viernes, 26 de noviembre de 2010

Ni policía ni ladrón

Versión Preliminar. Sujeta a desbarajustes.

Y yo que suponía jactancioso que mi primer barrio era ciencia ficción...
A pesar de tener algo entrenada la capacidad de asombro, lo que sucede es intransferible.
Que un guacho de 14 te habilite un faso y el de al lado dos lillos porque llegaste tarde al maneje, NO TIENE PRECIO...
-Ta todo bien Victor...
Los conozco de guachitos, nacieron y mamaron barrio. Vieron a los hermanos o a los viejos haciendo revoleos en la esquina, juntando para la birra o invocando a la moneda con dos secas para hacerle trampas al destino...
Son las divisiones inferiores que piden cancha a gritos. Y a veces nos empujan.
Entrenan, prometen, ya se recibieron. Sentados en el cordón durante horas, entre pasillos en la humedad de las dos de la matina.
Ahora hacen manejes con los más lungos, aprenden a caminar las orillas, la genética de la calle.
Aprovechan las migas que les deja la vida.
Cómo olvidarla, cómo olvidarla, si se llevó de mí lo mejor..


2

Caminar por la cornisa entre lo mágico y el delito, es toda una ecuación metafísica.
La última frontera, el más allá, vórtice, umbral, lo que te plazca...
Cada milagro deja su resaca.
El karma mandó preso al pagadios.
Remanente, residuo, mochila, lo que te plazca...
¿O será que la magia conlleva necesariamente lo oscuro y marginal que dios nos dio?
La puta pendularidad que a todo atañe.
Ni fu ni fa, que sí que no...decidite, hermosa..
Productos de una cultura reduccionista, sólo nos resta la disquisición.
Hasta que el espíritu nos abandone.

3

¿Cómo es posible que una esquina junte a 4 generaciones viciosas?
¿Qué libro, qué mesías lo predijo?
Nostradamus ni la vió...Que se dedique a hacerle hosróscopos a la Para Tí, gil...
Ahora la cosa es más específica, tenés que aprender psicología barrial. Ya la social fue, es muy amplia, muy ambigua.
Tal calle, tal esquina, tal historia...
Acá Pichón Riviere no se chamuya ni a las viejas.
O como esos gansos que con aire emblemático, profetizan: Nada es casualidad, todo es causalidad...para develar puerilidades. Y lo más repugnante es que le ponen un acento oracular, ni que hubieran descubierto petroleo.
Acá ni de lejos.
Acusar a todo de causístico es casi una inocencia sobrenatural
¿Cómo es posible interpretar, y menos aún cosificar, millones de causa-efecto simultáneas y evolucionando?
Sería ponerle otro nombre al Silencio.
Pretender conjugar la carambola Eterna es una desfachatez existencial.
El berretín de los giles.

continuará...

Victor Marcelo Clementi

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