo, malvive en una casita suburbana y tiene un hijo feroz y odioso, también sin oficio ni trabajo fijo, exacta contracara del nene propio.
La pregunta del millón: ¿el mundo alrededor es un verdadero desastre o se puede lograr la utopía individualista del esfuerzo, diploma terciario incluido? La perversa, digámoslo, perfección de los triunfadores sin el menor asomo de irregularidad, y el miserabilismo total de los otros, amén de tornar aburrida la historieta, pone sobre el tapete una ejemplaridad alarmante. Otro año, esta sí, goza de ser imprevisible. La grieta no se produce, el infierno son los otros.
Lástima Leigh. Al cabo de avanzar tanto, venir ahora a arrepentirse1.

Gabriel Cabrejas
Gabcab2003@yahoo.com.ar

1 Films mencionados: La suerte está echada (2005), Sin memoria (2010),Volver (David Lipszyc, 1982), Caro Diario (1993), Aprile (1998), La gran comilona (La grande bouffe: Marco Ferreri, 1973), Las sandalias del pescador (The fisherman´s shoes: Michael Anderson, 1968); Belle de Jour (Luis Buñuel, 1967), Giordano Bruno (Giuliano Montaldo, 1973), El pájaro canta hasta morir (miniserie televisiva: The thorn birds, 1983), La vida es formidable (Life is sweet, 1990), Secretos y mentiras (Secrets and lies, 1995) El secreto de Vera Drake (Vera Drake, 2004)

jueves, 27 de octubre de 2011

¿para qué?

estoy escrito
cualquier cambio aparente
vuelve al inicio

estoy embrujado
círculos de monotonía
previos a estallar

el cuándo no me pertenece
calma significa no-tiempo
apenas soy conciente del dónde

dispuesto a una conjetura verosímil
que satisfaga este mientras tanto.


Cleméntocles

Espacio Tiempo

el tiempo cura todas las heridas
ahorrá tiempo
siempre llegás a tiempo
al mal tiempo buena cara
es tiempo de conocernos
empieza el segundo tiempo
¡ qué tiempos aquellos..!
dame tiempo así acabo
es mejor a tiempo
¡ qué tiempo de mierda..!
se acabó el tiempo
mi tiempo vale
¡ qué contratiempo..!
el tiempo será testigo
necesito tiempo

eran otros tiempos
tiempo al tiempo...


tanto tiempo que no tengo espacio:
vivo en un ambiente pequeño.


¿Pasamos al living?

qué mal ambiente
ese tipo es del ambiente
el virus está en el ambiente
siéntase cómodo, ambiéntese
el ambiente está lleno de humo
soy decorador de ambientes
y... en el ambiente en que se crió...
habito un monoambiente
el ambiente no da
volvamos cuando cambie el ambiente...

dividamos al ambiente en dos entes.

Vicius Clem

.......

al amigo Luis

aprendé un secreto
esos que mueren con vos
y sólo con vos
ese otro yo cómplice
único testigo
cuando el silencio duele.

Chao Cle Men

Donde no sé

apenas sucedo
me derramo lento sobre las cosas
exaspero y las culpo
pero ellas son neutras
una mujer sencilla
a quien atrever adjetivos

no cometo brevedad con solo desearla
ni soy más leve porque soslayo al tiempo

el destino me lleva hacia
un inexorable no sé
ávido de supersrtición.

Jean Marcel Clementí

viernes, 21 de octubre de 2011

Las hormigas argentinas y la cámara Gesell

Las hormigas argentinas han colonizado otros países. Dicen que son solidarias, organizadas, audaces, prácticas, poseen las cualidades que carecen los humanos argentinos. ¡Las hormigas argentinas son las mejores del mundo!
Igual que los dinosaurios, son exóticos y enormes. En la Patagonia se han encontrado los mejores dinosaurios y son argentinos. Dinosaurios patrios son analizados por científicos de todo el globo.
Volviendo a las mejores hormigas del mundo. Supongamos que uno se encuentra en Mar de Ajó junto a los gemelos Gómez tomando unos mates bajo el clima inclemente del Tuyú y vemos que unas hormigas se enseñorean de nuestro azúcar y de nuestras facturas. Debemos tomarlo con calma, con actitud zen y alabar a nuestros insectos que tanta fama nos dan en el mundo.
Y estando ubicado en el mismo ejemplo como no mencionar la cámara Gesell para interrogar a los niños sin afectarlos psicológicamente. De un lado los observadores separados de los imberbes por un vidrio de visión unidireccional, del otro los niños sobre un arenero (de allí el nombre Gesell de la cámara) que no saben que están siendo observados mientras juegan en la arena.

Visitar Pequeñas Bestias de Galantz No se pierdan ese BLOG insectuoso.

Sergi Puyol i Rigoll
Mar de Cobos, 2011

martes, 18 de octubre de 2011

Estirpe

Hace demasiado tiempo, un niño desterrado por el hambre, buceaba muy profundo para rescatar las monedas que arrojaban los turistas a la fuente del deseo.
El miño creció y los hijos al igual escarbaron las ofrendas durante generaciones.
Fundaron un oficio que, de tan perseverante, los transformó en peces.
Las monedas poco valían allí abajo, sin embargo espejaban la escasa luz que se hundía. Lentamente quedaron ciegos.
Cuando escasearon las migajas que caían al fondo, el hambre de nuevo los amenazó. Obligados, comenzaron a alimentarse con monedas. Entonces sufrieron la segunda metamorfosis: la carne se fundió con el metal mutando naturalmente en peces cibernéticos, y que por una cuestión metabólica heredada, absorbían luz.
Pronto la superpoblación los empujó a la superficie. Emergían de a miles y el exceso de alimento los cuantificó, hasta revestir al planeta con una cáscara metálica.
Hartos de incomodarse y obedeciendo al mandato de la territorialidad, las criaturas, guiadas por una única conciencia, despegaron. Sólo la expansión garantizaría la supervivencia.
Así colonizaron el sistema bebiendo los haces del sol. Pero no advirtieron que el hambre eterna los condenaría a derretirse al circundarlo.
Esta vez fueron gotas de metal errando caóticamente. También esa conciencia unificante fue disuelta, aunque las gotas mantuvieron esa necesidad compulsiva por la luz. Y fueron atraídos hacia ella, viajando juntas en toda dirección.
Las gotas rociaban todo aquello que percibía claridad.

