martes, 21 de octubre de 2014

Regreso al silencio

Tal y como fuese predicho por tantas películas de horror, la humanidad fue afectada por el virus zoombie. Aparentemente las cepas originarias provinieron de unos monos carnívoros que, en su deseperación por encontrar alimento, mordieron a un hombre que luego esparciría el mal.
La causa fue detectada tarde, la infección se diseminaba de manera incontenible. El planeta entero sucumbió: el contagio fue irreversible. A punto tal que los cuerpos enfermos, mutilados, aún proclamaban vida,  masticando todo lo que oliese a sangre. No quedó carne sin contaminar; primero los hombres, luego los animales, hasta acabar con los organismos sanos.Y la masacre continuó entre ellos, los pestilentes, devorándose entre sí.  Pocos quedaron, apenas unos cientos en todo el planeta ya sin comida. Sólo permanecieron plantas que al ser mordidas mutaban en carnívoras, y que lentamente comieron a los engendros sobrvivientes.
Hoy el planeta es puramente vegetal, no hay insectos ni alimañas y menos aún seres humanos. Esta vez la extinción fue efectiva, la cuasi masividad que otrora eliminara gran parte de la vida ya no dejó vestigios de su peor depredador. Al fin la naturaleza podrá soñar sin soldados, sin armas, sin fronteras, sin venenos que contaminen su piel. Y el hombre será pasado.

Victor Marcelo Clementi

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