duro equipaje arrastrar estos huesos
que sólo lamen colores opacos,
lleno el aire de pulmones
ensucio la saliva con veredas
sabor a pus por el lamento cotidiano,
transeúntes convictos en crucifijos de espera
virtuales, casi zoombies
caminan la religión de los parias,
vampiros hemofílicos que no hallan donantes
vivo una ciudad decapitada
con eclipses bizarros
y eutanasias a priori
un color obceno fisgonea, empecinado
luego de pactar el alma
por el via crucis de la soledad.
Vittorio Marcelus
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