Una tarde, mientras un niño lanzaba una moneda en una fuente, sintió caer un destello desde el cielo y hundirse en su piel.

Vicius Clem

lunes, 17 de octubre de 2011

Paralógica

El espacio es tal en tanto materia que lo ocupe,
de lo contrario sería una propiedad de lo inexistente.
El tiempo es tal si algo transcurre en él
¿quién podría mensurarlo?
La vida consecuencia de lo inerte
¿es posible un creador increado?

Tal vez sólo seamos una adivinanza.

Vicius Clem

jueves, 13 de octubre de 2011

virus dialéctico

si la competencia es el móvil en la evolución, entonces, en las antípodas, quedaría lo inanimado, lo que no compite porque no es; o sea, aproximación al espíritu, en tanto búsqueda que, paradójicamente evoluciona hacia el silencio.
idéntica perspectiva de los opuestos, el pulso suicida que anima el movimiento
y afirma la superstición que todo evolucionó del cero.

Victor Clementi

jueves, 6 de octubre de 2011

Acople

al recuerdo no hay revancha
el pasado cadáver que alimenta
¿cómo objetivar?
sería inconsistente reconciliarlos
sin embargo estoy falto de milagro

¿cómo disimular el vómito sagrado
cuando me desborda frases?
a veces huyen como barrilete
mujer inalcanzable
que me besa cuando duermo
y ama cuando no existo.

Vicius Clem

Larva

¿por qué se nombran las cosas
ociosamente perdidas?
sucedo detrás de predicciones
ebrias de ansiedad
¿desde dónde movilizan
las esferas de intuición?

escalo el pozo hacia el vértice
me hallo grieta, larva
sucedáneo de formas
comenzadas con la edad
erotizo ante la sola sugerencia de luz

las cosas me nombran.

Vicius Clem

Angeles ateos

válido el instante en que no soy
el verdadero silencio anterior a la eclosión

estimativo
sería la palabra
¿qué es lo correcto?
si anulo el neutro (lo)
caigo a la definición

tal vez sólo existan
un número definible de opuestos
a la espera de hacerse vida

supongo ser otro capricho del universo
con vocación de apagar
la conciencia mortal anula a sí misma
será que la vida es un adverbio
o un verbo mal conjugado
desde allí especulo a la esencia

alquimia donde no existe Tiempo
si pudiese aislar un fragmento
lo cambiaría por el reloj en la mesita de luz

repito que el Tiempo murió
cuando asesinaron a Dios
entonces la duda se ha escondido

y acaso el Hombre interprete por toda la eternidad
al primogénito abducido por su ego
que asesinó a su padre.

Vicius Clem

jueves, 29 de septiembre de 2011

Distracción

Ya no alcanza la pregunta milenaria
bajo esta dinastía de fuego.
Todo es montaje, un pulso etéreo
establece la muerte virtual
hasta una resurrección sin alma,
la historia culpa.

Luego de abolir la compasión
el pasado debería reducirse
a un puñado de certezas,
un atajo para no perderme.
Habrá recuerdos que conspiren,
embelesos con forma de mujer

Los siete segundos que roba la belleza
alcanzan para morir.

Victor Marcelo Clementi

sábado, 24 de septiembre de 2011

Personajes Olvidables (humor)

Pipo Parra, inventor de la Técnica Zen para la Pesca Satelital.

Pipo navega de noche. Aborda su PC y de inmediato conecta el rastreo satelital. No bien un cardúmen de mujeres aparece, Pipo lanza las redes indiscriminadamente:
-Qué hacés el sábado?
Enter, y mensaje enviado a todos los contactos femeninos.
El invierno fue duro, escaso: sólo cangrejos y aguas vivas quedaron atrapados en las redes sociales. Ánimo Pipo!!! Un tiburón blanco espera.
Aunque no es el único recurso de Pipo. Durante las lunas llenas, calza sus gafas infrarrojas con detector de movimiento y ataca todo lo que genera calor.

Vicius Clem

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Inequívoca

¿puede caducar una utopía
luego de girar hasta marearme?
la procesión responde al mandato

el asesino culpa a las voces del más allá
el hambre roba cadáveres

la conciencia es la cenicienta del barro.

William Clement

Ji Eco

Sólo le pido a dios que devore
a mis enemigos y los escupa lejos,
ya no deseo espíritus torpes
arrastrándome al cadalso.

Si todo cuanto ocurre es necesario,
entonces mi respuesta tiene doble significado.

Jean Marcel Clementí

¿?

ligeramente nómade
me apequeño ante tus dedos
hechos con la misma nada

dudo que el magma haya
esculpido piel tan exacta,
algo así no pudo gestarse en este mundo

mejor que seas un secreto
perfume que morirá sin descendencia.

Victor Marcelo Clementi

Intrínseco

harto de formatearme de reciclarme
de repasar un antivirus luego
de intoxicarme con todas las tribus,
libero axiomas

me siento un brotecito chamuscado
por la anarquía solar,
el hueso que descubre
una bolsa de basura rota

soy menos que la palabra menos
apenas un punto suspensivo
en un papel sucio que rebota la vereda

de poco la suspicacia si estoy encerrado
excepto para comprobar que transcurro
verdaderamente solo,
tal vez el ideario del infinito.

Victor Marcelo Clementi

viernes, 16 de septiembre de 2011

La Merluza en el ropero (Humor)

