La taberna drena un tango
apenas legítimo
avalado quizás por íconos ebrios
a la espera que la noche muera en su nariz.
Jala un barrio bandonéon
el zaguán de novias truncas.
Una moneda más tarde
aduje sol y me pobló la brisa
rompí el hechizo
y me hallé sonido.
A veces me cobijan los arrogantes
símbolos del amanecer.
Juego a las sombras
influjo de Afrodita.
¿con esta pereza hasta el hartazgo
que será de mí en próximos letargos?
A veces confirmo por la mañana:
"hoy es un excelente día para morir
bajo este sol alguien me recordará"
Victor Marcelo Clementi
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