Cansado de roer escaramuzas
presumiéndome profeta del adiós
aprendí que los huesos jamás fueron sabios
siguen el protocolo de la tierra,
ecuménicos bastardos lamiendo sombras
los huesos juegan con la piel
tutean con arrogancia los límites de dios,
a veces recorren monstruos irredimibles
manos asesinas que amanecen huérfanas
entonces el instinto gotea plegarias a la carne
los huesos son y serán un preludio del tiempo
murmullo que incita la somnolencia eterna.
Victor Marcelo Clementi
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