La merluza en el ropero para espantar polillas. Por la baranda en la ropa no hay historia, soy tintorero. Pero no tengo más negocio, abandoné hace poco. Resulta que sufrí un ataque de realidad, un shock, un bofetazo; lo cual me provocó decepción absoluta. Deprimido a full pensé en matarme, pero no me convenía: ¿qué iba a hacer después de matarme? ¿y si la eternidad es un embole? O lo que es peor: encarnar en gusano. Más vale permanecer a curtir la que me toca. Y esa leve intuición hacia el destino me abrió un umbral
Como toda película comenzó una mañana. Paveaba yo por las mejillas del pensamiento cuando un graffiti me sedujo: "Sos un espíritu más, la carne es poco. Mudate a otro mundo¨ Abajo una firma: Sandokan. Y un teléfono.
Sandokan, Sandokan... Emilio Salgari, Lady Mariana. Si tuviera que escoger un héroe, a pesar de mi apatía crónica, no habrá ninguno igual. La infancia en una botella que arrojé tan alto pude, aún no encontró piedrazo...
-Y lo llamo- aposté. Y así fue.
Al principio me costó la cosa, pero al tercer mes, exactamente, sucedió: aceleré la desmaterialización. Fue gradual: los dedos del pie, el tobillo, rodilla, coxis, omóplato, clavícula, cráneo, todo...
Durante el proceso lo perdí todo: negocio, minas, vicios, todo. Tuve que esconderme hasta completar la mutación.
Ahora soy todo espíritu, casi, me quedó un detalle: olvidé la merluza en el ropero. Y es imperdonable. Esa manchita de mierda conspira contra mi evolución, la puta madre, ya no seré perfecto
¿Qué hago en el limbo? Acá son todos boludos, impávidos, asexuados, monótonos, pajeros...¿Cómo pianto de esta verga? Ya lo suponía, se lo dije a Parra: ¨tengo miedo de pasarme al lado místico, a ver si no escribo más...
La meditación engendra limbos.
Aunque de posta, lo único que hacía era escribir como un pelotudo. Ahora, paseo como un pelotudo. Estoy condenado...
Otro lapso de comprensión, esta vez me condujo al océano. Por fin me liberé de ese limbo de mierda. Ahora soy un pez, libre, íntegro, en conjunción con el Todo...Paz, siento paz...¡ La reputísima madre, que poco dura la vidurria! Nos engancharon a los vagos en una red, y a la bodega del factoría, en hielo. ¡Qué aburrida es la criogenia! Tener conciencia sólo para quedar inmóvil, cagado de frío. Luego te exponen en una góndola, adornadito con lechuga, y un pelotudo como yo pasa, se tienta, me lleve a casa, sin heladera, y me esconde en el ropero para que no me morfe el gato.
¿Qué hago acá? ¡Abrime boludo! ¿Cómo voy a abrir si estoy adentro, podrido en un paquete? Yo mismo me encerré, ahora sé que la existencia es otro laberinto.

Vicius Clem
victormarceloclementi@yahoo.com.ar

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Crónicas del renegado 2011

Sanos abstenerse

Frente a la droga, siempre, hay más un problema de mercado que de salud. Escribo esto mientras fumo el popular tabaco rubio (suave)y pronto la Patria Sanitaria habrá de recluirme sin excarcelación al limbo de los Enfermos Incurables. Los tragadores de analgésicos, de vegetales, de gemoterapia, los aerobistas y aeromodelistas, los evangélicos, los pastilleros de Mentho-Lyptus y la Juventud Mariana me tildarán de subversivo y me pondrán de contramodelo ante sus homeopáticos hijos. Tendrán razón, pero desde mi celda, esperando los fasos de ligustro como rehabilitación, les gritaré que toda obsesión es droga, y la peor, imponerla a otros, violar la libertad de elección con el argumento de que no es la de ellos. El chabón que me espeta su inminente muerte como fumador pasivo, acto seguido monta su auto y me arroja una bocanada de dióxido que, asegura, jamás se llevaría a la boca. En este mismo instante un antiabortista acaba de asesinar a un médico abortista, y prontito, los lavadores de pingüinos envenenarán el tanque de agua de los empresarios del petróleo, y los partidarios de la multiculturalidad asesinarán a los racistas.

Santos del cuerpo. Explorando la historia, veremos dos constantes: siempre hubo falopa y siempre se la persiguió. Y la persecusión no se debió nunca a sus efectos nocivos, que hasta el siglo XX estuvieron lejos de comprobarse, sino porque escapó al control de la autoridad constituída. El daño (real) sobre el cerebro humano importó menos que el tráfico que escapaba a su control: el Estado Universal, al no lograrlo, se convirtió en cómplice y lo declaró prohibido, y gana hoy más así que cobrándole impuestos.
Al revés de lo que piensan los inquisidores médicos, la droga encarna un excelente vehículo de control social, al mostrarse como sedativa, relajante, reguladora y lucinógena: logra más lucidez que locura en la mayor parte de los casos. Y al mismo tiempo la versión oscura florece, acechan-te, como que todo placer destruye después de liberar o satisfacer al pobre particular víctima de su seducción, excusa oficial válida para ejercer la política del cerrojo.
Citando a Fernando Savater, en la modernidad se pasó de la censura del alma, es decir, quemar brujas, herejes, judíos, bígamos y demás transgre-sores de los mandamientos espirituales y la santidad del dogma, a la censura del cuerpo, principio y fin de nuestras humanas aspiraciones. La peor pobreza es la que no se ve, pero el paradigma actual reside en ser Bello por encima de Bueno y Verdadero, y lo que contraría ese ideal consensuado ataca directamente la base de sustentación de la vida civilizada. Ser un genuino hijo de puta no obsta, como funcional a la ética de mercado: se autolegitima con su sola llegada. Un hombre o mujer abstemios, musculosos y de sangre y pulmones asépticos a la mandanga o todo otro intruso no natural son el individuo casadero del presente, el caballero o la dama sin mengua y sin tacha. El peor adjetivo que se pueda enchufar a un adolescente es gordo. No extraña que la droga, de nuevo valgan las contradicciones (¿contra-adicciones?) del capitalismo, esté tan extendida. Porque se volvió imprescindible para llegar, sobretodo si adormece la moral y energiza el cuerpo en pos de trepar escalones. El peor tipo es el tipo sin ambiciones, sin competitividad y, sobretodo, sin buen aspecto. Ningún genio del presente es obeso. La vida es un deporte, no un sueño. Ni una aventura.

