Mis pensamientos son hordas vacilantes
a veces poéticos
siempre bajo la hipótesis
del humor que circunda
entonces me acobijo dentro,
morrongueo en las esporas del sueño
y el silencio encandila
en el vaivén de la quietud,
unta mis heridas con caricias invisibles
en la narcosis de la sombra
apenas titilan mis párpados
gránulos que navegan espontáneos,
seres que destellan y orbitan recuerdos.
sé que todo morirá en el diminuto escenario,
sé que cuanto compongo es fantasía
susurrada por musas que erotizan
al instinto hasta esclavizarlo
y me debo a esa limosna,
la palabra que no encuentro.
Vittorio Marcelus
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