Y jugando al como sea, pertenezco a ese arcano de barrio lleno de milagros en lata y baldíos donde moran desterrados de otros mundos. Así fue mi infancia, una pelota de trapo y a divagar con las galaxias.
Me necesito vulnerable. Sé que existo agujeros en el aura, por allí filtran hordas de fantasmas y demonios. La Pacha nos devolvió el buraco, expuestos a las mismas radiaciones, hoy sufrimos desde la arcilla al preámbulo de huesos. Llevo el existir salpicado de tanto metabolizar dudas y culpas.
Asi me ve la poesía, con esa máscara -sospecho- siempre huidiza y vagabunda.
Entonces espero sus gotas, un colirio para el alma.
Víctor Clementi
21 de junio
21 de junio
1 comentario:
Me ha encantado. Enhorabuena.
Te animo a entrar en mi blog.
Un saludo.
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