Drogas para irse y drogas para quedarse. Un maldito suspicaz podría deducir que, pasada la fiesta inconclusa del 68 y el hippismo, se ahogó a Occidente en cocaína a fin de que rindiera despierto al desafío del sistema neoliberal, y desde la otra esquina se le inyectó generosamente heroína con el propósito de que se rindieran los remisos, los sumisos, los peligrosos o, en pocas palabras, los jóvenes. A medio camino quedó la marihuana, que excita y relaja en partes iguales, folclórica y sin tecnología, fácil de identificar por el olfato y barata, para condenar a ojo al más atorrante de la cuadra. Sin mutuas exclusiones, habiendo de todo en cualquier sitio, podríamos sintetizar la cartografía de la droga así: porro latinoamericano, coca yanqui, heroica europea. Cada cual sabrá dónde ubicar los niveles de eficiencia, contralor y simple desidia.
Entramos en la época de las dictaduras razonables. Nadie en su sano juicio podría oponerse a la prohibición de fumar en lugares cerrados, así que los (nuevos) pecadores somos exonerados a la puta calle, con la implícita aceptación de nosotros. Una ordenanza del No Tan Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón acaba de expulsar de las jugueterías las armas de fuego de plástico, sin hacer referencia (todavía) a los play station sanguinarios que salpican las pantallas delante de nuestros inofensivos niños. No falta mucho para que se multe a los comensales de restó que pidan milanesa con papas fritas, so pretexto de que el colesterol y los triglicéridos son subversivos y un potencial infarto mientras manejan el auto, debido a su ingesta inmoral, podría general una colisión en cadena. La Ley Seca ya avanzó un tanto mediante los horarios para su expendio, y los controles de alcoholemia que gravan al réprobo capaz de superar los dos vasos de tinto. ¿Quién podría considerar violados sus derechos constitucionales, cuando se trata de pensar en los demás abstemios, que también los tienen? Y así, conculcados bajo amenaza por los estoicos vengativos (perdón: justicieros) y su moral del cuerpo, se empieza a definir el crimen de Leso Epicureísmo-Sibaritismo hacia los horribles antropomorfos desalmados responsables de todas las enfermedades que aquéllos sufren gracias a la desaprensión y egoísmo suicidas de éstos. Después de todo, no cuesta nada fasear en la calle, escanciar agua saborizada y masticar caléndulas. A la Sociedad de Control no le preocupa más nuestra ideología –porque ya somos todos liberales—y sí qué nos llevamos a la boca mientras la pronunciamos. ¿Otra vuelta de torniquete del influjo imperial norteamericano, que ahora llamamos globalización, procedente de una cultura donde se pastillea, se inhala, se chupa, se mata por un puesto, se ejecuta a un deudor luego de ir a misa, y siempre sin tabaco? En USA un menor de edad llevó a juicio a su propia madre, renegando de ella, porque… fumaba. La campaña anti-Barack Obama encarada por la cadena televisiva Fox invitaba a no votarlo: la razón, encima de negro y demócrata, fumador.
La peor droga sigue siendo la pobreza. Esa que consuela a los insalvables con el paco suicida. Como las promos de los supermercados, más barato por docena.

Gabriel Cabrejas

domingo, 11 de septiembre de 2011

Fugaz

la verdadera felicidad no dejaría resaca.
la nostalgia ¿es resaca?

la felicidad impone consumirse
amnesia instantánea
cada recuerdo un poro
babea lucidez

¿qué sería del poema?
si tuviese un lapiz para borrar tanta lluvia...

Victor Marcelo Clementi

Divertimento

yo me hallo vos no hayas
cortaría mi cabeza una y otra vos
con tal de...no sé
perder-té perder café
desayunar-té
¡cuánto té!
¿vos venís en hebras?

ahhh...
estás picada y en saquito
¡qué leche!
té con leche, che
siempre té ¿tas ahí?
cheta, sos una cheta
arrugás ante el amague
si decís que me entendés
estás más loca que yoes.

PD: no cagues sobre la tortuga
cuando pasea por el living
la vida aloca.

Vicius Clem

viernes, 9 de septiembre de 2011

Rasparme

armonizar espectros
reunirlos en mí
algo definitivo

una mordaza de piel
resguarda el pendular
de lo informe

respirar la paz de los volcanes
y que no lastime la escuela del presente

el Tiempo es una parábola pinchada
parpadeo que recorre lo inasible

¿entonces qué?

Victor Marcelo Clementi

jueves, 8 de septiembre de 2011

Abraca dabra

el ideal es un fluído
que interpreto en alguien

una entidad huésped
en otro cuerpo del azar

apenas un fantasma de carne
que salpica lo sensual que necesito

el deseo es el primer mago
luego el placer será por añadidura.

Victor Marcelo Clementi

Piel de agua

creo atardecerme junto
a las entrañas de la lluvia
que no llega pero moja
desde lejos como un beso deseado

cada nombre sobre un vidrio
desvanece, rueda lento
por la superficie del tiempo
hasta fundirse en mis pies

trepa los huesos enredándose
en la sangre hasta el latido

todo nombre es una gota
que tarde o temprano saldrá por mis ojos.


Victor Marcelo Clementi




martes, 6 de septiembre de 2011

Insuficiencia

Desaprendo los bastones del día
las profecías talladas en un insecto
cada singular es una valoración superflua
secuencia de la misma taquicardia

¿por qué dependo tanto del sonido?
acaso por ser vibración antojadiza

a medida que nada sea medida
escupo al resplandor que me ciega

entonces apreciar sería
ponerle precio a mi estupidez.


Victor Marcelo Clementi 

lunes, 5 de septiembre de 2011

El Tiempo transforma la mágico en bizarro

Bastaría rememorar, allá por los 60, la primera versión de Viaje a las Estrellas: tripulantes con minifaldas y peinados verticales, como la mamá de Mafalda; el sobreactuado protagonismo del Capitán Kirk, siempre a los trompazos contra los extraterrestres, similar a Jonh Wayne; un Mr Spoke que sólo levantaba una ceja, como si pasara la seña del ancho de espada junto a su hiperlógica muletilla: fascinante..; El Enterprise, una nave de plástico rellena con plastilina, igual a los autitos de carrera, cuando de pibes los hacíamos más rápidos. En definitiva, una versión psicodélica de aquellos años que hacían suponer un futuro de ciencia ficción, bastante más lento que lo presagiado.
Todo aquello que nos parecïa mágico, inminente, los ojos del hoy lo ridiculizan hasta lo bizarro.
Cualquier dibujito animado exhibe monstruos que asustan más que esos alienígenas ridículos, con menos terminación que Frankenstein.
Es cierto que la atemporalidad en el juicio es una falacia, pero la perspectiva tiene, como en este caso, fecha de vencimiento.
Aún así la nostalgia que todo lo puede, nos evoca esa fantasía recurrente, para sospechar tal vez, aquello que perdimos.

