Siento escurrir mis días hacia la última estación
no alcanza con ejercer el derecho a pensar o sentir
viajo silencios en un tren con una dama llamada ventanilla
que permite apreciar las entrañas del paisaje.
Me siento una marioneta esquiva
latencias que simulan descreídas.
Todos los caminos conducen al sepulcro
donde no hay tercer día
el único milagro será la memoria
de algún presunto testigo que me invoque
un acto de compasión del Universo conmigo.
Victor Clementi
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