avenidas y avatares
calles sin nombre
umbrales incorpóreos
distancia que anestesia
drogándome con noches superfluas
drogándome dulcemente con una canción
hijo de tumbas extranjeras
de turbas y turbantes
transcurro el aire minado con símbolos
atribulado por tribus urbanas
por caciques sin código
por chamanes tóxicos
que sólo irradian sofismas
en su propio desierto
empecinado en mí sólo en mí
imploro una musa desechable
para refinar fantasías
igual a un Mandrake en fuga
contrabandeo ideas desde algún pórtico
insaciable víctima del azar
pasajero de la lluvia entonces
meciéndome en las pléyades de otoño
vagar en la tersura de los sueños
para dormir el vino
y no dilapidar promesas olvidables
en una mañana que diluvia voces
ecos un tanto mutilados.
Vittorio Marcellus
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