Victor Clementi

miércoles, 31 de agosto de 2011

Biografía No Autorizada de Clementi (humor)

a cargo de su alter-ebrio, Marcel Nasif.


Victor Marcelo Clementi nació en Capital Federal, precisamente en el barrio de Monserrat, en una especie de conventillo familiar. Allí pasó los primeros juegos, entre potreros, baldíos y pelotas de trapo.
Comenzó a escribir debido al fracaso manifiesto que experimentó en otras ramas del arte. Su madre lo llevó a estudiar música. A los quince días el profesor la citó para confesarle que su hijo era una mezcla exacta entre Beethoven y Van Gaugh: sordo y con una oreja menos.
Tampoco prosperó su inicio como dibujante, tenía menos mano que la Venus de Milo. Así que, descartados otros propósitos, la única opción fue la literatura.
Una particular fascinación por las naves espaciales -corrían los sesenta- junto a un lenguaje callejero, conformaron lo que sería su estilo, hasta hoy inclasificable.
También la temprana devoción que despertó hacia las mujeres, combinada con interrogantes filosóficos, lograron la estructura definitiva del lenguaje.
Ya en diciembre de los 70, se trasladó a Mar del Plata, donde el clima frío, ventoso y húmedo, terminarían por socavar su comportamiento social, aislándolo aún más de la realidad.
Los primeros fracasos entonces no tardarían en aparecer.
Desde temprano sospechó la relación entre el Universo y la conducta. Los primeros apuntes al respecto (a sus quince años) ¨Analogías entre las Leyes Físicas de la Naturaleza y la psicología humana¨ acabaron en el tacho de basura.
Afortunadamente el coletazo de la cultura hipie influyó en su carácter esquivo e indolente, reafirmando su anarquía intuitiva.
Las mujeres siempre fueron una constante en la vida de Clementi: todas le rompieron el corazón. Jamás padeció Edipo.
Al asumir la permanencia en la derrota, el autor sofisticó todavía más su compulsión al mundo.
Además, el hecho de haber leído filosofía griega antes de la adolecencia, lo elevó hacia esferas de fantasía que pronto se convirtieron en un existencialismo inútil. Supo que nada tiene sentido, de allí que sus poemas sean una venganza hacia la humanidad.
Aún continúa vinculado a esa prosapia barrial, la que acentúa sus berretines de gurú criollo.
Comparte amistad con secuases de toda índole, sujetos impresentables, como trapitos, tumberos y dealers; sólo posibles en un relato de ficción, convirtiendo al mundo en una réplica de él mismo: una coalición de borrachos al servicio de la inoperancia.
Actualmente practica fa-sen con otros atorrantes de igual o peor calaña.

Marcel Nasif

domingo, 28 de agosto de 2011

Curriculum de Víctor Marcelo Clementi

Curriculum Poco Vital

Ante la única solicitud por conocer en detalle la trayectoria del Sr Clementi, adjuntamos la desafortunada carrera del fulano.
A propósito, está por aparecer el Currículum no Autorizado, a cargo del Licenciólogo Marcel Nasif.


Victor Marcelo Clementi, nacido en Capital federal el 24 de Junio de 1957.
Radicado en la ciudad de Mar del Plata desde diciembre de 1970.
Ha publicado las siguientes obras:

1980: Grises (poemario)
1983: Poemas (poemario)
1985: Sens (poemario)
1986: Fugas (poemas ilustrados)
1988: Dioses sin leyenda (poemario)
1990: Las memorias de Gambeta (novela)
1992: Demasiadas palabras (poemas y cuentos)
1993: Ausencia peligrosa (poemario)
1995: Simetría (poemas, reflexiones y cuentos)
1999: Tributo a lo inasible (poemario)
2002: Ecuaciones violentas (poemario)
2004: Especies (Poesía sucia II)
2008: Colisión y Licencia para crear (Poesía Sucia )
2009: Apertura-Licor de Sueños



Además participó como redactor en la revista El Mirador entre 1992 y 1993.
El grupo teatral La Granada puso en escena la obra Gambeta en 1991 en el Teatro Auditórium.
En 1994 organizó el espectáculo poético-musical Coctail de Sensaciones, que también participó del Encuentro de Teatro de ese mismo año.
Entre 1998 y 1999 fue director de La Cocuzza, publicación que aparece espasmódicamente.
A principio del año 2001 organizó el espectáculo poético-musical Sobredosis de Melanco. Durante el año 2008 organizó tres ciclos: Poesía Transurbana , Bar y Barrio y Lunfardo y Otros Códigos con la participación de músicos.



Participó del Espectáculo milonguero Entre tantos Mundos, cuyos textos son de su autoría. Co-organizó el Primer Ciclo Diagonal Under en el 2008.
Fue director del diario de poesía Sufrido Neanderthal en el año 2003.
Sus textos fueron publicados en distintos medios de la ciudad y del país.
Colaboró en Lilith, Revista literaria de extensión nacional.
En el 2010 junto a Raúl Islas interpretaron 2010 Odisea por la nostalgia, espectáculo poético musical.
Participó hasta el 2010 en las Revistas Poética y Decires.
Actualmente colabora en la Revista La Avispa



Desplegables:


TRIP 1: Acerca de la pregunta y el Acaso.
TRIP 2: Absurdos y otros manjares.
TRIP 3: Introaspect.
TRIP 4: Psicodelia Preventiva.
TRIP 5: El Locazo de los Dioses
TRIP 6: Bar y Barrio

jueves, 25 de agosto de 2011

Personajes Olvidables (humor)

