dedicado a las musas aleatorias que de tanto en tanto incurren
un desorden aleatorio atreve mi poesía
una ráfaga de ideas atrapadas
en la red de los sentidos
en la partitura de mis dedos
pezones somnolientos la escurren
ella me deshuesa con susurros
estalla las vísceras, me colapsa
y la piel seduce al misterio
llevo sangre de palabras quietas
que resucitan al adivinarlas
brincan y empañan al silencio confidente
ella tiene voz caligráfica
dibuja cada sonido con pausas estratégicas
sin embargo (y a pesar de ella)
me considero un estúpido irrelevante
apenas poseído por un orgasmo huésped.
2
A propósito del poema (conclusión para reunir enemigos)
El riesgo de los talleres literarios (su adicción) es convertirse en un obrero de la palabra.
Y el peligro aún mayor es acabar siendo un asalariado de la creación.
De allí que existan poetas versus fabricantes de versos.
Demasiados escribas escasos de arte.
Victor Marcelo Clementi
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