martes, 26 de junio de 2012

Morir es una mala palabra

Me dejó tirado nomás, todo muerto, ni un pedacito de vida, ni una flor para que comiera después de muerto.
Muerto y solo me dejó, ni una piedra para hacerme companía, tirado ahí, sin compasión, asqueado con la idea que vinieran insectos a comerme, oliendo mi propia podredumbre descompuesta en colores.
Un esqueleto sucio dejó: solo, sucio y todo muerto, para irse a morir sola, lejos, pulcra, casi un recuerdo por anticipado.
Supongo que ya habrá muerto de tanta ambiguedad, eso de morir separados, creyéndonos únicos, sin la humanidad de olerle la muerte al prójimo.
Mejor morir solo, para mí solo, sin que observen, sin que lastimen.
Y de una sola vez, otra vez, solo, a través de algún tal vez..

Victor Clementi

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