El Cacique Victoribio Pachamenti, probable autor de ¨Las Semillas del Imperio¨


Casualmente antecesor, cuenta el chamán en el Tratado Familiar La Supremacía Clem, que las tribus devenidas en Imperio, evolucionaron entre los siglos 5 y 7 después de Cristo. Conocidas como La Civilización Porreca, ocuparon las Alturas del Fumahuaca.
Bajo estricta economía agrícola -el monocultivo de la marihuaca- , intercambiaban el producto de la tierra con los mercaderes de la Cordillera por alimentos, vestidos, maderas y metales.
Asevera la Mitología Clem, que los pioneros en realidad eran un rejuntado de reos que expulsó la Civilización Tolteca y Olmeca; y que durante el éxodo a ninguna parte, oyeron la voz del Señor en los Andes, anunciándoles el camino hacia la Tierra Ocupada.
Entonces abrieron los Cielos y una caterba de ángeles homosexuales bajaron con una semilla cada uno, y señalaron las ciudades a fundar.
Inmediatamente después los ángeles se elevaron hasta desvanecer mientras caían plumas y alocadas carcajadas.
Entonces cada uno de los Iniciados guió por la cordillera a los reos errantes, con una semilla de símbolo. Cada semilla portaba el secreto de la magia, y cada tribu debía prosperar a partir de ella.
Y así sucedió, en menos de una década fundaron el Imperio que duraría dos siglos.
Al igual que muchas Civilizaciones, los Porrecas desaparecieron súbitamente, al parecer a causa de una fallida cocecha de marihuaca, hecho que los obligó a migrar hacia otra realidad.
Presuntos inventores de la Quena, instrumento que usaban, además, de múltiple tuquera durante las ceremonias; y el churro, especie de fritanga rellena con el maná autóctono.
Desafortunadamente el tiempo nos legó la palabra de Victoribio en un compendio de malos entendidos, con un lenguaje similar al lunfardo, y que fueran recopilados siglos después en contínuas sesiones espiritistas, donde la presencia del Patriarca dictaba los oficios grabadora mediante.


Victor Clementi

martes, 23 de agosto de 2011

Donde me lleve la mañana

El recuerdo
ese maniático océano fantasma
mucho de tal vez para leyenda
¿cuánto de verídico esfuma porque sí?

un verbo cíclico deshace el soy
en secuencias que aniquilan
y destellan mi otro yo

apenas descifro la nostalgia
peregrino del mismo aliento

¿cuán permeable es la textura
donde transcurro?

otra irresponsabilidad de la existencia
es atrever preguntas que inducen
laberintos próximos a sofocarse

el viento trae el viento lleva.


Vicius Clem

Teatro de un renegado 2011 plus

Teatrantes, Noche en vela y Juan Lavalle
El humo y la magia de la Historia

De todos los personajes históricos, Juan Lavalle es el más teatral, y era hora de que se lo reconociera así, como dramatis persona. Condenado irreversiblemente por el revisionismo, reconocido por la Historia militar como héroe sin tacha en el campo del honor, nítido en la vida y misterioso en la muerte, es difícil ser imparcial con él. Teatrantes, en su segundo opus contextual después de La razón de las bestias, prefiere el costoso equilibrio, ése que los historiadores rehúyen, colocándose a un lado o a otro del espinel. Al artista cabal le tocan estas proporciones, porque no se trata de ser dorreguianos o lavallistas, federales o unitarios. De hecho, las últimas palabras casi no se mencionan. El general Juan Galo Lavalle y Cortés está solo, su última noche, instante crucial en el cual la única compañera atribulada es su conciencia. Obvio, el artista ingresa donde no puede la Historia.
La razón carnavalizaba los episodios, también sin tomar partido, pero los intérpretes se vestían delante de nosotros, interactuaban con la gente, no dejaban de mostrarse, deícticos, sabiendo que representaban. El equipo avanza un paso en su concepción estética y ahora escribe a tres manos –Leo Rizzi, Cecilia Martín, Mónica Arrech—y transfiere el trabajo escénico a otros. Siempre les basta una compañía de cámara (tres actores) y la mudanza de máscaras, de modo que cada cual adopta los diferentes rostros que asaltan a Lavalle, detalle deliberado: todos son en el fondo uno en la memoria atravesada del General emboscado. Claro, la Delfina-José Rondeau-Pancho Ramírez (La razón…) dirimen sus diferencias en un territorio que recién empieza a escindirse, y Noche en vela sucede veinte años más adelante, sobre el país diseñado por los ganadores –hasta que otra voltereta los vaya a desgarrar en la próxima década.
El humo de las velas y el hornillo impregna la sala. Trastos mínimos y espacio claustrofóbico, el estilo Viviana Ruiz, encargada de la dirección. El muro de lienzo, perfecta alegoría. Grietas, palidez, los semblantes dibujados en él de Rosas, Damasita Boedo, Dorrego, Del Carril, como si la cal los exudara. Dijimos que Teatrantes avanzaba. Por primera vez apela a la magia, y no es metáfora. Sumó la experiencia del mago Alan para insuflar más irrealidad a la pesadilla. Los actores desaparecen literalmente bajo una manta y al alzarse el trapo cambian de identidad, de la nada surge una llamarada, Dorrego flota en el aire antes de volar del escenario. El pasado irremediable, el presente crispado y el futuro infernal se conjugan sin costuras y sin aliento, mientras Lavalle no duerme y lo acribilla la culpa y el delirio. Ficción pura enredada de verosímiles. Nadie testimonió ese final y los dramaturgos deciden no elegirlo. ¿Hemos de creer en la bala que se coló a través del ojo de la cerradura y le cercenó la garganta? ¿Fue Damasita, falsa enamorada, que así se infiltró entre sus filas para vengar a su hermano, cuyo verdugo habría sido el General? ¿Se suicidó Lavalle, atormentado y sapiente de que lo traicionaron sus mismos instigadores? Poco importa. El debate no les pertenece, y sí la dramaticidad interior del individuo en su propia tragedia cuando dialoga con sus sombras.
“Las armas se cargan de tinta”, trasciende Del Carril, de paisano. En la misma carta que seduce a Lavalle de matar a Dorrego sin juicio sugiere que el texto sea destruído; el General, en un rapto de lucidez, la guarda. El encuentro con Rosas condensa el cinismo de los ganadores y el realismo de quienes combaten. “Veo hambruna”, asiente Lavalle. “Yo veo gente trabajando, hacendados, riqueza”, retruca el Restaurador, triunfante. Junto a Dorrego se ríe, como si hubieran vuelto a la juventud compartida, previa a la guerra civil que iría a separar, inconciliable, a gente prácticamente vecina. Una carta repetitiva queda esparcida en el suelo, igual que la atomizada nación en plena contienda de intereses y ambiciones.
Pedro Benítez encarna un General ciclotímico, espasmódico de conducta, según el interlocutor, la ira, la resignación o la impotencia. Distintivo en cada protagónico, le toca al fin un trágico completo de elenco –Gurka, recordemos, era el trágico unipersonal-- y lo empuña con la probidad acostumbrada. Marcos Moyano da otra lección de versatilidad, desde el burlón Del Carril al pragmático Rosas y el melancólico Dorrego, que bien puede surgir del Purgatorio o de la simple memoria. Daniela Silva (la Llorona; la legítima de Lavalle, Dolores; Damasita) cierra el triángulo con exactas y breves intervenciones.
Párrafo aparte merece la escenografía de Leticia Pereyra, fija a la austeridad del tema pero también a la estética del Séptimo Fuego. La vestuarista Arrech ya es un referente central en la especialidad para cualquier emprendimiento del teatro independiente. Federico Moyano estira una vidala pensativa, como musicalizador, intersticial al largo lamento del perdedor en su fuga de perseguido.
Noche en vela, obra ganadora además del concurso El Teatro y la Historia, aporta en los dos sentidos: reconstruye imaginando, re-presenta los hechos en un ejercicio de probabilística, relata sin juzgar. Ojalá Teatrantes continúe este camino silencioso y espectacular.

