No pasan muchos días sin que algún guacho aparezca todo roto: que se armó la goma allá, que tal lugar es re-heavy gato, bardo, botellazo y piante...
Los balurdos se entreveran en un mazo desprolijo.
Al Iván la yuta le reventó la casa, la misma yuta que le curró los capullos a Marianito, para luego venderlos o fumárselos en un recodo. Cuando no te llevan la guita que tenés encima.
La yuta roba más que los ladrones. Fueron entrenados para eso: prepotear y depredar, a veces para llevarle al Comisario, en este caso a un tal Enzo Gasparini, de la cuarta, un torturador...
-Tienen que juntar guita para las jerarquías de arriba-me dijo el boga- No te conviene denunciarlos en tribunales, a ver si lo estropean al pibe, le plantan un arma o falopa y fuiste...
Los allanamientos son verdaderos saqueos legalizados. La gorra no quiere fiscales ni testigos para rapiñar tranqui. Es la jungla, parte de una ecología barrial donde la violencia es el lenguaje común.
Así es la calle, así nos enseñaron: el que pega primero pega dos veces...
Arrebatá, bien de cayetano, total, igual estamos hasta las manos...
Nacimos orilla, la miramos de afuera.
continuará
Victor Clementi
jueves, 9 de diciembre de 2010
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