Lo que pocos saben es que Espilber fue científico antes de consagrarse como director de cine. A punto tal que inventó la Máquina del Tiempo para viajar al pasado y modificarlo, bajo intereses puramente cineásticos. Hollywood por aquellos años estaba hastiado de copiarse a sí mismo, urgía un cambio visceral e inmediato. Entonces fue allí que nuestro héroe Espilber intervino para rediseñar los sucesos bíblicos y convertirlos a futuro en las películas más taquilleras de la historia.
Absolutamente todo lo que narra el Viejo Testamento es falso; mejor dicho, es producto del genio visionario de Espilber.
Además Espilber confeccionó otro de los tantos Evangelios Apócrifos, polémicos si los hay, lamentablemente rechazado en el Concilio de Nicea. Parece que el marketing imperante en esos tiempos, ejercido por un monje en ascenso: un tal James Cameron, influenció en la voluntad del Papa para manipular los hechos del Nuevo Testamento. No obstante se conservan unos pocos manuscritos de Las Aventuras de Indiana Krishna en el Tibet, guionado por Espilber, junto a otros títulos fallidos para el celuloide.
En la actualidad permanecen en litigio los Derechos de Autor de semejante blasfemia.
Victor Clementi
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