He aquí la historia de una servilleta muy vieja, alguna vez bosquejo en uno de esos bares, manchas con sabor a misterio. Pero durmió un siempre en el libro que me acompañó esa noche y jamás leí, sólo esa noche para confinarla definitiva.
Y es posible que el terror al abandono le diera casi vida. A ella, la servilleta anciana, señalador del exilio y al libro que no recuerdo:
" La anciana pedófila rapta niños y niñas, promete chocolate, jueguitos de internet, bien pornos, la anciana atrae, seduce con su carita pedófila, con un solo diente, las niñas aceptan, los niños también para recordarlas y masturbarse veinte años luego en el baño de una oficina pública que recibe denuncias de abusos infantiles, la anciana lame el ano de los niños, saborea pezones niñas y acaba, y acaba, y acaba sapos y culebras, la anciana crece dientes feos, colmillos de azufre, arranca y arranca sangre sin menstruar, la anciana le arroja los huesitos niño, las costillas niña a los dragones inmundos del patio, y en eso la escoba aúlla, ya casi no escucha: barré bien vieja puta que ya manchasste el libro con lascivia increada...."
Marcel Nasif
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