seré el presunto asesino
de todas las mujercitas
que me humillen con su belleza,
actuaré de bestia
para ultrajarles rincones,
una sanguijuela en sus labios
verlas obliga a latir
propina doble a los sentidos,
vampiro de esa estética inasible
deseo rociarlas con nieve de mi vértigo
y corretear los zaguanes de su piel
hasta oscurecer
fetal
en otra orilla
a salvo de mí.
Vittorio Marcelus
sábado, 13 de diciembre de 2014
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