Hay muertos viralizados a los que muchos envían poemas. Y está bien.
Yo me ocupo de los que no tienen voz, de los desamparados. Los olvidados de siempre.
Las mismas aguas que rescataron a Moisés
hoy ahogan niños desterrados por el hambre
obsesión de paria por sentirse pan
criaturas de sueños errantes
el niño inverso, con labios huérfanos
que nunca asistió a esa escuela de pan
y aquí en Occidente bajo esta gula carroñera
abundan lágrimas burguesas
al ver esos cuerpecitos flotando
tan lejos de los ojos verdaderos
si tan solo pudieran abrevar de esas lágrimas
saciarían la sed que supieron navegar
y estarían juguete.
Victor Marcelo Clementi
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