De tanto rascarse Ïcaro cayó del Cielo con las plumas chamuscadas. Dicen que los dioses lo castigaron pa que no curiosee tanto, vió. Y cayó en la chanchería de Don Betino. Cómo chillaban los marranos entre las brasas...Pero al pueblo le salió pichincha: comieron chancho por meses -Pa qué tirarlo- decían -Si el paisanaje anda hambreado- De carne y de mujeres, agregaría. Tanto es así que los gauchos empezaron a piropearse: -Qué lindos ojos Don Zoilo. -Te comería la boca chango o -Venga que le acomodo la bombacha negrazo- Le salían plumas a toditos che...Dicen que fue por la hormonas, que a Don Betino se le volcó la damajuana con esteroides justo en el alimento balanceado. No sé, el pueblo se vistió de rosa , adictos a la carne de chancho. Fue difícil ver a hombres rudos agarraditos de la mano, con un cariño raro. Y de tan agradecidos el pueblo entero ayudó a Don Betino a levantar un nuevo galpón para seguir empuercando, siempre dispuestos a hacerse una "gauchada"
Vittorio Marcelus
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