lunes, 18 de julio de 2011

Literatura y Test de Rorschach

Es conocida la prueba de Rorschach, se muestra al paciente unos dibujos indefinidos para que responda con sus miedos, fantasías, obsesiones, rollos, rayes, en resumen vuelca lo que tiene en mente.

Según el gran ciego[1] un cabalista español dijo que Dios hizo la Escritura para cada uno de los hombres de Israel y por consiguiente hay tantas Biblias como lectores de la Biblia. Eso es exacto para cada libro digno de ser releído.Entonces tenemos cada texto diferente para distinto lector.

¿Qué aporte nos da el humor sobre este tema? Un facultativo interroga a un niño con problemas de conducta[2]. Lo encuentra obsesionado con el sexo. Le dibuja una raya vertical en una hoja y le pregunta que ve:
Una vulva[3] —responde el niño al instante y sin dudar.
Luego hace otro segmento vertical paralelo al anterior. De nuevo le muestra al menor:

—Dos vulvas —dice el niño más entusiasmado.

Entonces el médico dibuja una casita tradicional, techo a dos aguas, chimenea, jardín con plantas, caminito de entrada. Totalmente naif y convencional. Se lo enseña a la criatura:

—Una casa —y agrega con un guiño de complicidad al facultativo—. ¡Y adentro hay una pareja teniendo sexo[4]!
Ante semejante conducta el médico habla a solas con el progenitor. Le relata las respuestas del imberbe mientras le hace ver los dibujos correspondientes. El padre justifica a su hijo:

—También doctor, ¡sus dibujos calientan a cualquiera!

¿Cuál es mi hipótesis de filosofía barata?
Toda obra literaria, tal vez todo libro[5], funciona un poco como el test de Rorschach. El lector modifica la obra leída con lo que trae en mente. A veces hasta la mejora de manera ostensible creyendo ver valores y virtudes que el texto no tiene.
Louis Loity comete ese error como crítico al mejorar textos de Sergi Puyol i Rigoll inventándoles bondades de las que carecen. A veces este defecto lo perpetran críticos con escritores ya consagrados que si no lo fueran tratarían peor a sus textos. Por ejemplo buen examen sería que el crítico analice una obra de un escritor famoso sin saber el autor. Lo trataría diferente que si lo supiera.

El lector toma al texto como una especie de test de Rorschach, lo mismo sucede con una película, obra de teatro, etc.

Abelardo Festivo

Vivoratá, 2011



[1] Borges, okvio. Texto ¿Qués la poesía? de Las Siete Noches.

[2] Por ejemplo: un niño índigo.

[3] Reeemplazar por el modo vulgar a gusto del lector.

[4] Reemplazar por algún gerundio chabacano.

[5] Exceptuando la guía telefónica o la tabla de logaritmos.

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