hibernar en un recuerdo
quedarme en él
adivinar la cintura de la noche
oler sus pechos ebrios
evocar lo salvaje
hasta lacerar los guardianes
que interrumpen la pasión
hoy es río, las cavernas lloran
apenas unos labios en la roca
supieron tallar silencio milenario
códice que reaviva mi espera
hija del hambre
que nunca dejó de crecer.
Vittorio Marcelus
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