Aspira semen, no sólo cielo
luego sangre y demás fluídos,
bebe cuerpos sorbo por vez.
Sólo una cáscara de huesos
y vísceras resecas
huelan al animal en fuga.
Cruzo el escote de las fantasías
subyugado por un instinto cazador.
Pero ella esconde en la substancia,
demasiado etérea para nombrarla
cúspide de toda sutileza
tan imperceptible que ya la olvidé.
Victor Marcelo Clementi
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