Su abnegada madre lo llamó:
–¡Iosac trepni colnat Brekor! Iosac trepni –cacareó desde la casa de enfrente.
–Nesbil atok –dejó resbalar el chico fastidiado.
–¿Nesbil? –la progenitora le repite burlona–. ¡Crumesat butpek! –martilleó las consonantes-. ¿Culveti orseniak? –adivinando lo peor.
–Kesnat –respondió culposo el pequeño.
–Encapet sorko adai. ¡Encapet! –tronó la madre moviendo los brazos hacia los lados.
–Sucumdet –viboreó por el pasto del terreno la palabra del futbolista abandonante.
–¡Unvek rosorpi enplenit Brekor! –le vomitó un chico moviendo un brazo hacia arriba y escupiendo luego como acompañando la frase.
Sergi Puyol i Rigoll
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