Ya me dije, me maldije
cuando el silencio fugó
y quedé prójimo
con este síndrome de pasión
desarticulada
me volví nómade por dentro
de tanto abusar del hallazgo a lo perdido:
el paraíso, la utopía, aquella mujer...
dejé tantas huella en el camino
que mis pies quedaron huérfanos,
acaricié tanta belleza ilusoria
que mis manos volatilizaron
recordé hasta olvidar quien soy
viví muertes venideras
ahora soy un espectro, una intención
ahora me cobijo
en un testamento de parias residuales.
Victor Clementi
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