Gabriel Cabrejas

sábado 27 de agosto 22 hs. Séptimo Fuego.

jueves, 18 de agosto de 2011

Suspensión

Llueve la tarde
cae el tiempo detrás del vidrio
las chicas coquetean por los charcos
evocan indecisas cadencias de rayuela
cuando las vainas del sol
flotaban en sus trenzas

el hueco del recuerdo desviste cielos
con la pausa de quien abusa eternidad

ellas suponen a la muerte esquiva
otro simulacro que ahorcó la costumbre

ellas salpican fuego incoloro
en el laberinto de un poema

dios es un robot que bebe sexo.


Victor Clementi

miércoles, 17 de agosto de 2011

Cinencanto 2011

Tres veces Woody Allen
La frustración y la aventura

No es Harry Potter, pero sigue haciendo magia, y no usa la varita para vencer a Dumbledoor sino que, aún octogenario, se las arregla para sacar, cada vez con menos trucos, nuevos conejos de la vieja galera. Exiliado voluntario de Hollywood, la mejor decisión de su vida, el neoyorquino, de los pocos que quedan haciendo cine de autor, sigue en pelea, con suerte desigual. Vamos de menor a mayor.

No conocerás a nadie. Harto de no conseguir financiación en un submundo que sólo reconoce taquilleros, y demonizado por esas moralinas hipócritas de su país acerca de curtirse a la hijastra, Woody Allen es un fugitivo en Europa. Ya lo presagiaba Hollywood Ending (2002): la historieta de un director al que todos consideran have been y había filmado totalmente ciego –crudelísima metáfora sobre el estado del cine yanqui, si los hay—y termina tomándose un avión a París, donde los críticos todavía son capaces de descubrir la perla en la ostra más cerrada. Dos largometrajes después (Anything else/La vida y todo lo demás, 2003 y Melinda & Melinda, 2004), ya se instalaba en Inglaterra y salía Match point (2005), que, aunque repetitiva, se juzga de las mejores suyas durante su última década. Canguro entre Gran Bretaña (El sueño de Casandra, 04), España (Vicky Cristina Barcelona, 08) y Francia (Medianoche en París, 11) y de la tragedia a la comedia, el Pequeño Gran Cineasta busca, y encuentra, las obsesiones que parecían interrelacionadas exclusivamente con Manhattan, y, turista comprometido, universaliza su mirada de entomólogo en psicologías urbanas. Si los maridos y esposas anteriores eran víctimas de su fisgoneo tierno y feroz, ahora Allen quiere demostrar que se hallan en cualquier parte; que ya provecto y lúcido le queda ser misántropo y desengañado en el género serio, y todavía optimista sobre el individuo en el semicómico, siempre que éste sepa realizarse como él, rompiendo las convenciones y el destino.
Su último recreo en la Gran Manzana se llamó Que la cosa funcione (Whatever works, 09), una especie de auto-antología poco exigida, cuya originalidad más pronunciada consiste en su actor, Larry David, a la sazón guionista de Seinfeld y ahora un renegado violento y nihilista que, vía juego de opuestos, deslumbra a una jovenzuela pueblerina recién llegada a la ciudad (Evan Rachel Wood). La filosofía negativa de Boris-David es la del director en sus peores momentos –incluso le habla al público; el happy end un inexplicable reblandecimiento, demasiado incoherente, visto un personaje que destila rabia y no apto para mudanzas tan bruscas. Curioso que Boris enseñe ajedrez, lo mismo que hace su creador, o sea, cambiar de movida usando idénticas piezas.
Y así, You will meet a tall dark stranger, (“encontrarás al perfecto extraño”, mejor: al extraño perfecto) o Conocerás al hombre de tus sueños (2010) no avanza mucho en la filmografía, al contrario, regurgita la cena de anoche, en el puzzle de espejos rotos que más le gusta, o sea, un rearmado de piezas usadas. Veamos. Gemma Jones (Helena), recién divorciada de Anthony Hopkins, consulta a una tarotista –Mia Farrow en Alice (90) caía en el ocultismo—y corre a contarle a su hija Naomi Watts, experta en galerías de arte y mal casada con el escritor frustrado Roy (Josh Brolin), típico intelectual de Woody, tironeado entre las dudas sobre su talento y la salvación a través de un nuevo amor, aquí la vecinita de enfrente, Freida Pinto, la actriz hindú de ¿Quieres ser millonario?: vuelta de tuerca a Celebrity (1998), por citar otra. Watts-Sally, claro, es otro modelo calcado: independiente y conflictuada consigo misma, exitosa en lo suyo pero infeliz, que se enamora de su jefe (cara de nada-ninguno Antonio Banderas), esta vez sin esperanzas. Disfrutable en su mutuo abismo, la pareja del pendeviejo Alfie (Hopkins) y su minaza otoñal, Charmaine, puta de oficio y trepadora al que él lleva un cuarto de siglo (Lucy Punch, onda cabezahueca aunque más cínica e igual de mersa que Mira Sorvino en Poderosa Afrodita, 95) y con la cual insiste en ser su Pigmalión. Bien conducidas, las discusiones, tan de Maridos y esposas (92) que tensan Roy, Sally y Helena, confirman por enésima vez la habilidad intacta de Allen a la hora de exprimir al máximo actores que en otras manos se mueven de memoria. Conocerás pulsa el drama y no la farsa, así pues ningún personaje llega al final feliz excepto Helena, mientras los demás quedan en suspenso. Las sesiones mediúmnicas en algo recuerdan las del propio Woody en el episodio de Historias de New York, Edipo reprimido. Redondea mediante una reflexión de Shakespeare bastante descolgada: “la vida es sonido y furia y no significa nada, pero Helena entendió que las ilusiones son a veces mejor que la realidad”. La reflexión acerca de la muerte, saliéndole al cruce a Roy en forma inesperada, pretende inyectarle algo de trascendencia a un intríngulis que hace agua y parece haberse cosido a parches.
