miércoles, 18 de noviembre de 2015

SER o ESTAR

Un día desperté con una sensación extraña. Lo raro ocurrió frente al espejo. Me vi gordo. Estaba gordo. Era gordo. ¿Era o estaba? Había una importancia filosófica muy grande en la elección del verbo. Mientras el verbo estar abría un futuro posible de flaco el terrible verbo ser me condenaba a un porvenir inamovible de gordura.
Claro esta que hacía años que pesaba 140 Kg pero nunca me había sentido gordo. Tomé la decisión política de adelgazar.

El yoga no me ayudó, supuse en seguida que mis chakras lo impedían por estar  profundamente hundidos en la grasa.


Entonces recurrí a lo más confiable de la sociedad moderna: la tele. Tomaba tres veces por día pastillas de Reduce Fat Fast con un vaso donde había diluido Amerilab Siluet efervescente. Si cada uno por su cuenta era efectivo que no haría la mezcla sinérgica de ambos. Pero lo único que conseguí adelgazar fueron mis cuentas bancarias.
Decidí luego darle otra oportunidad a la TV. Los aritos magnéticos adelgazantes me apretaban y me dejaron la orejas a la miseria, la pulsera magnética no cabía en mis anchas muñecas.
Hasta que encontré la panacea (busquen en el diccionario). Las plantillas adelgazantes, otro de los maravillosos adelantos modernos. Uno debía calzárselas y caminar unos 20Km por día. Bajé de peso aunque me sentía algo cansado. Y bueno, el método algún inconveniente tenía que tener, no era la perfección absoluta. Pero como no hay mal ni bien que dure cien años un día sucedió una tragedia ¡perdí las plantillas! Probablemente fueron a parar a la basura ya que removí, obsesionado, toda la casa y nada. Esa búsqueda frenética me hizo adelgazar aún más. Y luego el servicio telefónico me informó que no las vendían más, el gobierno las había prohibido ¡ahh seguramente presionaron dietólogos y nutricionistas porque se les acababa el negocio! Recorrí toda la capital por si quedaba alguna plantilla y no había en ningún lado. Y seguía adelgazando.
Entonces me di cuenta, me cayó la ficha: ¡También funcionaba el caminar pensando en las plantillas! Así continué caminando mis 20Km diarios con la mente ocupada por las plantillas y adelgazaba feliz.

Tiempo después entré en un negocio a preguntar por las plantillas, más por nostalgia que por necesidad, y la vendedora me preguntó para quién eran ¡ya nadie me veía gordo! El verbo estar había derrotado al verbo ser.

Sergi Puyol i Rigoll
gsolaiz@gmail.com

No hay comentarios.: