Aún en la tempranósfera
segundeo la escarcha que desova rocío
luego enciendo esas gotas con luciérnagas dormidas.
El Cielo acurrucado en una parábola.
Deseo estrujar algunas nubes
para saciar aljibes,
ocultarme en las alforjas de la Noche
hasta el último vampiro.
Entonces advierto la respiración de lo oculto
que fluidece en las hélices del Tiempo
y así vagar como una luz que sondea espejos.
Vittorio Marcelus
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