lunes, 3 de diciembre de 2018

Endémico

Siempre me reviso para detectar que idioteces cometí en público, qué mirada inoportuna deslicé sobre una diosa, cuántas imbecilidades presumí. A veces la adicción por hablar y actuar boludeces me infecta, soy su huésped, y no hay antivirus que la encapsule. No sé si es un un residuo de niñez el avergonzarme por las dudas. Quizás un estigma paranoico, o un acto de sensatez. Entonces recapitulo y rehuso desde ya próximas reuniones. Seré otro paria del anonimato.
No obstante el mundo fluye a través de mi ghost y debo compensar tal desequilibrio con alguna catarsis seductora. Pensaré en ella hasta que el momento me asesine. ¿quién es ella?  La ilusión es la única droga permitida en tanto no sucumba a una sobredosis de fe.
Ya agoté los pasajes al ridículo.Ya no me transformaré en un imbécil autoinmune. Ahora me sumergiré al autoexilio. No cometeré palabras sociales para no aparentar un eventual disidente. No expresaré emoción, apenas un saludo aséptico, un beso esterilizado, otro adiós en silencio.
Lentamente la muerte desprende su aroma. Urge identificarla, destacar esporas, antes que derrita en la esencia tribal.

Vittorio Clementi




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