Luego de recitar unas 90 veces el mantra de Ricky Martin:
1,2,3 un pasito paelante María
1,2,3 un pasito patrás...
entré en un estado eufórico compulsivo superior al éxtasis, así que manotié a la primera morocha del camino y me arrojé al bailongo...
Boom Boom! dando media vuelta
Boom Boom ! otra vuelta más...
Y así, entre fascinaciones curvas, impregnamos nuestros resquicios con néctar instantáneo.
Muévete mamita que me vuelvo loco...
Hoy que los gatos lloran la memoria de Egipto, me pregunto cuál es la temperatura de la nostalgia.
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