Se trata, en fin, de un texto ocioso, inútil: no agrega un ápice al corpus y hasta se lo nota cansado, solamente transportado de contexto, disfuncional. Un Frankenstein de piezas probadas que resoldadas, no alcanzan a resucitar en cuerpo.
París, de fiesta móvil. Allen descubre, o redescubre, la cité lumière como únicamente él: un catálogo de paisaje pluvioso y utopía histórico-cultural consumada con los ojos del turista intelectual y los deseos cumplidos del exiliado.
El director ama París –¿quién no?—y ya le dedicó un primer acercamiento en Todos dicen te quiero (1996), pero aquí el basamento es un viejo relato, “Memorias de los años 20”, incluído en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura. A través del cine, como lo hiciera en La rosa púrpura de El Cairo (1985), consigue lo que muchos soñamos: viajar físicamente a los años dorados de la noche parisina, cuando se congregaban dentro de su moveable feast todos los artistas de la vanguardia, presente y futura, del siglo veinte.
Gil Pender (Owen Wilson, la cara más americana de la filmografía woodyana) es un bien remunerado guionista de cine, y como cuadra a una criatura de nuestro autor, alguien que sin embargo anhela ser un escritor serio y reconocido. Está a punto de casarse, y su novia Inez (Rachel McAdams), la arquetípica rubia rica de hotel cinco estrellas. Se comprende la necesidad de Gil por fugar del ambiente: suegros republicanos recalcitrantes –el padre de ella odia a los franceses desde que criticaron la invasión a Irak, no bebe tintos si no son de Napa Valley—,un inglés pedantón que hasta corrige a las guías de turismo y sale siempre junto a la pareja (Michael Sheen), la fiancèe histérica de cocteles, vernissages y shopping. Cuestión que una noche, Gil se queda solo en una ochava empedrada y aparece un auto de colección; lo chistan los pasajeros, y sube… El viaje en el espacio se transforma en cápsula del tiempo. Sus compañeros de parranda, Hemingway, Francis y Zelda Scott Fitzgerald, Alice Toklas, Cole Porter, Gertrude Stein (Cathy Bates, quien accede a leerle el manuscrito de su novela tantas veces reescrita), Dalí (Adrien Brody en un delicioso cameo), Cocteau, Josephine Baker y la amante de Picasso y Modigliani, Adriana (Marion Piaf Cotillard, frágil y sensual), que, a pesar de amable interlocutora, tiene su propio sueño: teletransportarse al Moulin Rouge de las bataclanas, Toulouse Lautrec y Gauguin.
Allen no rehúye el cliché absoluto: Hemingway siempre perora sobre masculinidad y coraje, Dalí es la caricatura ególatra, Fitzgerald sólo sufre por Zelda. Es un descenso al cielo cabal, un síntoma de la desubicación final del autor de su tiempo concreto, y también, quizás nunca de manera tan acentuada, un manifiesto de su profunda aversión a lo americano, dada esa visión poco menos que tenebrosa de la burguesía de origen. Sin quererlo, Woody obtuvo con Midnight at Paris un triunfo de audiencia oceánico, del que casi se había olvidado. Y le queda rollo para burlarse de su invención: el detective que contrata el suegro se pierde asimismo en el laberinto temporal y termina en la corte de Luis XIV, y Adriana abandona a Gil luego de acceder, como lo deseaba, a la belle epoque. En el Pont Neuf un último encuentro amoroso libera a Gil de las ataduras finales.
París idealizada, sí, el cineasta se repite, aunque ahora avanza un paso. También Alvy Singer, el protagonista de Manhattan (1979) era libretista, como novelista el de Celebrity, y a su modo Medianoche continúa el relato de Hollywood ending, el éxodo del artista de California a la dulce y tolerante capital de Francia; el retrato de Gil es una superación del traumatizado Deconstructing Harry (Los secretos de Harry, 97); el aura fantástica filtra el método de Alice y Scoop (2006); la celebración de la bohemia trae relentes de Sweet and lowdown (Dulce y melancólico, 99). Intelectuales ansiosos de vida y mujeres incómodas en ella podría ser la fórmula sintética del cine de Woody Allen.
Un film de rara belleza política, sutilmente incorrecto. Con la peor debacle sistémica desde la Segunda Guerra, América y Europa delante de su cámara no tienen mejor refugio que la sublimada nostalgia.

Gabriel Cabrejas
gabcab2003@yahoo.com.ar

jueves, 11 de agosto de 2011

Anamnésico

Sumiso a los caprichos del Cielo
algunas energías secuaces visitan,
una luz vidente scannea mi origen
entre hilos que asumen apariencias.

Aprendíz de vagabundo
susurro el púrpura asesino
en la piel exacta,
me decido aire que juega círculos.

Luego de Efigies iniciaré otro mundo
haré enjambrar sortilegios
con influjos poéticos
abriré cada abstracción
cada axioma oculto
en la conciencia convicta.

Jamás vuelvo al mismo cuerpo
sin embargo, une efluvio en mi savia
simplemente recuerda.

Vittorio Clementi

Laburantes

a Homero, de Viejas Locas


hembras madrugadas
con olor a sexo obrero
y pudor en cuotas
hembras por la vereda sin dientes
de charco en charco
al diploma de barrio

¿cuánto hijo partió de puro desnutrido?
¿cuántas vendieron la orquídea de sus labios?
¿cuántos dealers y mascotas del consumo?

cuantos y cuantos sangran sólo un número
ellas lo saben, así nacieron:
la vida es una chirola breve.

(en lo posible escuchar el tema sugerido)

Vicius Clem