Me escribe Patricia
una rea como le nombran en las películas yanqui
-en los subtitulados que se lee cuando no se "entiende" el idioma-
una mujer que conocí cuando fui a la cárcel
no a preguntar porqué sino a decir para qué
hoy me escribe contándome lo oscuro del vacío qué
nadie sabe lo que es estar entre rejas
24 horas con el tiempo terminable interminable
aplastando lo irritable, la pena, la apatía
de esas horas que antes escaseaban.
Ella que cuando la vi y la abracé
porque reconocí que era una mujer igual que yo,
como tantas; una mujer que se ríe nerviosa
ante la noticia que va a ser abuela
sabrán aquellas histerias, si el rostro del nieto
hoy imaginado, emigrante lejos de otra historia
podrá remar abrazado a su corazón joven.
Ella me escribe diciéndome
que nadie sabe lo que es la cárcel
ni lo imaginan.
Y pienso en el Carlos, ¡que tanto quiero verlo!
pero hoy me habla detrás de otra cortina
una cortina negra, fragmentada por el éter
de la enfermedad;
desde la reclusión de aquél hospital veraniego
en el que quiero pensar que podrá hacer golondrina
y volar algún día hasta mí.
Y pienso en la Margarita, que desde allá, en la Cuba
aquí, hoy, por estas fechas del modernismo
días de abriles del año 2009
donde dicen que hemos matado con la negritud
de las acciones a los tiempos esclavos
y sin embargo con la arenga de ser todos juntos,
todos iguales, en cada uno, uno
y no puede salir de la isla para remontar en esta isla
mía tan mía, aquí en donde vivo los caballos salvajes.
Aquí en donde vivo, harta de miserias, con el dengue
matándonos como la plaga del egipto nuevo
con el insecto del mal del hombre, del desgano, de la apariencia,
del fraude, chupándonos la sangre hasta morirnos
sin ninguna prevención, porque el burdel desde donde el poder
proclama, está pura joda que joda
mientras los otros burdeles, los del placer aparente
cada vez más poblados, sumados por las niñas, otros
allá donde se llenan a empujones del hambre y la miseria.
Aquí desde esta otra orilla, con la libertad precaria
con el tintilineo de las otras campanas
con la guerra, guerrilla de guerrilla, empuñando al hambre,
la angustia, la desolación y la violencia
aquí siendo apedreada y una vez más por ser la puta del pueblo
aquí mendigando en cada iglesia donde el hombre dejó de ser iglesia
pidiendo la limosna de un cariño, masticando el paco porque es más barato
que la leche de una mamadera; quién nos dará consuelo madre!
Madre, rompiéndote los puños golpeando cada puerta de hierro donde pedís trabajo
de planchadora, lavandera, pasar los pisos, limpiar la mierda donde los ricos cagan,
de lo que sea! Y el sea, no será nunca vieja!
Aquí, yo esta rea, fusil de la palabra en mano
atrincherándome de todos los manicomios,
de los que caminan fuera,
porque hay más loco exiliados que los que se guardan
muchas veces encadenados, dicen que son "peligrosos"; y afuera, también dicen
que nos gobierna una presidente que nos lleva por el bipodestino.
Cielo e infierno/ cárcel y delirio, será lo mismo?
Por eso a Patricia, le traigo lo que llevo: la salvadora
Chirlo y más chirlo para que ella escupa y suelta lo diga:
No existen cárceles que no puedan ser burladas con la palabra.
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1 comentario:
Muy bueno, pero muy bueno. Rerquetebuenísimo.
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